"No se puede implementar tecnología sin hacer priorización de las inversiones y sin una hoja de ruta de hacia dónde ir", advierte Ramiro López Ghio, especialista senior en Desarrollo Fiscal y Municipal del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Según el experto, en América existen desafíos a causa de la globalización y el cambio climático, pero además están los retos propios de las ciudades, los cuales tienen que ver con la seguridad y las crisis tanto sociales como ambientales.
En ese sentido, en ciudades con bajos niveles de ingresos y de inversión es necesario ser mucho más ingeniosos a la hora de responder a estos desafíos.
De ahí surge el concepto de ciudades inteligentes, de la posibilidad de buscar los mejores medios para poder dar respuesta a través de la provisión de bienes y servicios para la calidad de vida de las personas.
En Río de Janeiro (Brasil), por ejemplo, existe un centro de monitoreo y control que, a través de conexión de 1.500 cámaras con sensores de satélite, es usado para temas referentes al medioambiente. Con él se han logrado, entre otras, emitir alertas tempranas por medio de celulares a cerca de 800 mil personas.
"La tecnología ha llegado para quedarse y es una herramienta clave que va a ir evolucionando cada vez más. Esa gestión debe estar abocada también tanto a la gestión pública como a la inversión y ejecución de proyectos", agrega.
Priorizar inversiones
Para impulsar estrategias de ese tipo es necesario preguntarse a dónde quisieran ir las ciudades en los próximos años y a partir de ahí priorizar las inversiones. Esto es clave porque a veces los despachos de los alcaldes o empresas piden soluciones que posiblemente no corresponden a los problemas locales.
Estas se deben pensar más como una evolución que como una revolución, dado que el proceso es acumulativo. Según López Ghio los caminos están, lo importante es que los gobiernos se vuelquen a ellos de manera insistente.
En eso concuerda Gisele Rosario Medeiros, arquitecta y urbanista del Instituto de Investigación y Planeamiento Urbano de Curitiba (Brasil), quien afirma que las administraciones deben tener la capacidad de integrar diversas gestiones, como se hizo en el caso de Curitiba.
Se trata de Linha Verde, un proyecto urbano que permitió combinar el uso del suelo con el sistema vial para reemplazar una antigua carretera que dividía la ciudad, lo cual se hizo como parte del abordaje de ciudad inteligente y de optimización de recursos.
Lo que Medellín debe aprender
Para Medeiros, Medellín debe aprender del uso mixto de espacios: "por ejemplo en las laderas hay muchas viviendas, pero pocas oportunidades de trabajo. El uso mixto permite que la población pueda acceder a servicios, educación y salud".
Algunos problemas de las ciudades es que demandan una mayor cooperación e integración de las capacidades científico-tecnológicas del Estado, el cual debe renovarse y reinventarse, como lo expone Beethoven Zuleta, profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia (U.N) Sede Medellín.
El académico afirma que esto es necesario para integrar más los procesos porque hasta el momento se sigue planificando, administrando y decidiendo desde niveles "muy sectoriales".
Teniendo eso en cuenta, universidades y empresas diseñaron MedIS 2030 como una propuesta de plan de desarrollo territorial inteligente y sostenible para Medellín.
Este se concibe como una metodología de planificación que incorpora un componente tecnológico contemporáneo a procesos de reconocimiento y decisión de la planificación de las ciudades.
Según el profesor, se pretende que con el sistema de ciencia y tecnología de innovación que se ha desarrollado en las universidades se pueda colaborar y cooperar en diseños territoriales y de política que incorporen la innovación tecnológica a los procesos de gestión, administración e intervención territorial.
Los tres expertos participaron en el III Seminario Smart Cities, que se realizó recientemente en Medellín (Antioquia).