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Medioambiente

Barrio de Medellín le apuesta a la agricultura urbana

  • La comunidad aprendió a cultivar diferentes hortalizas en sistemas de agricultura urbana.

  • La comunidad aprendió a cultivar diferentes hortalizas en sistemas de agricultura urbana.

  • En el barrio El Pesebre de Medellín, estudiantes del grupo Graeco realizaron diagnóstico ambiental.

  • Agricultura urbana en envases PET. / Unimedios

  • agricultura_urbana.flv

¿Qué es el territorio?, ¿a qué se refiere el concepto de agricultura urbana?, ¿es posible cultivar en la ciudad?, ¿qué se debe tener en cuenta?, ¿cómo funciona?

Estos interrogantes y muchos otros respondió un grupo de estudiantes de la UN en Medellín en una iniciativa liderada por el Grupo de Estudio, Trabajo e Investigación en Agricultura Ecológica (Graeco) y la Asociación de Egresados de Ingeniería Agronómica Montanoa-a, cuyo objetivo fue construir comunitariamente un diagnóstico ambiental en el que se identificaron las problemáticas del territorio y la viabilidad para implementar procesos de agricultura urbana en el barrio El Pesebre de Medellín.

De acuerdo con Andrés Mosquera Ramírez, investigador de Graeco y estudiante de décimo semestre de Ingeniería Agronómica, el proyecto Elaboración comunitaria de un diagnóstico ambiental bajo las nociones del territorio con miras a una agricultura urbana en el barrio El Pesebre, se desarrolló mediante la metodología de IAP (investigación acción participativa).

"La idea era darle a la comunidad herramientas para que a través de diferentes mecanismos y proyectos se puedan solucionar las principales problemáticas del barrio".

Por eso, durante la ejecución del proyecto se logró, además del levantamiento del diagnóstico, la integración entre diferentes generaciones, incluyendo niños, jóvenes, amas de casa y personas de la tercera edad.

"Este proyecto nos ayudó a concientizarnos acerca de la importancia de producir algunos de nuestros alimentos, a identificar espacios para sembrar y a saber cómo hacerlo; por ejemplo, ya tengo sembrada espinaca, cebolla y acelga", dijo Orlando de Jesús Álvarez, habitante del barrio.

Y es que aunque el proyecto solo contemplaba la realización de un diagnóstico, la comunidad se involucró de tal forma que los investigadores de la UN terminaron por enseñarles habilidades sobre agricultura urbana.

De acuerdo con el investigador Juan Esteban Yepes, durante la realización del taller de agricultura urbana la comunidad aprendió a manejar los residuos sólidos y a usar su sustrato para la siembra.

"La agricultura urbana es la producción de alimentos en la urbe para ayudar en la seguridad alimentaria de los hogares. Se puede hacer en superficies duras o blandas, la primera de ellas fue la que aplicamos en el barrio", explicó.

Precisó que las opciones aplicadas en el barrio fueron tubulares y envases PET, "los tubulares tienen un tubo de PVC como sistema de riego, un pico de botella de plástico que se usa como embudo, las semillas se siembran en tierra puesta en bolsas que pueden ser hasta de un metro, deben estar siempre colgadas y expuestas al sol. En este procedimiento se puede sembrar cebolla, cilantro, acelga, espinaca, apio, entre otras plantas", dijo Yepes.

Respectó a los envases PET, señaló que son recipientes de gaseosa, preferiblemente de tres litros, los cuales deben tener 15 centímetros de profundidad, perforaciones para eliminar residuos de agua y se deben pintar de negro para mejorar el desarrollo de las plantas.

Ambos sistemas fueron implementados por la comunidad, por eso están felices con los resultados. Así lo expresó doña María Salazar, integrante del grupo de la tercera edad Alegrías del Pesebre. "Estamos muy contentas, porque aprendimos a sembrar hortalizas, he sembrado brócoli, espinaca, cebolla y cilantro y mis maticas están muy bonitas, me siento realizada".

Por su parte, doña Libia Benítez reconoció la importancia de los conocimientos que lograron en el desarrollo de esta iniciativa: "En el campo se pueden aprender muchas cosas sobre agricultura, pero en la ciudad no, fue muy maravillosa la forma en la que estos muchachos nos enseñaron a sembrar".

La gratitud es un sentir generalizado en todos los participantes del proyecto, aunque ya terminó esta fase y lo más importante es que la comunidad se haya apropiado de estas herramientas y conocimientos para que, por sí misma, pueda sacar adelante nuevas iniciativas, gestionar recursos e impulsar proyectos colectivos para el beneficio del barrio.

"Gracias a la metodología de IAP, la comunidad se reconoció como un actor que puede transformar la realidad, incidir en las políticas y organizarse a nivel social para resolver sus problemáticas y gestionar alternativas de solución", puntualizó Juan Diego Cano, investigador de Graeco.

Un gran avance, pero ¿qué sigue?

Lo más significativo para la comunidad es que la academia se fijara en sus necesidades y les aportara nuevos conocimientos en diferentes aspectos relacionados con el medioambiente, la cohesión social, la agricultura urbana, el desarrollo sostenible, entre otros. Por eso, mediante el diagnóstico elaboraron tres propuestas que quieren sacar adelante.

La primera es el plan de disminución de catástrofes, cuyo fin es identificar sitios de riesgo, crear un sistema de emergencias, protección y manejo de taludes, puntos de encuentro seguros y prestación de primeros auxilios. La segunda tiene que ver con la elaboración de sistemas de agricultura urbana y ambiente. En esta se creará el aula ambiental. Finalmente, se hará una red de comunicación con el objetivo de formar el recurso humano.

"Ya tenemos programado con el Sistema de Prevención y Atención de Desastres de Medellín (Simpad) un taller acerca de prevención de riesgos y catástrofes, vamos a continuar con la siembra de hortalizas, vamos a embellecer nuestro paisaje y queremos seguir integrando todos los sectores del barrio", concluyó Dora Ramírez, representante de la Acción Comunal del barrio El Pesebre.