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Desarrollo Rural

Calor y desnutrición afecta zoocría de zarigüeyas

  • Como los agroecosistemas en el Valle cambiaron paulatinamente hacia un predominio de caña, el hábitat de las zarigüeyas se hizo más hostil. Fotos: Lina Gómez

  • El calor y la desnutrición provocaron la pérdida de pelo en las zarigüeyas.

  • El peso de las zarigüeyas fue un 64 % menos al término de su periodo de lactancia cuando se criaron en condiciones de calor y con una dieta de menor calidad.

  • Para reducir la temperatura se hizo una instalación de árboles alrededor y aspersión de partículas de agua diminutas.

  • Las zonas del país con temperaturas inferiores a los 22 °C serían más propicias para criar zarigüeyas en cautiverio.

En un estudio de 57 animales en cautiverio estos pesaron en promedio un 36 % menos al término de su periodo de lactancia cuando fueron criados en temporada de calor y pocas lluvias y sus madres recibieron una dieta de menor calidad.

Bajo estas condiciones pesaron 90 gramos, mientras que con temperaturas más bajas y una mejor dieta pesaron 140.5 gramos, según las pruebas realizadas para preservar la especie Didelphis marsupialis en el municipio de Jamundí, Valle del Cauca.

Tales condiciones también incrementaron el nivel de estrés de las zarigüeyas comunes en etapa de lactancia, les provocaron pérdida de pelo y las llevaron a incurrir en conductas caníbales.

De esta manera, ambos factores resultan determinantes para la reproducción de estos animales silvestres, para su bienestar durante las primeras doce semanas de vida y para la ganancia de peso después del "destete", etapa en la que las crías dejan de depender de sus madres para alimentarse.

Así lo asegura la zootecnista Lina Marcela Gómez López, candidata a magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira, quien identificó condiciones de bienestar animal propicias para la zoocría de estos marsupiales, teniendo en cuenta la disminución de su población en la región.

"Las zarigüeyas se alimentan de frutas, hojas, néctar de las flores y pequeños vertebrados e invertebrados. Como los agroecosistemas tradicionales en el Valle cambiaron paulatinamente hacia un predominio de cultivos de caña de azúcar, el hábitat de los animales se fue haciendo más hostil", explica la investigadora.

Así mismo, en el corregimiento de Robles, Jamundí, observó que algunas comunidades afrodescendientes, acostumbradas ancestralmente a cazar zarigüeyas, reportaron una menor disponibilidad de estas en el territorio.

"Las zarigüeyas aportan los servicios ecosistémicos de dispersión de semillas y de control biológico, como depredadoras de especies que pueden transmitir enfermedades al ser humano como la rabia. Además su cría puede ser una alternativa sostenible para las comunidades que las cazan y las consumen, reduciendo así la presión sobre la especie en la zona", declara la investigadora Gómez.

Indicador de bienestar

Para identificar condiciones de bienestar animal propicias, la zootecnista tomó como referencia "las 5 libertades" establecidas en el protocolo europeo Welfare Quality®, relativas al hambre y la sed; la expresión del comportamiento natural a las enfermedades; las lesiones y el dolor; las condiciones físicas y térmicas adecuadas; y al miedo y las angustias.

A manera de indicador, la investigadora observó durante cuatro meses el comportamiento de 15 zarigüeyas distribuidas en tres grupos de cinco, cada uno alimentado con una dieta diferente. Con ese fin, estableció 18 cámaras de visión nocturna que funcionaron entre las 6 p. m. y las 6 a. m., horario de mayor actividad de estos marsupiales.

"Observamos sus desplazamientos y el tiempo que invertían en acicalarse, descansar, alimentarse y en realizar estereotipias (movimientos repetitivos causados por el estrés)", describe.

Con la dieta que tenía menos proteína, las zarigüeyas pasaron más tiempo realizando estereotipias y comiendo, y menos tiempo acicalándose y descansando, indicadores que reflejan el mayor nivel de estrés en los tres escenarios evaluados.

Aunque se alcanzaron mejores indicadores con la dieta que tenía más proteína, las zarigüeyas siguieron dando ciertas muestras de estrés, hecho que la investigadora le adjudica a la necesidad de jaulas de mayor tamaño.

"Trabajamos en una instalación con árboles alrededor y aspersión constante de partículas de agua diminutas para reducir la temperatura. Sin embargo creemos que estos animales necesitan jaulas más grandes que las que dispusimos por individuo, que son de 70 x 70 x 60 cm", explica la investigadora.

Todo bien hasta que llegó El Niño

La investigación fue dirigida por las profesoras Lucena Vásquez y Luz Stella Muñoz, ambas de la U.N. Sede Palmira. Para evaluar el peso de las zarigüeyas en etapa de lactancia se compararon tres grupos de crías provenientes de las mismas madres, en periodos de tiempo diferentes: en el primero las madres fueron alimentadas con una dieta de 30 % de proteína a base de patas y pescuezo de pollo; en el segundo y el tercero las madres recibieron ese mismo porcentaje de proteína, pero a base de mollejas, corazones e hígados de pollo.

"Las patas y pescuezos proveen elastinas y colágeno que ayudan al crecimiento del músculo, pero su proteína es de menor calidad. Las mollejas, corazones e hígados aportan globulina, que favorece la producción de leche por parte de las madres", explica la investigadora Gómez.

Al término de las doce semanas de lactancia, en el primer grupo solo sobrevivió una de las 16 zarigüeyas (6,25 %), mientras que en el segundo siguieron con vida 15 de 24 (62,5 %), y en el tercero lo lograron 15 de 17 (88,2 %).

"El primer grupo se crió en el segundo semestre de 2015. Todo iba bien hasta que las condiciones de calor y pocas lluvias se hicieron más intensas por el fenómeno de El Niño. Por otro lado, cuando empezamos a criar las zarigüeyas del tercer grupo, las madres ya llevaban más tiempo alimentadas con la dieta de mejor calidad", relata la zootecnista.

Por esta razón, concluye que las zonas geográficas del país con temperaturas inferiores a los 22 °C serían más propicias para la cría en cautiverio de las zarigüeyas. Además una dieta con 30 % de proteína a base de mollejas, corazones e hígados de pollo es una buena alternativa alimentaria para reducir el estrés y mejorar el peso y el bienestar de los animales.