Campus de la UNAL le aporta grandes beneficios ambientales a Bogotá
Esto fue lo que encontró profesora de Biología Nelly Rodríguez Eraso, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, después de realizar un estudio de caso en el campus de la UNAL para identificar y analizar la percepción que las personas tienen acerca de los servicios ecosistémicos.
Y aunque el 77,23 % de la comunidad encuestada desconoce el término “servicios ecosistémicos”, sí reconoce los beneficios de la naturaleza y el valor de los espacios verdes: “me gustan las zonas verdes que tiene el campus de la UNAL”, “debajo de los árboles tengo contacto con la naturaleza”, “puedo dormir una siesta”, “respiro aire limpio” fueron algunas de las respuestas dadas por las casi 700 personas que respondieron, entre docentes, administrativos y estudiantes que pertenecen al campus de la UNAL Sede Bogotá.
Los servicios ecosistémicos se definen como los beneficios que las personas obtienen de los ecosistemas, o los beneficios que las personas reconocen que la naturaleza presta de manera directa o indirecta, para su supervivencia y calidad de vida.
El campus de la Sede Bogotá, que se convierte en un área de recepción y refugio para fauna regional y migratoria, se encuentra inmerso en el centro de la ciudad capital, tiene una extensión de 121,3 hectáreas, de las cuales el 80 % corresponden a zonas verdes. Estas se encuentran representadas en prados, jardines, zonas deportivas al aire libre, arboretum y zonas de arbolado, compuestas mayoritariamente por especies de los géneros Araucaria, Ficus, Salix,Acacia y Eucalyptus.
En el campus habita una población importante de la lagartija estriada (Riama striata), una especie endémica de Colombia. Además hay una gran diversidad de fauna y flora que incluye a ranas y serpientes (Dendropsophus molitor y Atractus crassicaudatus), murciélagos residentes (Myotis nigricans), un sinnúmero de aves tanto residentes como migratorias (Buteo platypterus y Coccyzus americanus) y más de 60 especies de árboles (Croton bogotanus y Quercus humboldtii).
“En la investigación se identificaron 23 tipos de servicios ecosistémicos urbanos agrupados en 4 categorías: aprovisionamiento (que provee alimento), regulación (por ejemplo de la calidad del aire y la polinización de especies nativas), soporte (que mantienen los procesos de los ecosistemas) y cultural (asociado con el bienestar físico y mental)”, señala el biólogo Nelson Falcón.
Destaca además que los servicios culturales y de regulación recibieron las valoraciones más altas, especialmente recreación, calidad del aire y salud física y mental, asociados con las zonas verdes o arboladas dentro del campus.
“Los sitios mejor valorados para servicios ecosistémicos urbanos de aprovisionamiento se ubicaron en los espacios cercanos a los invernaderos y huertas de la Facultad de Ciencias Agrarias, por asociarse con la producción de alimentos y de agua”, explica la bióloga Silvia Martínez Gómez.
Así mismo, los espacios arbolados del campus y una laguna aledaña al Departamento de Biología representan un proveedor de servicios de soporte por ser hábitat de especies y escenario de polinización, junto con el Arboreto Francisco Bayón y demás zonas arborizadas.
Por otra parte, diferentes áreas ligadas al bienestar –como la capilla y las zonas de recreación cercanas al estadio– coinciden con la presencia de zonas verdes y arbolados que generan una clara sinergia, ya que son percibidos como una unidad verde que se destaca por sus zonas públicas para la recreación, el esparcimiento y menor contaminación ambiental.
“Este último beneficio se asocia con la presencia de la vegetación arbórea como indicador de disminución de contaminantes y aumento de la calidad del aire”, afirma la bióloga.
Los autores del estudio consideran que este ofrece un punto de partida para incorporar el concepto y la importancia de los servicios ecosistémicos urbanos en los sistemas de gestión ambiental, lo que puede facilitar los procesos de planificación de una forma más participativa tanto en el interior de la Universidad como de la ciudad, buscando alternativas de sostenibilidad urbana y contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con ciudades sostenibles y resilientes.
“Es importante concientizar y enseñar a nuestros niños, jóvenes, adolescentes y adultos acerca de la ciencia ciudadana, porque de la contribución que se haga en comunidad depende la conservación más eficiente de estos espacios, la biodiversidad que albergan y los servicios ecosistémicos que proveen para el bienestar de todos”, concluye la docente de la UNAL.