Bachilleres manizaleños aprenden a monitorear lluvias y a gestionar alertas climáticas ¿cómo?
Con pluviómetros artesanales y miras o reglas limnimétricas, herramientas que sirven para medir cantidades de lluvia y niveles del agua respectivamente, 32 estudiantes entre 10 y 16 años de bachillerato de la Institución Educativa Maltería en Manizales se han convertido en actores clave en el monitoreo climático de su comunidad.
A través del proyecto “Expandiendo Datos a prueba de agua”, impulsado por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, el Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales CEMADEN (Brasil) y la Universidad de Glasgow (Escocia), los estudiantes participan activamente en la recolección de datos climáticos.
Los pluviómetros artesanales, fabricados con materiales reciclados como botellas de plástico, permite a los estudiantes medir la lluvia caída en un periodo determinado. Para su construcción, los jóvenes cortaron la parte superior de las botellas para crear un embudo y luego colocaron una escala de medición en su interior, similar a una regla.
Este proceso sencillo y de bajo costo facilita la participación de los jóvenes en la recolección de datos climáticos, mientras aprenden sobre el impacto de las precipitaciones en su comunidad. “La metodología sencilla y de bajo costo les permite a los jóvenes involucrarse en el proceso de recolección de datos climáticos de manera práctica mientras aprenden sobre la importancia del monitoreo de precipitaciones o lluvias y su impacto en su comunidad”, afirma la docente Jeannette del Carmen Zambrano Najera, de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura.
Además de los pluviómetros, los estudiantes también construyeron miras o reglas para medir los niveles de agua en la quebrada Manizales. Dichas herramientas les permiten conocer en tiempo real los niveles del cauce y contribuir a la identificación de posibles riesgos de inundación.
Este proyecto, coordinado por el Urban Big Data Centre de la Universidad de Glasgow bajo la dirección de los investigadores Joao Porto de Albuquerque y Diego Pajarito, pretende fortalece el sistema de alertas tempranas frente a inundaciones propias de nuestra región.
La iniciativa tiene un enfoque integrador, que une la experiencia adquirida por la UNAL en el convenio Fase III del Centro de Monitoreo para la Gestión del Riesgo de Manizales, que ha sido apoyado por la Corporación Aldea Global, una Organización no gubernamental que promueve el desarrollo sostenible en la capacitación comunitaria.
A su vez, se conecta con el proyecto de monitoreo comunitario y ciencia ciudadana de la Quebrada Manizales, liderado por el profesor Jorge Julián Vélez Upegui, el cual busca fortalecer el sistema de alertas ante posibles inundaciones y crecientes en esta zona vulnerable.
Según la docente Zambrano, “el propósito es mantener a la comunidad en alerta temprana para que pueda actuar antes de que ocurra una inundación, y no cuando ya ha sucedido”. Este enfoque preventivo es esencial en una región que ha enfrentado desastres naturales debido a las crecidas de la quebrada Manizales, como el ocurrido el 21 de marzo de 2011, cuando una avalancha provocada por la creciente arrasó con las viviendas de 32 familias, afortunadamente sin víctimas mortales.
En este contexto, la subdirectora de la Corporación Aldea Global, Doralice Ortiz Ortiz, destaca que "la historia de Maltería revela una sociedad que ha aprendido a adaptarse a los riesgos y a colaborar para mitigar el impacto de los desastres naturales". La participación de los jóvenes en este proceso no solo fortalece la seguridad del barrio, sino que también reafirma el compromiso de la comunidad con la protección del entorno.
Como parte de la iniciativa, CEMADEN donó un equipo para monitorear datos ambientales que ya está en funcionamiento en la Institución Educativa Maltería, complementando otras herramientas instaladas gracias al proyecto de Monitoreo comunitario. Estas herramientas son esenciales para la recolección de datos y la toma de decisiones basadas en evidencia.
La comunidad de Maltería, ubicada en un barrio altamente vulnerable a las inundaciones debido a su cercanía con la quebrada Manizales, ha sido testigo de múltiples desastres naturales a lo largo de los años. A pesar de las medidas adoptadas por la Corporación Autónoma Regional de Caldas (Corpocaldas), como la construcción de dos diques en 2012 para mitigar el impacto de las crecidas, el temor de la población ante futuros episodios sigue presente.
Como señala la subdirectora Ortiz, “el proyecto ha sido una oportunidad para reafirmar el compromiso de la comunidad con la seguridad y el ambiente”. Este enfoque integrado y colaborativo es clave para mejorar la resiliencia de las comunidades frente a los riesgos climáticos y garantizar que los jóvenes tengan las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos del cambio climático.