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Así lo aseguró Diego Alejandro Torres, coordinador del Comité Científico y Técnico de la Dirección de acción integral contra minas antipersonal, durante el conversatorio "Desminado Humanitario", realizado por el Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz de la Universidad Nacional.
Según Torres, "Colombia tiene una capacidad técnica ya consolidada para el proceso de desminado humanitario". De hecho, dijo, varios grupos trabajan anónimamente desde hace varias décadas para hacer que esto funcione de forma coherente.
De acuerdo con información de la organización internacional Landmine Monitor, Colombia es el tercer país más minado del mundo después de Camboya y Afganistán.
De hecho, en 31 de sus 32 departamentos la población está en riesgo por la presencia de campos minados y municiones sin explotar. San Andrés y Providencia son los únicos lugares del territorio nacional donde no hay campos minados.
Dentro de las investigaciones que se adelantan para generar nuevas y mejores herramientas que optimicen el proceso de desminado, se encuentra la realizada por el profesor Fernando Cristancho, del Departamento de Física de la U.N., la cual consiste en el uso de radiaciones para detectar y localizar minas.
Se trata de técnicas especializadas que usan rayos gama o neutrones, con los cuales se pueden ubicar y ver imágenes de las minas, especialmente aquellas que se han fabricado sin algún contenido metálico y no son detectables por los mecanismos tradicionales.
El profesor Cristancho explicó durante el conversatorio que todas las minas tienen en sus explosivos materiales esencialmente orgánicos, por ejemplo, nitrógeno, hidrógeno, oxígeno o carbono, los cuales están combinados con el detonante que usualmente tiene un componente metálico, cuyo uso ha venido disminuyendo.
"El reciente accidente en la Vereda El Orejón, la más minada en Colombia y ubicada en territorio antioqueño, en el que el soldado Wilson de Jesús Martínez perdió la vida al pisar un artefacto de este tipo, se debió en parte a que los detectores de metales no la captaron, puesto que no contenía elementos de esas características", amplió el investigador.
En promedio en Colombia se presentan dos víctimas diarias de minas antipersonal. De ellas, cuatro de cada diez son civiles, y de estas, la mitad son niños.
Dicha situación, dijo el profesor Alejo Vargas Velásquez, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz, hace prever que la "limpieza" de estos artefactos en el país será una tarea larga y con unas implicaciones complejas no solo para la vida sino para el medioambiente.
Dentro de las acciones realizadas se destaca la labor de la Campaña Colombiana Contra Minas, que desde hace 15 años hace presencia en 22 departamentos, en los que se ha enfocado en educación ante el riesgo de minas y acompañamiento a las víctimas.
Además, vale la pena mencionar dentro de sus gestiones también la promoción de pactos humanitarios entre el Gobierno y los actores armados (legales o ilegales) para adelantar acuerdos que permitan la limpieza de algunas zonas. Gracias a estas gestiones, 12 kilómetros del municipio de Morales, al sur de Bolívar han sido desminados.
"Esta campaña ha sido fundamental en acuerdos como el que se suscribió en el mes de marzo en las conversaciones que se adelantan en La Habana. Allí se dispusieron un total de 57 lugares que serán objetivo de desminado, incluyendo la vereda El Orejón", señaló Álvaro Jiménez, coordinador nacional de la Campaña Colombiana Contra Minas.
Los participantes del conversatorio coincidieron en señalar que la ciencia, la tecnología y la innovación serán fundamentales en el proceso de transición hacia la paz, y el aporte de la academia tiene que estar liderando la coherencia entre las instituciones.