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Ciencia y Tecnología

Con eco-tecnología se obtienen aceites vegetales nutritivos y más limpios

    La tecnología ecológica aboga por la eficiencia energética y la producción menos contaminante; con ella se puede optimizar la refinación de los aceites de palma, girasol o soya, e incluso se puede recuperar hasta un 90 % de vitaminas y antioxidantes. Además permite retirar los precursores cancerígenos dando paso a un producto más puro y nutritivo al que se extrae convencionalmente, que genera un alto gasto de energía.

    Ingenieros de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) desarrollaron y patentaron una tecnología que permite refinar los aceites mediante un contactor de película líquida, equipo que extrae sustancias mediante el fenómeno de transferencia de masa, es decir que transfiere componentes entre sustancias en contacto.

    Originalmente el dispositivo fue creado por el profesor de Ingeniería Química Paulo César Narváez para trabajar en la producción de biodiésel.

    Más adelante, Luis Alberto Figueroa Casallas, magíster en Ingeniería Química de la UNAL, propuso un nuevo uso para esta tecnología: recuperar vitaminas y antioxidantes y eliminar los precursores cancerígenos que contienen los aceites cuando pasan por el proceso de refinación tradicional.

    “Este proyecto nació del interés que ha demostrado el sector industrial y la academia por mejorar los consumos de energía en la refinación de aceite y eliminar elementos como los ácidos grasos libres y ésteres de glicidol (precursores cancerígenos), materias primas que vienen mezcladas en el aceite cuando se extrae de los frutos y que tienden a degradarlo con el paso del tiempo e influyen en la calidad final del producto”, explica el magíster.

    El contactor de película líquida es un equipo fundamentado en el contacto de sustancias para favorecer la separación de componentes de interés; así, el aceite precalentado a 50 °C se ingresa al equipo para disminuir la viscosidad, este interactúa con la sustancia de extracción, la cual elimina los ácidos grasos libres, los precursores cancerígenos y permite recuperar los antioxidantes y vitaminas.

    Este proceso es continuo: a medida que ingresa la sustancia y va atravesando el equipo se va dando el proceso de refinación, como cuando se abre la llave del agua.

    Posteriormente el aceite pasa a un sistema de separación en el cual se evidencian las fases líquidas del aceite enriquecido con sustancias de origen vegetal o fitonutrientes y el agente de extracción con los ácidos grasos libres y los esteres de glicidol.

    El aceite obtenido sale con un contenido de acidez por debajo del 0,1 % y se logra recuperar cerca del 90 % los fitonutrientes: antioxidantes (carotenos y beta carotenos) y vitaminas (A y B), las cuales se queman en el proceso de refinación convencional, debido a las altas temperaturas a que se exponen.

    Transferencia de tecnología

    Durante 70 años, la refinación de aceites vegetales ha empleado métodos físicos. La destilación se realiza a temperaturas entre 200 y 300 °C y presión de vacío, es decir que para obtener la energía necesaria en el proceso se deben consumir grandes cantidades de carbón, diésel o gas natural.

    Las altas temperaturas hacen que sus nutrientes y antioxidantes se “quemen” y se formen compuestos tóxicos como los ésteres del glicidol (GE) y el 3-monocloropropano-1,2-diol (3-MCPD).

    “El proceso de refinación que realizamos a través de esta tecnología innovadora permite operar a temperatura más baja y no requiere vacío, con lo cual el consumo de energía disminuye convirtiéndolo en un método de refinación ecoamigable que ayuda a disminuir la huella de carbono y reduce costos operativos”, destaca el investigador.

    Además, este proceso facilita recuperar el 90 % de las vitaminas y los antioxidantes (carotenos, betacarotenos) presentes en los medicamentos. Y lo más importante: elimina los precursores cancerígenos ayudando a preservar la salud de las personas.

    Gracias al apoyo del Centro Méntor de la UNAL, esta tecnología está en proceso para escalamiento directamente con las industrias del país, ya cuenta con pruebas satisfactorias a escala piloto, clasificándola en una TRL 5.

    “Este proyecto se convirtió en la spin-off de la UNAL Ácidos Grasos FIMA, cuya tecnología busca ser transferida a las empresas del sector grasas, aceites o biodiésel. Los productos derivados –vitaminas y antioxidantes– se convierten en un compuesto puro y apetecido para la industria de alimentos y cosmética”, concluye el investigador.

    Ácidos Grasos FIMA fue invitada a participar en el VI Festival de Emprendimiento Gofest 2023, liderado por la Cámara de Comercio de Bogotá, como parte de una de las 12 iniciativas innovadoras de la UNAL.