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Medioambiente

Campesinos de Bogotá se graduaron en manejo de restos orgánicos

  • Los participantes recibieron certificados que los acreditan como expertos en el uso técnico de residuos orgánicos.

  • Muchas de las personas que apoyan este proyecto de la U.N. se dedican a la agricultura urbana desde hace años.

  • El módulo es portátil y sirve para producir abono. Allí se depositan los restos orgánicos que se transforman en fertilizantes.

  • El evento donde se entregaron resultados del proyecto Aprovechamiento de Residuos Orgánicos se cumplió en el edificio de posgrados de Ciencias Humanas.

Habitan en las zonas rurales de la ciudad y en 11 localidades, entre ellas Usme, Engativá, Ciudad Bolívar, Chapinero, Santafé y Suba.

A todos, 40 en total, les entregaron certificados que los acreditan como expertos en el uso técnico de restos orgánicos. Ahora ellos saben sacarle provecho a 94 módulos creados por el Grupo de Investigación en Sistemas Integrales de Producción Agrícola y Forestal (Sipaf), de la Facultad de Ciencias Agrarias de la U.N., con los cuales es posible procesar desde comida, cáscaras de huevos o frutas en descomposición, flores, plantas o pasto, en abono.

El viernes pasado fueron presentados en un evento público que tuvo lugar en la Universidad, apoyado por la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), de la Alcaldía Mayor, que ha hecho alianza con la U.N para aplicar esta tecnología y desarrollar estrategias que reduzcan la contaminación que producen estos desperdicios en la capital y, a la vez, comenzar a crear un plan a mediano plazo para aprovecharlos y reincorporarlos en el ciclo productivo. 

En la actualidad, Bogotá produce 6.300 toneladas diarias de basura, de ese total, 4.500 son restos orgánicos que se llevan directamente al relleno Doña Juana, allí no son aprovechados pero sí causan graves daños, no sólo contaminan las fuentes de agua subterránea con lixiviados sino que también compactan el suelo, generan malos olores y plagas. La descomposición de todos esos desperdicios emite gases de efecto invernadero, que muchas veces causan explosiones, como la ocurrida en ese lugar el 27 de setiembre de 1997.

Por su parte, Isabel Guevara, una de las personas que recibió la capacitación, llegó de Engativá para compartir su experiencia y explicó que aunque siempre se ha dedicado a la agricultura urbana, era un conocimiento empírico que había aprendido de sus ancestros.

"Mi producción de abono era rudimentaria. Con la ayuda de la Universidad Nacional he perfeccionado la forma como lo produzco. Ahora he fortalecido la higiene de mi casa y de la huerta", explicó.

De otro lado, Luis Tiboche dijo que esta idea recupera lo que los agricultores urbanos han trabajado durante muchos años y que incluso han usado para sustentar el suelo donde hoy están construidas sus viviendas; él vive en Kennedy, localidad conocida ancestralmente como Techotiba; "aquí, en medio de la desintegración social, y con los otros usos que le damos a la basura, que en realidad debe llamarse material reutilizable, también estamos dándole un impulso a la seguridad alimentaria", expresó.

Proceso de manejo

Los módulos que aprendieron a manejar con el apoyo del profesor de la U.N., Jairo Cuervo, son portátiles y fáciles de desplazar. Uno de sus componentes está adecuado para recibir los desechos, mezclarlos regularmente y acelerar el proceso de degradación; pueden hacer un proceso completo de compostaje o preparar el sustrato que sirve de alimento para las lombrices, que se introducen en otra de las partes del módulo, estos dispositivos se encargan de procesar, a través de su sistema digestivo, todos los residuos orgánicos en descomposición.

Los equipos pueden producir cerca de 10 toneladas de fertilizante al mes. Los excrementos arrojados por los anélidos se pueden usar, por ejemplo, para fertilizar jardines o suelos.

Al respecto, Ilva Nubia Herrera, directora de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos, mencionó que así se dan los primeros pasos para que en 2025 se aprovechen, para la producción de abonos, al menos 1.000 toneladas (t) diarias del total de orgánicos generados en la urbe, que salen en su mayoría de las residencias y de plazas de mercado como Corabastos.

La funcionaria reconoció que a Bogotá le falta mucho para llegar a un modelo sostenible, pero destacó que el esquema Basura Cero ha permitido impulsar, poco a poco, la reutilización entre la ciudadanía. Sin Basura Cero, dijo, Bogotá estaría produciendo hoy 8.000 toneladas (t) diarias de desperdicios, "la ciudad entierra en basura, todos los días, el equivalente a un edificio de 17 pisos", afirmó.

Asimismo, la directiva Herrera afirmó que el trabajo de la U.N. ha sido definitivo para aclarar el Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos (Pgirs), que la actual administración deberá dejar listo antes de que termine el año, "esta Institución nos deja claro que debemos pensar en la creación de áreas para el aprovechamiento de los orgánicos. Es prioritario inclinarnos más por ese lado que por el enterramiento", aclaró.