¿Cómo se comportan las yeguas al momento de comer? Investigadores de la UNAL lo indagaron
Entre los comportamientos más comunes en las yeguas de docencia están las “suplantaciones”, que se refieren a que la yegua dominante empuja a otra para quedarse con su comida. Este tipo de interacciones se anticipan con señales muy claras, como el movimiento de las orejas hacia atrás, que indica amenaza.
Cabe destacar que las yeguas de docencia se utilizan en programas educativos y formativos, por lo que son animales que interactúan regularmente con estudiantes y personal, y su comportamiento es observado y gestionado en el marco de la enseñanza y el aprendizaje, lo que incluye tareas como la demostración de cuidados y el manejo animal.
Por el contrario, las yeguas de vigilancia y seguridad desempeñan funciones en la seguridad física en diversos entornos, por lo que su entrenamiento se enfoca en la obediencia y el control en situaciones de vigilancia. Aunque son animales entrenados para mantener el orden y la seguridad, en el estudio mostraron menos agresividad durante la alimentación que sus contrapartes en los programas de docencia.
A través de la observación se evidenció que las yeguas dominantes tienden a comer primero y luego intentan quitarle la comida a las demás. Esto ocurriría porque, al imponerse como líderes del grupo, las yeguas dominantes establecen un orden de prioridad en el acceso al alimento, y cuando aseguran su porción inicial suelen desplazarse hacia las zonas donde otras yeguas comen, utilizando señales corporales para intimidar, como mordidas al aire o movimientos bruscos.
Los primeros resultados mostraron que las yeguas de los programas de docencia son más agresivas durante la alimentación que las de vigilancia. “Pensábamos que las yeguas de vigilancia, por ser más grandes y estar entrenadas, serían más agresivas, pero nos sorprendimos al ver que no es así”, dice Melany Vanegas Queeman, estudiante de Psicología e investigadora del Semillero de Aprendizaje y Comportamiento Animal del Departamento de Psicología de la UNAL, dirigido por el profesor Germán Gutiérrez.
“Queríamos entender cómo se comportan los caballos antes, durante y después de ser alimentados. Aunque parezca algo simple, hay muchas cosas que no sabemos sobre ellos,” cuenta Angie Paola Varila, psicóloga de la UNAL e investigadora del Semillero.
Los investigadores centraron su estudio en dos grupos de yeguas: 6 que participan en los programas de docencia de la UNAL y otras 6 que se desempeñan en tareas de vigilancia y seguridad. La observación se realizó en tres fases: 5 minutos antes de la alimentación, 20 minutos durante el proceso, y 5 minutos después, con el objetivo de identificar las diferencias en su comportamiento en cada etapa.
Ahora, con herramientas tecnológicas como el software BORIS, especializado en el análisis y la clasificación de conductas, los investigadores analizan el comportamiento para detectar detalles que pasarían desapercibidos a simple vista.
“Primero intentamos observar directamente, pero nos dimos cuenta de que era muy difícil, así que decidimos grabar con cámaras los comportamientos para luego analizarlos con calma”, explica Santiago Hernán Ruge, estudiante de Psicología y miembro del Semillero.
Para organizar el estudio los investigadores utilizaron un etograma, que es como un diccionario de comportamientos, el cual les permitió identificar acciones específicas, como intentos de mordidas, patadas, o el movimiento de las orejas, que tiene un significado muy particular entre los caballo.
Los investigadores consideran que estos resultados ayudarían a diseñar estrategias para reducir los conflictos entre los caballos durante la alimentación, como por ejemplo distribuir el alimento en más recipientes, o de forma diferente.
Además del impacto práctico, el proyecto también tiene un importante aporte académico, ya que la mayoría de los estudios sobre comportamiento alimenticio en equinos se enfocan en la nutrición o en aspectos más técnicos, pero pocos analizan el comportamiento durante la alimentación. “Este proyecto llena un vacío en el conocimiento, e inspiraría a otros investigadores a explorar nuevas áreas”, detallan los miembros del Semillero.
Uno de los objetivos principales del estudio era entrenar a los estudiantes en la metodología de observación, dado que es un proceso muy riguroso que requiere categorías claras y consenso entre quienes observan. Así mismo, la observación es una habilidad esencial en las ciencias del comportamiento; para este estudio realizaron pruebas piloto que sirvieron para ajustar las herramientas y aprender a registrar datos de manera confiable.
“Este es solo el comienzo; queremos que este proyecto motive a más personas a estudiar el comportamiento animal desde perspectivas diferentes. Con estos estudios como buscamos no solo entender mejor a los caballos, sino también demostrar cómo la unión de disciplinas como la Psicología y la Veterinaria puede generar conocimiento útil y aplicable”, detallan los estudiantes.