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Política y Sociedad

Hongos psicodélicos y medicinales con regulación "floja" en Colombia

    El uso indiscriminado de hongos psicodélicos, que alteran la percepción sensorial y la consciencia, puede significar un riesgo para la vida de los jóvenes del país; pues, aún no se tienen estadísticas claras sobre las especies de hongos ni las cantidades que están consumiendo. Expertos indican que se necesitan regulaciones claras, además del reconocimiento de especies medicinales con potencial para tratar trastornos como la ansiedad y la depresión, o mejorar la adaptabilidad del cerebro antes nuevas situaciones.

    En la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas, de 87.689 estudiantes de colegios de todo el país, el 50 % aseguró haber consumido por primera vez a los 14 años o antes algún tipo de hongo, teniendo a los departamentos de Vaupés y Caquetá, como los lugares en donde esto es más frecuente.

    La profesora Carolina Chegwin, del Departamento de Química de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), menciona que hasta hace muy poco los hongos no habían suscitado el interés de los investigadores, y aún no hay suficientes micólogos, es decir profesionales que se dedican a estudiarlos.

    “Es necesario tener una caracterización rigurosa de los hongos, pues no se tienen estadísticas claras sobre las especies ni las cantidades que están consumiendo los jóvenes de las principales ciudades del país, y además se desconoce por completo cuáles son las sustancias que producen el característico efecto psicodélico”, agrega.

    Señala además que “estos hongos del género Psilocybe producen entre 8 y 10 moléculas distintas –entre ellas la psilocibina–, responsables de alterar la percepción sensorial de quien los consume, entre otras cosas”, indica la experta Chegwin, líder del proyecto “Fungiconciencia”, que busca educar sobre el consumo responsable y seguro de estos seres con “sombrero”, y que busca llegar a todas las Sedes de la Institución.

    Con potencial medicinal

    Entre los hongos más famosos, y que seguro usted conoce, están los champiñones y las orellanas, que por ser comestibles se han vuelto tradicionales en múltiples preparaciones culinarias; pero también hay otros como el reishi (Ganoderma lucidum) y la melena de león (Hericium erinaceus), que son medicinales.

    Sobre estos, la UNAL y Aitia Biotech (empresa dedicada a la producción de hongos) han adelantado estudios en laboratorio, y hallaron su capacidad de mejorar el sistema inmune, disminuir la población de células tumorales y mejorar la capacidad del cerebro para aprender y adaptarse.

    Sergio Urrego, gerente de Aitia Biotech, asegura que en Colombia no hay una regulación clara sobre los hongos medicinales, y que, de hecho, en el mundo tampoco, pues es un reino nuevo en el imaginario de la sociedad y de los entes de control.

    “Hemos trabajado para divulgar los beneficios de los hongos, pero en Colombia su regulación sigue siendo estricta, y para su aprobación se exigen ensayos clínicos muy costosos; solo el que realizamos sobre neuroplasticidad hace varios años costó cerca de 1 millón de dólares”, señala.

    Añade que en su empresa utilizan extractos de reishi y de melena de león en alimentos como café y chocolate y en suplementos para mejorar las defensas, pero enfatiza en el hecho de que la política no es clara y que la inversión para quienes están interesados en este campo es elevada.

    También señala que en 2024 se aprobó en el país la investigación y experimentación en los hongos del género Psilocybe, mas no su comercialización, por lo que aún hay un camino largo para que los hongos cobren la relevancia que merecen en la sociedad.

    Por su parte, la médica toxicóloga Lineth Alarcón, docente de la Universidad Cooperativa de Colombia, explica que para establecer una posible regulación de los efectos psicodélicos es necesario hacer mesas con los consumidores y dejar a un lado el estigma de “ilegal” con que se juzga a los hongos.

    “Este es un reino que existió antes que nosotros, por lo que hay que reconocer su importancia. En Estados Unidos ya hay 9 ciudades en las que el uso de hongos no está criminalizado; es más, en Oregón, el sistema de salud ya usa sus efectos de manera controlada para tratar el trastorno de estrés postraumático, y en Canadá hay tiendas especializadas para comercializarlos, por lo que no hay que tenerle miedo al tema”, indica.

    Por último, la profesora Chegwin asegura que  los términos “microdosis” y “macrodosis” se deben analizar muy a detalle, pues a veces se piensa que el peso del hongo es lo importante y lo venden así, pero no se tienen en cuenta la cantidad de sustancias –como la psilocibina– contenidas en la dosis que se va a consumir, y que son las responsables del efecto psicodélico o terapéutico.

    El proyecto “Fungiconciencia” invita a todo el que quiera participar en la caracterización de muestras de hongos a dirigirse al Laboratorio de Química de Hongos Macromicetos, en el edificio 451 del Departamento de Química de la UNAL, para recibir más información.