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Salud

Competencias escolares no se desarrollan por azar

  • Este programa consta de 54 talleres que abarcan desde transición hasta grado once.

  • Es posible asociar el tema de la salud escolar al desarrollo de la competencia social.

  • Cuando hay una visión general del bienestar y el desarrollo humano, la salud se comienza a abordar desde otra perspectiva.

  • Las competencias socioemocionales no han sido abordadas de lleno por la escuela.

  • Los talleres se componen por seis sesiones en las cuales se modifican factores motivacionales básicos.

La U.N. diseñó un programa de competencias sociales que permite que los jóvenes desarrollen capacidades de autorregulación para la adquisición de habilidades particulares que apoyan el tránsito a la vida adulta.

Este trabajo forma parte de los proyectos de extensión solidaria de la Institución y es aplicado, actualmente, en el Colegio Distrital Cristóbal Colón de la localidad de Usaquén, pero ha estado presente en instituciones de la mayoría de localidades de Bogotá. 

La investigación es una secuencia progresiva de estudios adelantados  durante varios años por el Grupo de Investigación Estilo de vida y Desarrollo Humano de la U.N., sobre el tema de salud escolar, a través del cual propone un enfoque de competencia. 

Luis Flórez Alarcón, profesor del Departamento de Psicología de la U.N., explica que es posible asociar el tema de la salud escolar, al desarrollo de la competencia social referida a la habilidad que tienen los estudiantes para plantear y realizar un proyecto de vida.

"Se tiene la idea de que salud es ausencia de enfermedad, pero cuando hay una visión general en cuanto al bienestar y al desarrollo humano, esta comienza a abordarse desde otra perspectiva en las instituciones escolares", afirma el docente.

Esta es una de las razones por las cuales el grupo ha desarrollado una estrategia de formación de competencias que incluye el desarrollo natural de los jóvenes a lo largo del ciclo escolar. 

Dicha propuesta se ha estructurado en tres módulos básicos: la convivencia referida a las habilidades básicas; las habilidades para la vida, utilizadas en la parte intermedia del ciclo escolar; y por último, las habilidades de cara a la vida, dirigidas a la formación del joven que entra a la adultez y que se enfrenta al mundo laboral o a la educación superior.

Este programa consta de 54 talleres que abarcan desde transición hasta grado once y tiene como unidad de trabajo una guía de componentes particulares de la competencia social.

Así, por ejemplo, con niños preescolares se trabajan cuatro componentes básicos: autorregulación emocional, formación de habilidades sociales, valores y formación de pensamiento racional básico.

"Estas competencias socioemocionales no han sido abordadas de lleno por la escuela y en parte las han dejado al azar de lo que pase en la interacción normal de los niños", amplía el profesional.

Los talleres se realizan a través de una metodología de tipo motivacional que descompone la habilidad más compleja en comportamientos más simples para someterlos al aprendizaje en procesos de enseñanza basados en la psicología de la motivación humana.

"Podemos tomar, por ejemplo, un componente de cara al estudio que se trabaja con estudiantes de octavo grado. Este tiene como objetivo formar la competencia de la aptitud favorable hacia el estudio", señala el investigador.

Este componente se divide en otros más concretos como hábitos de estudio, manejo del tiempo libre, aptitudes favorables frente a la ciencia y la tecnología, y consumo moderado de alcohol, este último relacionado con el manejo del tiempo libre.

A partir de estos comportamientos se realizan los talleres compuestos por seis sesiones. En estos se modifican factores motivacionales básicos.

Por ejemplo, para trabajar sobre los hábitos de estudio, se debe tomar como primer factor motivacional el aprendizaje significativo, es decir, que el estudiante entienda qué es un hábito de estudio. Asimismo, se deben fomentar expectativas de resultados frente a ese comportamiento, en otras palabras, para qué le sirve tener el hábito y qué beneficios va a tener.

También se deben incentivar las expectativas de eficacia personal, y manejar las normas del grupo, esto debido a que la cultura se expresa a través de lo que piensan los pares en los grupos de referencia.

"De igual manera, es necesario trabajar en la toma de decisiones, este es el aspecto central de nuestro método de trabajo: sabemos que ha funcionado cuando logramos conducir al joven a tomar la decisión de proponerse adquirir el hábito de estudio", concluye el profesor. 

Este trabajo será presentado en el Simposio "Salud, educación y desarrollo humano: Reflexiones, aprendizajes y nuevas perspectivas de la promoción de la salud en Colombia", organizado por el Grupo de Investigación Estilo de Vida y Desarrollo Humano de la U.N. y que se llevará a cabo del 11 al 13 de mayo en la Universidad Católica en Bogotá.