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Medioambiente

Comportamiento, tamaño y reproducción del pez león se deben conocer para su control

    Desde 2008, con el hallazgo del primer espécimen de esta especie invasora en aguas del Caribe colombiano, existe preocupación por su rápido crecimiento. De hecho, se estima una población de hasta 6 millones de individuos, lo cual supone un enorme riesgo ambiental. En la isla de Providencia se avanza en el estudio de varios aspectos biológicos del pez león (Pterois volitans), con el cual se espera aportar evidencia científica para su control.

    La bióloga marina Josselyn Bryan Arboleda, estudiante de la Maestría en Ciencias - Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Caribe, afirma que “en Providencia, y en general en el Archipiélago, no se han hecho los estudios pertinentes para conocer a ciencia cierta el impacto del pez león”.

    “Hasta el momento las acciones adelantadas para su control se han reducido a estudios sobre su estado poblacional y a jornadas de captura para disminuir su número”, agrega.

    La investigadora indaga sobre factores como el reclutamiento o la abundancia de individuos de una especie que alcanzan una determinada edad, etapa de desarrollo o tamaño, lo mismo que en su comportamiento, reproducción y dimorfismo sexual, es decir las variaciones en la fisonomía externa –como forma, coloración o tamaño– entre machos y hembras de una misma especie.

    “Se trata de aspectos de estudio muy valiosos, ya que, por ejemplo con respecto al reclutamiento, no se sabe a ciencia cierta cuáles son machos o hembras; de igual manera permitirá determinar cuántos están naciendo del total de huevos puestos por la hembra –calculado en 2,4 millones al año– o hacia dónde se dirigen para hacer estimaciones sobre el porcentaje de peces león en relación con otras especies”, explica la bióloga marina.

    Para su trabajo está utilizando dispositivos agregadores de peces artesanales que ha plantado con la colaboración de la iniciativa Lionfish Invasion y de líderes locales. Se trata de equipos que atraen a los animales y los agrupan en un espacio determinado.

    Se pusieron dos dispositivos, uno a 26 m y otro a 6 m, con el fin de tener diferentes niveles de profundidad. Estos cuentan con mallas de tela que se envuelven al colector, donde quedan los peces. Una vez colectados se analizará su porcentaje en relación con el número de otras especies que puedan encontrar.

    Para estudiar el comportamiento del pez león se utilizará una cámara GoPro que graba las dinámicas y fija categorías como cortejo, reproducción, alimentación y movimiento, entre otros aspectos.

    Urgen más investigaciones y conciencia social

    Los profesores Arturo Acero Pizarro y Diana Bustos, de la UNAL Sede Caribe, director y codirectora del trabajo realizado por la estudiante Bryan, investigadores y conocedores del pez león, sostienen que falta mucha información sobre esta especie en el Caribe colombiano.

    “Estamos haciendo cosas que no se han publicado; lo que se sabe de su comportamiento es por analogías realizadas con especies similares, pero se desconocen factores como el cortejo y el proceso de apareamiento, y por eso el objetivo de este trabajo es evidenciar estas dinámicas”, comenta la profesora Bustos.

    Según observaciones realizadas durante sus más de cinco años de investigación, al parecer la hembra tiene una marca que la diferencia del macho, aunque todavía no se ha podido corroborar.

    Sobre el factor social, la estudiante Bryan afirma que “hace falta crear más conciencia sobre la importancia del control del pez león, tanto para salvaguardar la seguridad alimentaria del Archipiélago como para los pescadores cuya subsistencia económica se está viendo afectada por la sobrepesca, la coyuntura política entre Colombia y Nicaragua –que ha limitado sus faenas– y la depredación del invasor sobre especies de interés comercial”.

    Según la profesora Bustos, “se estima que el pez león come peces y crustáceos de unas 250 especies, la mayoría roncos, pargos, loros y damiselas, familias de alta importancia ecológica y comercial para el Archipiélago, lo cual ha mermado de manera considerable sus poblaciones”.

    Sin embargo, en San Andrés la rentabilidad económica del pez león no es significativa, por lo que los pescadores han desestimado su pesca. “Es necesario seguir reforzando el tema sociocultural y pesquero; ellos quisieran aportar, pero atrapar y preparar el pez es riesgoso, pues son venenosos, y no pagan bien por su carne”.

    Aunque la investigación se focaliza en Providencia, la bióloga marina Bryan comenta que los resultados encontrados se podrán aplicar en todo el departamento. “Escalaremos esta información, haremos un taller para socializar con la comunidad, y abriremos el espacio para el debate y la réplica mediante foros y seminarios”, concluye.