Dirzo, biólogo egresado de la Universidad de Morelos, con estudios de maestría y doctorado en ecología de la Universidad de Gales, se ha caracterizado por su fascinación hacia la diversidad biológica, que lo llevó a ser investigador pionero en el Instituto de Biología de la Universidad Autónoma de México y coordinador de posgrado de la misma, para convertirse, posteriormente, en director de la Estación Biológica de los Tuxtlas, en la ciudad mexicana de Veracruz.
En el 2005, durante su año sabático, Dirzo viajó a la Universidad de Stanford, California (Estados Unidos), con el propósito de estudiar la relación de plantas y animales en el contexto del cambio climático; una vez allí, dicha institución le ofreció el cargo de docente que continúa ejerciendo.
El equipo del Sistema de Patrimonio Cultural y Museos, a cargo del Bosque José Celestino Mutis, habló con este experto durante su estadía en Mariquita acerca del estado y potencial de este patrimonio natural.
Sistema de Patrimonio Cultural y Museos: ¿cómo ve la situación actual del Bosque Mutis?
Rodolfo Dirzo: Es una situación preocupante, pero yo creo que todavía es posible revertirla de cara al futuro y eso sería una cosa muy importante, no solo por los servicios ambientales que el bosque presta, sino porque como esto está sucediendo en todos los países del mundo, entonces quienes logren conservar un pedazo de bosque tropical, y más aún un bosque como este, van a tener un logro importantísimo porque se podría usar como la fuente de expansión y regeneración del mismo bosque.
Por eso es que este bosque puede convertirse en una riqueza económica, porque muchos sitios no van a tener el privilegio de tener un bosque tropical con plantas, palmeras, árboles de 30 ó 40 metros, insectos, etc. El Bosque Mutis representa una increíble biodiversidad al margen de un asentamiento humano, esto es verdaderamente espectacular. Desde luego, hay muchas comunidades indígenas asentadas cerca de un bosque tropical, pero aquí estamos hablando de una ciudad asentada junto a un bosque tropical, es algo casi único, se da, pero es muy escaso.
SPM: ¿Cuáles serían sus recomendaciones para la gestión adecuada y preservación de este bosque?
RD: Se trata de una labor muy ardua, pero lo primero que debemos cuidar es que las comunidades humanas que están asentadas en estos alrededores tengan acceso a una vida digna. Es muy poco realista y utópico pensar que se puede conservar este pedazo de bosque en ausencia de la comunidad respectiva y sin el interés de la comunidad urbana. Para ello hay que sacar a colación al público general el gran patrimonio natural que tenemos y que se den cuenta que tener un pedazo de bosque no es un capricho de biólogos y científicos, sino que estos son sistemas verdaderamente productivos. Eso que está ahí es una máquina de captura de carbono, de generación de diversidad, de control de la erosión y además es una máquina de cultura y de amor a la naturaleza. En últimas, es un capital natural al que debemos darle un valor no solo espiritual, sino un valor que también es económico, ya que esto bien diseñado se puede convertir en un atractivo turístico de gran valía.
SPM: ¿Qué fue lo que más le llamó la atención del Bosque?
RD: Durante el recorrido encontramos mecanismos, adaptaciones e interacciones muy particulares y únicas. A mí me encanta cómo las plantas inventan la defensa más efectiva, pero los animales inventan otra cosa contra eso, entonces las plantas tienen que inventar algo más, y ya se sabe que las plantas son capaces de hacer esas cosas inesperadas, como por ejemplo el mecanismo de cianogénesis, que es la capacidad que tiene una planta para liberar gas cianuro.
SPM: ¿Cómo cree que debe ser la relación de la academia con estos espacios naturales?
RD: En nuestra visita al Bosque Mutis los estudiantes quedaron fascinados de ver esto que tienen aquí muy cerca de Bogotá. Es importante que las universidades hagan el esfuerzo de traer grupos, porque ellas tienen que darse cuenta de que este es un sitio ideal, que debe convertirse en un atractivo para la investigación científica, la docencia en biología, ecología, antropología, ciencias sociales y ciencias naturales. Se trata de que esta zona se convierta en un aeropuerto donde aterricen muchas personas que vengan a investigar y esto contribuya incluso a la economía de la comunidad local.