Conflicto generado por aranceles no impulsaría la economía mundial
La dependencia comercial de Colombia a Estados Unidos es muy alta: el 30 % de las exportaciones van a ese país. Foto: Raúl Arboleda/AFP
Quizá el arancel sea el instrumento más clásico de la política comercial. Fotos: archivo Unimedios.
Colombia importa maquinaria y tecnología, lo cual tiene un impacto importante sobre la operación de la economía nacional.
Si la economía colombiana crece menos, la reducción de los recaudos puede ser mucho mayor, y eso agrava más el déficit fiscal.
Quizá el arancel sea el instrumento más clásico de la política comercial, y algunos lo consideran como un “instrumento transparente”, en el sentido de que es visible. El profesor Édgar Bejarano Barrera, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), explica que “este se incorpora en los precios de los productos que se importan, y en esa medida se sabe claramente que si un país impone un arancel a los productos, los precios aumentarán”.
Con respecto a por qué o para qué se imponen aranceles, el docente señala que “las razones incluyen proteger y estimular la producción nacional, y ese es el criterio dominante en el sentido de su uso”. Por ejemplo, se ha usado mucho en el desarrollo de los países del sudeste asiático y también en el periodo de industrialización de América Latina.
El experto señala que “cuando se quiere cultivar y fomentar, y hacer crecer una nueva industria, una manera es protegiéndola en sus primeros estadios para que genere las escalas, haga las inversiones, gane la competitividad y pueda ir al mercado internacional, momento en el cual la protección ya no será necesaria”.
Otra razón es la de movilizar la inversión extranjera directa para acceder al mercado del país que los impone. “China usó esta fórmula hasta hace unos años, y lo hacía con el objetivo de evitar el acceso masivo de competencia a su mercado y de motivar de alguna manera a que las firmas prefirieran hacer la inversión extranjera directa y atender desde ahí el mercado, ese gran mercado”.
Lo que está haciendo el actual gobierno de Estados Unidos es aplicar esta misma estrategia, pero quizá no le resulte tan eficaz, ya que “la tesis que maneja es que las empresas estadounidenses o de otros países que quieran ingresar a su mercado no lo harán fácilmente, porque les van a poner aranceles; él esperaría que más bien instalen plantas, generen empleo, creen valor agregado y paguen impuestos en el país, pero eso no es tan fácil”.
“Y una de las razones por las que no es tan fácil es porque si esas empresas ingresaran así al mercado de Estados Unidos, se enfrentarían al hecho de que los países que se verían afectados con esta decisión van a tomar represalias contra Estados Unidos, entonces, aunque ganarían allí, perderían posicionamiento en los otros mercados, que reaccionarían imponiendo aranceles”, señala el académico.
También se debe considerar que las empresas del mundo ya tienen hoy sus cadenas de valor, es decir todas las actividades y empresas que participan desde la extracción de una materia prima hasta la creación y comercialización de un producto.
El profesor menciona que “la mayoría de estas cadenas de valor están referidas a países como China y otros países asiáticos, y a México, o sea que la producción de un bien cualquiera se hace en muchos lugares del mundo, donde a la vez cuentan con un sinnúmero de comercios intermedios, lo cual afectaría a las empresas estadounidenses”.
Una de las razones esgrimidas por el gobierno de Trump es que el déficit comercial se relaciona con la deuda del país, y con la urgente necesidad de reducirla. Estados Unidos es el país más endeudado del mundo; en 2023 su deuda pública fue de 32.911.523 millones de dólares, que ese año superó el 122,3 % del PIB.
El profesor Bejarano se pregunta si en una economía que no es tan abierta, y en un comercio que no es lo que más pesa dentro del total del gasto, ¿será eficaz imponer aranceles para corregir déficits comerciales?, en su opinión, el Gobierno debe buscar explicaciones en otros factores, como por ejemplo en los programas de ayuda.
“Es evidente que las decisiones tomadas en este sentido –de reducir todo ese gasto que tienen los programas de ayuda– ayudarían a corregir el desequilibrio entre el ingreso de la economía y el gasto. Otro aspecto que influye en el gasto excesivo se relaciona con su participación en guerras o conflictos”, amplía.
También es importante tener en cuenta su propia política fiscal, pues la reducción de impuestos sobre los individuos más ricos probablemente ha hecho que los ingresos de la economía no crezcan.
La dependencia comercial del país es muy alta: 30 % de las exportaciones van a Estados Unidos; las importaciones provenientes de ese país en maquinaria y tecnología tienen un impacto importante sobre la operación de la economía nacional.
Para el profesor Bejarano, “no es solo lo que nos afectan por las exportaciones, sino además por las importaciones. Pero también está el tema de la inversión extranjera directa, el 40 % de la cual procede de Estados Unidos”.
En su opinión, “esos dos mecanismos: comercio e inversión extranjera directa con seguridad, reducirán el ritmo de crecimiento de nuestra economía, y naturalmente ahí habrá consecuencias; si la economía crece menos, la reducción de los recaudos puede ser mucho mayor, y eso agrava más el déficit fiscal, y ahora también se podría generar un problema en la cuenta corriente por la vía de la balanza comercial”.
“Estos elementos macroeconómicos pueden terminar desencadenando una mayor devaluación y una mayor inflación de nuestra economía por las materias primas que importamos de Estados Unidos”, concluye.