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Medioambiente

Central Park Bogotano sería reserva forestal

  • Reserva Forestal sería el Central Park bogotano.

  • En las 1.554 hectáreas existen gran variedad de plantas y especies animales que utilizan las zona como ruta de conexión migratoria.

Este 19 de julio se oficializó la declaratoria de Reserva Forestal Regional Productora del Norte de Bogotá, 1.500 hectáreas de conservación de especies, fuentes hídricas y conectividad ecosistémica.

Tras el acuerdo firmado por el Consejo Directivo de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), con el que se aprobó la Reserva Forestal Regional Productora del Norte de Bogotá Thomas Van der Hammen, ubicada en las localidades de Suba y Usaquén del Distrito Capital, el director del Instituto de Estudios Urbanos (IEU) de la Universidad Nacional, Gerardo Ardila, líder de los estudios que permitieron la declaratoria, aseguró que la decisión, a pesar de su retraso, es positiva no solo para la ciudad sino para la región.

"Es un área de amortiguación importante para impedir la conurbación de Bogotá con Chía y con Cota principalmente, volviéndose un respiradero importante para toda la región, que además permite preservar, conservar y mantener una serie de valores ecológicos importantísimos como suelos, agua y bosques únicos que existen en la zona", explicó.

Desde 1998, cuando empezó la discusión sobre la protección del área, la CAR y el IEU iniciaron trabajos de investigación, entre los que identificaron la importancia ambiental de la zona, por la presencia de gran variedad de plantas y especies animales como ranas, serpientes, renacuajos, murciélagos, comadrejas y aves que utilizan las 1.554 hectáreas como ruta de conexión migratoria, además de la existencia de 23 especies de mariposas (dos de ellas nuevas para la ciencia), aguas freáticas y conectividad del sistema hídrico de la región, entre otras características.

"Es el fin de un proceso accidentadísimo que pasó por una demanda del Distrito confirmada por el Consejo de Estado, por acciones de cumplimiento impuestas por ciudadanos interesados en su calidad de vida y ciertos altibajos administrativos que al fin se ven resueltos", destacó Ardila.

Los próximos meses estarán destinados a la creación de un plan de manejo acorde con la intención de conservación propuesta para la zona de reserva, que incluya a la comunidad y que favorezca el equilibrio ambiental del borde norte de la capital.

"La reserva podrá ser una de las grandes posibilidades de Bogotá a futuro, no solo a nivel de calidad ambiental, sino turístico, científico y económico. Así como Nueva York tiene el Central Park, París tiene los Bosques de Bologna y Costa Rica tiene La Selva, Bogotá tiene la Reserva Forestal, y hay que trabajar para que pueda ser un recurso tan importante como esos", enfatizó el experto.

Lo que viene ahora

Para el investigador, la discusión ahora debe encaminarse en determinar qué va a pasar con las actividades que actualmente se desarrollan en los terrenos declarados reserva, en los que existen viviendas, un colegio, cultivos agrícolas y empresas floricultoras.

Aunque la expansión de la ciudad ya no puede contemplarse en esta zona, "hay un uso que todavía es muy discutible y es el de la floricultura, que según nuestras investigaciones tiene un gran impacto negativo sobre el agua y el suelo. Los floricultores han sido los principales opositores de la reserva y habrá que discutir lo que va a pasar con estas industrias", advirtió Ardila.

"Ya hemos venido trabajando con la comunidad de la zona y hemos visto que están muy dispuestos a contribuir con el manejo adecuado de la reserva. Por ello, esperamos sea un espacio que favorezca las condiciones de vida tanto de los habitantes de la zona como de todos los bogotanos", concluyó el profesor.