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Desarrollo Rural

Con cacao más tecnificado “reluciría” productividad en “la perla del Pacífico”

    Renovar cacaotales, optimizar manejo poscosecha, cultivar semillas que se adapten a las características de la zona y que sean resistentes a plagas y enfermedades, o proyectar sus fincas como empresas agrícolas, son algunas de las acciones que les permitirían a los cacaocultores tumaqueños mejorar la productividad de este fruto en la región, considerado como uno de los más finos y demandados por la industria del chocolate.

    Para conocer cómo inciden las actividades desarrolladas en la productividad, y por ende en la calidad de las cosechas del cacao (Theobroma cacao L.) que se produce de manera convencional y tecnificada en Tumaco, la ingeniera agrónoma Gineth Ismar de la Cruz Villota, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), visitó dos sistemas productivos del municipio nariñense, conocido tradicionalmente como “la perla del Pacífico”.

    Según la Federación Nacional de Cacaoteros (Fedecacao), Nariño aporta el 6 % de la producción nacional, y Tumaco el 93 % en este departamento.

    Entre las razones por las que se trata de un grano altamente valorado en latitudes como Francia se encuentra que el cacao es un producto con un fuerte arraigo ancestral cuyas prácticas de cultivo en sistemas agroforestales que protegen el bosque tropical lo impregnan de aromas y sabores únicos. Precisamente en ese país recibió en 2015 la distinción como “Mejor muestra de Suramérica”, en el Concurso “Cocoa of Excellence” del Salón de Chocolate de París.

    Pese a su importante proyección internacional, la cacaocultura nariñense presenta ciertos problemas, como por ejemplo el auge de la palma de aceite y el cultivo de coca, que han generado que se destinen menos hectáreas a la producción de cacao, que en 2021 fue de 14.100 hectáreas.

    “Así mismo, la población de árboles envejecidos es alta y las labores agronómicas de los productores se limitan a controlar malezas, mantener los drenajes y hacer podas, con lo que se obtiene una producción de 232 kg/ha/año, que es inferior a la media nacional”, afirma la ingeniera agrónoma De la Cruz, quien fue estudiante Peama de la Sede Tumaco y culminó sus estudios en la Sede Palmira.

    Tradición y proyección

    En la vereda Inguapí del Carmen, ubicada en el kilómetro 22, la investigadora conoció una finca tecnificada. Allí, trabajó con la Asociación de Productores Cacaoteros de Tumaco (Asprocat), centro dedicado a la investigación técnica de cacao, para la cual se consideran aspectos como comportamiento productivo, tolerancia a enfermedades y adaptabilidad del cultivo a las condiciones ambientales de la región. De otra parte, visitó el cultivo tradicional de cacao en una finca de la vereda Cacahual Las Varas.

    En cada finca se tomaron al azar 12 mazorcas, se abrieron y contaron sus granos y se obtuvo el peso total de los granos, que se dividió entre el número de mazorcas para establecer el promedio del número de granos por mazorcas: para el sistema productivo tecnificado fue de 44 granos y para el convencional de 33.

    De otra parte, la finca tecnificada presentó menor desgaste del suelo y reducción de plagas como monilia –enfermedad causada por el hongo basidiomycete Moniliophthora roreri que se alimenta de los frutos del cacao y lo afecta en cualquier etapa de crecimiento–, escoba de bruja –producida por el hongo M. perniciosa, que provoca crecimientos anormales y lesiones en brotes, ramas, cojines florales y frutos– y mazorca negra, que deteriora el aroma y el sabor característico del cacao.

    El 44,5 % del material vegetal sembrado es criollo y el 55,5 % son clones, el 98,4 % de las plantaciones de cacao integran árboles de tangare, cedro, jigua, borojó, plátano y caimito, mientras que el 1,6 % de los cacaotales es sembrado como monocultivo.

    Otros hallazgos del estudio fueron que el 77,8 % de los agricultores son hombres y el 22,2 % mujeres, casi todos mayores de 45 años, y solo el 3,2 % tiene estudios profesionales. Las labores del cultivo se realizan con mano de obra familiar en la que participan más mujeres que hombres. El 35 % de los productores contratan mano de obra para labores de poda, injertación, control de malezas y cosecha.

    En cuanto a la asistencia técnica, en la región están presentes entidades como Fedecacao, el SENA y Umatas, las cuales ofrecen estos servicios mediante convenios interinstitucionales, aunque solo el 6 % de los productores tienen acceso a estos y el resto no.

    Según la profesional, “si se implementaran estrategias de tecnificación agronómica sus cultivos serían tan productivos como los de San Vicente de Chucurí (Santander), el departamento con la mayor producción de cacao del país”.

    En ese municipio ella realizó un estudio de caso que le permitió evidenciar que este territorio cuenta con una producción promedio de 500 kg/ha/año, sus fincas tienen 1.000 árboles por hectárea, el material vegetal de la zona es híbrido con edades superiores a los 25 años, las plantaciones presentan sombríos excesivos y mal distribuidos que los hacen vulnerables a enfermedades que atacan raíces, hojas, tallos, frutos y ramas del cacao.