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Desarrollo Rural

Con poda y fertilización aumenta la productividad del cacao en el Catatumbo

    Un estudio realizado en una finca de la vereda Santa Rosa, en el municipio de Convención (Norte de Santander), reveló que la poda tecnificada y la fertilización integrada en cultivos de cacao del clon TCS-19 pueden incrementar el rendimiento en hasta 1.830 kg por hectárea (alrededor del 14 %), lo que beneficiaría a 3.500 familias.

    Con más de 12.000 hectáreas sembradas en la región del Catatumbo, en los últimos años el cacao se ha convertido en una alternativa económica viable para algunas familias campesinas afectadas por el conflicto armado y la dependencia de cultivos de uso ilícito. A pesar de las posibilidades, el desconocimiento técnico sobre el manejo de los cacaotales venía afectando la producción.

    Entre los principales problemas en los que trabajó el ingeniero agrícola José Libardo Lerma Lasso, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, está la falta de podas y el uso inadecuado de fertilizantes químicos. También identificó que los cacaocultores utilizaban semillas de baja productividad, las cuales fueron reemplazadas por plantaciones clonales, pero sin ningún tipo de manejo agronómico; además faltaba regulación del sombrío, recolectaban los frutos cuando aún no estaban maduros, y había una alta demanda de mano de obra que elevaba los costos.

    A raíz de esta situación el investigador evaluó el impacto de la poda tecnificada y de la fertilización integrada sobre la producción del cacao y la salud del suelo, ya que allí la densidad de las ramas obstaculiza la ventilación y favorece las enfermedades, mientras que con las prácticas de fertilización empíricas aplicaban dosis generales de 500 gramos por árbol, sin un análisis previo.

    El investigador trabajó con una familia cacaotera de 60 productores locales del municipio de Convención, con las que generó estrategias sostenibles y adaptadas a las necesidades de la comunidad agrícola de la región, una colaboración que le permitió identificar las prácticas de manejo y los desafíos en la producción.

    Primero la salud del árbol

    El magíster Lerma desarrolló su estudio con recursos del Fondo de Ambiente del Gobierno de Portugal, en la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia). Para ello seleccionó 5 clones de cacao (TCS-01, TCS-6, TCS-19, ICS-1 y CCN-51) de 10 años de edad, plantados en una finca en parcelas con un diseño de bloques completos al azar y aplicó 6 tratamientos de poda y fertilización, con 3 repeticiones, utilizando el software estadístico R (versión 4.2.1) para analizar los datos.

    La poda tecnificada consiste en un esquema de cortes específicos tras la cosecha principal y antes de la temporada de lluvias, en la que se eliminan las ramas bajas o enfermas y se ajusta la copa según su arquitectura. Esto favoreció la producción de nuevos cojines florales y aumentó el potencial de producción sin comprometer la salud del árbol.

    Con respecto a la fertilización, primero se hicieron los análisis de suelo para formular las dosis precisas, por lo que se consideraron tanto las necesidades del cultivo como las condiciones climáticas, utilizando una mezcla de fertilizantes orgánicos –como los residuos de la poda– y químicos de aplicación localizada. Así optimizó los recursos de estos insumos, mejoró el rendimiento y generó efectos positivos en las propiedades físicas y químicas del suelo.

    Los análisis del suelo también revelaron una variabilidad entre las zonas alta y baja de la unidad productiva, que destaca diferencias en niveles de materia orgánica relacionados con la pendiente de la finca, la cual alcanza un 46 %, topografía que demandó una adaptación especial en la aplicación de los fertilizantes, combinando los abonos orgánicos y químicos, y se aplicaron en franjas alrededor de los árboles para prevenir la erosión y maximizar la absorción de nutrientes.

    Al emplear la metodología de “aprender haciendo” de Agrosavia, el magíster logró contrastar las prácticas tradicionales de los productores locales con las técnicas propuestas en la investigación, y así trabajó con ellos en la sensibilización e incorporación de criterios técnicos en sus actividades agrícolas.

    Resultados prometedores

    El estudio reveló que la combinación de la poda tecnificada y la fertilización integrada tiene un impacto notable en la productividad del cultivo. El tratamiento alcanzó un rendimiento máximo de 1.830 kg por hectárea en el clon TCS-19, con un incremento en la producción del 14 % en comparación con las prácticas tradicionales.

    Los resultados también mostraron mejoras en la forma de los frutos con un aumento tanto en el diámetro como en la longitud de las mazorcas, lo cual favorece un mayor peso y volumen de grano seco por hectárea.

    “A nivel de suelo, las prácticas implementadas redujeron la densidad aparente y aumentaron la estabilidad estructural, el pH, la capacidad de intercambio catiónico y la disponibilidad de nutrientes esenciales, lo que fortalece las condiciones para un crecimiento más saludable y una mayor resistencia a plagas y enfermedades”, explicó el experto Lerma.