En el estudio se usó óxido de indio y estaño, con colorantes de rutenio. La luz incide sobre el colorante que atrapa el fotón. El colorante queda excitado y le cede el electrón al óxido de titanio, que lo transporta por medio de las celdas. Aquí, contrario a los paneles físicos, se usa una solución, no un medio sólido.
"En este caso no viajan huecos sino iones, que son los que completan el circuito de la celda", explicó el autor de la investigación, quien aclaró que en este caso, no hay material tipo p, ni n.
Según Quiñónez, aunque la eficiencia de estas celdas es cercana a un 11 por ciento, inferior al promedio de 20 por ciento de las celdas físicas, son una buena opción, de bajo costo. Para Sascha Sadewasser, profesor e investigador de materiales y energía del Helmholtz Zentrum de Berlín, Alemania, es difícil que las celdas orgánicas formen parte de la producción eléctrica a gran escala, pero sí van a ser útiles en aplicaciones pequeñas, como en equipos eléctricos individuales.
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