El hallazgo fue compartido por Arlette del Pilar Gómez Vega, estudiante de la Maestría en Neurociencias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), durante el foro "Bioprospección de cannabis: avances y retos desde la academia", organizado en Agroexpo 2019 por la Red de Investigadores en Cannabis y la Vicerrectoría de Investigación y Extensión de la UNAL.
La investigadora afirmó que con las propiedades antioxidantes del cannabidiol se contrarrestaría el "estrés oxidativo", que consiste en el aumento de la actividad oxidativa dentro de la célula, lo que origina un cambio estructural y funcional de esta, acelerando su envejecimiento y favoreciendo la muerte celular, o apoptosis.
Una de las consecuencias de dicho proceso es que se produce un deterioro de los tejidos del organismo, lo que favorece el envejecimiento y, en el peor de los casos, la aparición de enfermedades como cáncer, Alzheimer y Parkinson.
Explicó además que nuestro organismo tiene defensas antioxidantes enzimáticas y no enzimáticas que normalmente neutralizan estas especies reactivas (como el anión superóxido, el peróxido de hidrógeno y el radical hidroxilo) y sus radicales libres. Estos últimos son moléculas indispensables para el óptimo desempeño de nuestro cuerpo, pero cuando se acumulan en las células pueden dañar otras moléculas esenciales como el ADN, los lípidos y las proteínas, aumentando el riesgo de la aparición de enfermedades.
"Cuando un radical libre ataca una grasa ocasiona un daño conocido como "peroxidación lipídica". De las tres moléculas mencionadas, las más propensas a sufrirlo son las grasas", indica.
Dicho proceso es importante en las neurociencias porque su papel es fundamental en enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer, Parkinson o esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que tienen en común un deterioro progresivo del sistema nervioso.
"Hasta el momento se desconoce la relación entre las especies reactivas de oxígeno y las enfermedades neurodegenerativas; las investigaciones muestran que el estrés oxidativo juega un papel fundamental exacerbando su progresión, por lo que es importante buscar opciones terapéuticas que frenen ese avance" amplía.
Hacia ese objetivo está encaminado el trabajo con peces goldfish, cannabidiol y clorpirifós, que afecta el sistema nervioso (neurotóxico) y produce estrés oxidativo. Investigaciones en salud púbica han demostrado su presencia en cantidades residuales tanto en ríos, quebradas y otras fuentes hídricas como en suelos, vegetales, granos y otros alimentos.
¿Por qué con peces?
El estudio se adelanta con peces goldfish por sus importantes similitudes moleculares y químicas con las del ser humano; además, son fáciles de manejar y crecen rápido.
Después de cuatro semanas de aclimatación los peces se distribuyeron aleatoriamente en cuatro acuarios de experimentación. Al primer grupo (control) no se le suministró cannabidiol ni se expuso al plaguicida; el segundo grupo estuvo expuesto solo a clorpirifós para comprobar si efectivamente se inhibe la enzima acetilcolinesterasa, relacionada con los efectos del plaguicida; con el tercer grupo se monitorearon los posibles efectos de la sustancia usada como vehículo para que el cannabidiol se mueva dentro de los peces; y al último grupo "el de interés" se le aplicó cannabidiol en dosis de 5 miligramos por cada kg.
La investigadora explica que para su estudio le agregó al agua 3,5 microgramos por litro de clorpirifós "concentración que obtuvo de ensayos preliminares", subletal y subclínica y la dejó por 96 horas. Después extrajo el encéfalo de los peces y midió la producción de isoprostanos, marcador biológico para estudiar estrés oxidativo.
Así, halló que ante la exposición de clorpirifós hubo una inhibición de entre el 50,77 y el 57,85 % de la actividad de la acetilcolinesterasa. También se observó un aumento en el nivel de isoprostanos en los tratamientos expuestos al agente oxidante con respecto al grupo control.
Por último, los peces expuestos a clorpirifós y cannabidiol disminuyeron significativamente su nivel de isoprostanos con respecto a los otros tratamientos expuestos al agente oxidante. De esta manera, se comprobó que en efecto hubo una acción antioxidante del cannabidiol, por lo que se podría considerar como neuroprotector.