Con drones y escáneres láser identifican viviendas centenarias en Sutamarchán
Reconstrucción grafica de la composición de las viviendas utilizando el software BIM. Fotos: Carlos Alberto León, magíster en Conservación del Patrimonio Cultural de la UNAL.
Fachada de vivienda en donde se observa la técnica de mampostería y adobe.
Interior de una casa donde se observa el techo en guadua.
Vivienda mejor conservada de la vereda Loma de Yuca.
Talleres con la comunidad de Sutamarchán que fortalen la relación entre la Universidad y el territorio para conservar el valor inmaterial de la vereda.
Cada casa identificada está construida en un área de entre 35 y 70 m2, y algunos propietarios decidieron adicionar construcciones para contar con más espacio. Su distribución está conformada por una sala; cocina; dos espacios privados que equivalen cada uno a una habitación (se denomina así porque no siempre es usado como tal); un corredor y un espacio exterior.
El arquitecto Carlos Alberto León, magíster en Conservación del Patrimonio Cultural de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), menciona que “siete de las viviendas ubicadas cerca del histórico Convento de Santo Ecce Homo, en Sutamarchán, todavía están habitadas por familias que han preservado no solo las estructuras, sino también las tradiciones y los conocimientos asociados con su construcción”.
Según la investigación, en el área donde se encuentra la vereda Loma de Yuca se han hallado señales de ocupación humana que datan al menos del año 1000 d. C. –durante el período temprano de la cultura muisca–, es decir que allí se establecieron comunidades sedentarias con una estructura social jerárquica y una intensa vida comunitaria.
Los estudios arqueológicos sugieren una importante producción de cerámica, la cual parece haber marcado diferencias sociales dentro de la comunidad. La presencia indígena aumentó considerablemente durante el período muisca, entre los años 1100 y 1500 d. C.
El magíster concentró su investigación en solo una de las 9 veredas que forman parte del municipio, con una área aproximada de 55 hectáreas.
Para ello utilizó drones y escáneres LiDAR, una tecnología que utiliza láseres para medir distancias y generar imágenes en 3D de alta precisión; además, utilizó la metodología BIM (Building Information Modeling), un sistema que permite crear modelos digitales tridimensionales y detallados de edificios, en los que no solo se incluye la geometría de las estructuras, sino también información relevante tanto sobre los materiales y técnicas constructivas como sobre el estado de conservación generando.
El primer paso de la investigación fueron los vuelos con drones sobre el área seleccionada para obtener imágenes aéreas detalladas. Estos aparatos capturaron imágenes de las cubiertas y la disposición de las viviendas en el entorno desértico de Sutamarchán.
“La georreferenciación de las viviendas permitió mapear su ubicación precisa y obtener un registro visual detallado del estado actual del área”, comenta el magíster.
Para el levantamiento arquitectónico de las estructuras y su modelado utilizó escáneres LiDAR de corto alcance integrados en dispositivos iPhone y iPad Pro. Con ellos se generaron “nubes de puntos”, un conjunto de datos en tres dimensiones que representan cada vivienda en un formato digital tridimensional. Esto facilitó la reconstrucción detallada de las casas en su estado actual.
Luego se elaboraron patrones tridimensionales de las viviendas mediante el modelo BIM, en el cual se analizaron tanto sus características arquitectónicas tradicionales como sus afectaciones. Esta tecnología es una de las más avanzadas en arquitectura, ya que permite una representación precisa y un análisis estructural detallado de cada edificio.
Este trabajo abre las puertas para que otros investigadores puedan aplicar nuevas tecnologías en la documentación y conservación de bienes culturales, especialmente en entornos rurales que suelen ser olvidados en los inventarios patrimoniales.
En 2022, gracias a una beca, el investigador realizó talleres con la comunidad de Sutamarchán, fortaleciendo la relación entre la Universidad y el territorio.
Este enfoque no solo busca proteger las estructuras materiales, sino también resaltar la importancia del patrimonio inmaterial: los conocimientos y habilidades que los habitantes locales han transmitido de generación en generación.