Césped natural reduce corrosión en los metales

La corrosión es un proceso electroquímico que requiere la presencia simultánea de humedad y oxígeno. Este afecta la calidad de los materiales utilizados, por ejemplo, en la construcción, lo que provoca pérdidas económicas, pero también afecta la funcionalidad de una estructura.

Según, NACE International, organización profesional mundial dedicada a la prevención y el control de la corrosión, dicho fenómeno provoca pérdidas económicas que supone el 3 % del PIB mundial y oscilan entre los 2.2 y los 2,5 billones de dólares anuales. Además, destruye alrededor del 25 % del acero que se produce en el mundo.

Esteban de Jesús Vega Rodríguez, estudiante de décimo semestre de Ingeniería Física, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales obtuvo a partir del césped natural, una sustancia líquida que permitiría proteger de la oxidación estructuras de acero.

Afirma que, “los inhibidores han sido utilizados por el sector industrial como método de control y prevención de la corrosión. Sin embargo, algunos productos comerciales son inorgánicos y tóxicos para el ambiente y el ser humano. Debido a estas repercusiones ecológicas se ha generado un interés por los antioxidantes naturales y alternativas ‘verdes’”.

De pasto a protector

Para obtener el inhibidor natural, el estudiante tomo una muestra de césped del campus La Nubia de la Sede Manizales, lo lavó y secó a temperatura ambiente, para luego macerarlo y obtener un polvo fino.

El resultado de este proceso los encapsuló en “forma de bola” para tratarlo con un método de separación o extracción de solido a líquido llamado Soxhlet.

Explica que, “desde abajo se calienta agua o etanol a 80 °C, que en su forma gaseosa sube por un costado del tubo y se enfría de manera directa por el agua que se encuentra en la parte superior del aparato. En este proceso se genera un efecto de goteo y cae al césped encapsulado que está en medio del tubo, donde el líquido se mezcla y vuelve a caer a la parte baja repitiendo el ciclo durante un par de horas”.

Agrega que, “el resultado final es una sustancia verdosa que se introduce en una especie de olla pitadora junto al acero -pulido previamente para tener una base homogénea de recubrimiento-. Finalmente, el objeto se calienta en un horno para que la sustancia se adhiera al metal”.

El acero usado fue de clasificación A36 del Laboratorio de Plasma del campus la Nubia, el cual se encuentra principalmente en puentes, edificios o parques, donde se oxida por acción de la lluvia, el aire o el polvo, denominado “medio agresivo”.

Al ser un metal de laboratorio, para generar el efecto del impacto ambiental, se utilizó ácido clorhídrico, sustancia es corrosiva y ácida, que al entrar en contacto con el acero lo daña.

Para evaluar la eficacia de la sustancia obtenida utilizó el método de espectroscopía electroquímica (EIS), que aplica corriente al acero puesto en una solución -en este caso el ácido clorhídrico- y también la técnica de resistencia a la polarización -estima cuánto desgaste se genera en el acero-.

Así, constató que al recubrir el acero A36 con el inhibidor natural obtenido a partir de césped, la reducción en la velocidad se redujo del 100 % -sin tratamiento- al 89 %.

Para su investigación, el estudiante contó con la asesoría de Daniel Alejandro Pineda Hernández, magíster en Física y Química, de la UNAL Sede Manizales.