Bravura de los toros de lidia no se mide solo por los genes
Un estudio sobre el comportamiento –o etología– de los toros de lidia, realizado en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira utilizando el software DeLidia, especialmente creado para tal fin, mostró hasta dónde han variado las características físicas y conductuales (fenotípicas) de estos animales. La investigación está en proceso de perfeccionamiento para solicitar patente de invención.
En el trabajo se analizaron 1.720 animales –933 hembras y 787 machos– en un periodo de 40 años, ejemplares de la ganadería colombiana Ernesto González Caicedo, de encaste –subraza– Santa Coloma, en Popayán (Cauca), una de las más reconocidas del país y que hoy está a cargo de María Fernanda González.
Dicho análisis, que contó con el apoyo de los grupos de Investigación Hartón, Diversidad Biológica y del Toro de Lidia, de la UNAL Sede Palmira, fue premiado por la Asociación de Veterinarios Especialistas Taurinos de España como “Mejor trabajo de investigación en toros de lidia” de 2021, dada su rigurosidad y nivel de detalle.
Para ello se realizaron varias ecuaciones, por medio de las cuales valoraron de manera cuantitativa las principales características –denominadas unidades comportamentales– de esta especie, entre las cuales se encuentran: fijeza, distancia de arrancada, prontitud, modo de recargar, recorrido y fondo.
Con el software, que se empezó a diseñar en 2005, se le dio una categoría numérica a cada característica que antes eran cualitativas. “Nos ingeniamos la forma de pasarlas a variables continuas o cuantitativas, es decir que permiten tomar cualquier valor intermedio entre 0 y 5. Estos valores individuales generan una calificación total de bravura, que es la que se utiliza en mejoramiento genético”, menciona el profesor David Calero Quintero, autor principal de la investigación, quien destaca el trabajo informático desarrollado por el profesor José Reinel Uribe.
Señala además que “hasta ahora la valoración de las distintas particularidades que influyen en la bravura se hacía a ‘ojo de buen ganadero’, de manera que los dueños de estas ganaderías se volvían expertos en calificar los atributos de sus ejemplares, aunque en forma muy subjetiva”.
Por su parte el veterinario Daniel Bartolomé, del Centro de Investigación del Toro de Lidia de Castilla y León, explica que “aunque recientemente se han comenzado a medir aspectos morfológicos –como la longitud de los pitones y la altura– con propósitos de selección, su comportamiento es el principal factor de valoración, pues en él se refleja la imponencia de estos animales, considerados como de una metarraza –raza de razas– de la especie Bos taurus, porque tiene muchas variantes entre sus encastes”.
Con el nuevo método, esta valoración se hace mucho más precisa, gracias a las categorías asignadas a cada una de las características incluidas en las variables, para lo cual se diseñó un etograma que cuantifica el comportamiento de los animales.
El profesor Jaime Eduardo Muñoz explica que “la metodología se constituye en una valiosa herramienta para adelantar procesos de mejoramiento genético, cuyo obstáculo radica, precisamente, en la falta de información”.
Destaca que, “en ese sentido, con un programa de estas características, si tengo un semental que me empieza a dar hijos que llevan la cara alta, por ejemplo, puedo tener herramientas para hacer mejoramiento genético en esa característica”.
Aunque la cuantificación mostró valores globales cercanos a los que toman los dueños de las ganaderías de forma subjetiva, los investigadores indicaron que esta propuesta metodológica se puede aplicar a otras especies domésticas con características de comportamiento interesantes como los caballos de paso fino o de carreras, o en el adiestramiento de perros.
Los investigadores resaltan la importancia de realizar otros estudios que permitan llegar a identificar genes de resistencia y calidad de esta metarraza, como los que se vienen haciendo en ganado hartón del Valle desde el programa de diversidad biológica que dirige el profesor Muñoz y que ha permitido identificar genes de resistencia al peligroso virus que produce la leucosis bovina.
Pese a los movimientos antitaurinos, estos animales siguen saliendo al ruedo en España, Francia, Portugal, Estados Unidos, México, Venezuela, Ecuador y Perú, según lo advierte el profesor Bartolomé, quien señala que en estos países las corridas y demás festejos taurinos representan el único uso que se le da a los toros de lidia, algo similar a lo que ocurre en Colombia.