Bogotá necesita un ordenamiento regional, expertos de la UNAL advierten riesgos en humedales y vías
Según el experto en Urbanismo, las afectaciones por las fuertes lluvias recientes en vías como la Autopista Norte de Bogotá reflejan un problema estructural de infraestructura y una necesidad urgente de replantear el sistema de ordenamiento, actualmente definido por el Plan de Ordenamiento Territorial (POT).
“El estado actual de la Autopista es consecuencia de una ocupación indebida realizada sobre el humedal de Torca en la década de 1950, cuando se dividió en dos partes, y por eso ahora se llama Torca y Guaymaral. Lo que preocupa es que con próximas intervenciones se prevé que se fragmente más”, afirma el académico, doctor en Arte y Arquitectura de la UNAL.
Como parte de la infraestructura requerida destaca la necesidad de construir una nueva autopista que conecte la Sabana del río Bogotá. Esta vía no solo debería mejorar el flujo vehicular entre municipios como Soacha, Mosquera, Funza, Cota, Chía y la capital, sino también garantizar la protección de humedales y recursos naturales.
“Por definición un humedal es un área de inundación, cuando se inunda el proyecto que se ha construido sobre él puede o no afectarse dependiendo de cómo lo hayan diseñado y construido”, señala el profesor Rodríguez.
Así mismo, enfatiza en que “la Autopista Norte dejó de ser una verdadera autopista hace mucho tiempo. Aunque originalmente se concibió como una vía rápida sin entradas a predios particulares, la realidad actual es distinta, ya que esta se considera como un corredor urbano por estar rodeada de zonas comerciales, actividades logísticas y algunos andenes”.
“Las paralelas, que alguna vez fueron parte integral de la vía, ya han desaparecido, y los puentes actuales están diseñados para permitir una circulación continua. Se ha convertido en una avenida urbana que debería reconvertirse solo como una entrada a Bogotá”, agrega.
Para el profesor, el problema va más allá de la infraestructura vial, pues desde hace 20 años se ha planteado la necesidad de adoptar una visión regional para el crecimiento urbano, pero no se ha dado porque la Constitución Política, que organiza y distribuye el territorio, lo hace a partir de los municipios.
“Es fundamental que el ordenamiento territorial contemple un plan integral que abarque los municipios y no sea solo Bogotá; que sea en conjunto”, afirma.
Esto lo argumenta reiterando que Bogotá no funciona de forma aislada, pues está conectada con una red de municipios y ecosistemas que son impactados por su expansión. Según su análisis, un POT centrado exclusivamente en la capital tiende a producir infraestructuras y políticas insuficientes para enfrentar el crecimiento urbano y el colapso de los recursos naturales y las vías.
“La planeación urbana debe respetar la geografía natural de la región, lo cual ayudaría a proteger los ecosistemas, especialmente los humedales, que actualmente están en riesgo por el crecimiento urbano desmedido en Bogotá y su área metropolitana”, enfatiza.
El experto planteó todos estos aspectos en su tesis doctoral “Adiós al POT”, en donde detalla ese sistema de manera conceptual que podría transformar la región al promover la cooperación entre Bogotá y los municipios aledaños. Consúltela aquí: