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Ciencia y Tecnología

Arrecifes artificiales para recuperar ecosistemas marinos

  • El proyecto de arrecifes artificiales se ejecutó en Berrugas (corregimiento de San Onofre ' Golfo de Morrosquillo). Foto: Miguel Delgado

  • Estrella de mar encontrada en uno de los arrecifes sumergidos.

  • Arrecifes, al comienzo de la inmersión.

  • Los arrecifes de concreto fueron monitoreados bajo el agua.

  • Aspecto que ofrecían los arrecifes artificiales siete meses después de haber sido sumergidos.

  • Una de las alternativas para la restauración de corales es la conocida como acuicultura o jardinería de coral.

Una estudiante de la Maestría en Ingeniería de Materiales y Procesos de la Universidad Nacional, Sede Medellín, trabaja desde el 2012, junto con investigadores de otras áreas, en la fabricación de concreto ecológico para propiciar el establecimiento de arrecifes artificiales.

Los módulos construidos con este concreto en una zona cercana al golfo de Morrosquillo, en el Caribe, presentaron una amplia presencia de diversos organismos marinos, ocho meses después de haber sido sumergidos en el agua, lo que comprueba su efectividad. 

Apoyada en el Grupo de Investigación del Cemento y Materiales de Construcción de la Facultad de Minas, Mónica Andrea Bedoya, arquitecta y constructora, ensayó diversas combinaciones de materiales, en su mayoría reciclados (residuos cerámicos, ladrillos, concreto, entre otros), con la dosificación óptima de agregados como cemento, cenizas, entre otros, fundamentales para que las estructuras tuvieran el desempeño apropiado. 

"Las evaluaciones en campo nos han permitido concluir que este material cumple con características físicas y químicas de estabilidad en el medio marino y que es apto para la colonización de microorganismos", resalta Bedoya. 

Jorge Iván Tobón, profesor de la Facultad de Minas y uno de los asesores del proyecto, realizado mediante una convocatoria de jóvenes investigadores de Colciencias, explicó que se buscaba que los módulos sumergidos tuvieran el peso requerido para que las olas no los movieran y que contaran con la suficiente porosidad y permeabilidad para que el agua penetrara, así como con una durabilidad que soporte los efectos de las sales marinas. 

Dentro de las figuras ensayadas, la más privilegiada fue la piramidal, con cavidades que facilitan la circulación del agua. Este diseño es estable ante las corrientes, corta las olas y tiene mayor área superficial para que muchos microorganismos se puedan adherir. Además aprovecha que, al entrar en contacto con el agua, el concreto produce hidróxido de calcio, el cual tiene afinidad importante con los corales. 

Los arrecifes coralinos son ecosistemas que protegen las costas y manglares de la erosión ocasionada por el oleaje o las tormentas. Albergan numerosas especies animales y vegetales que propician refugio y alimentación a otras. Son el hábitat de cerca del 25 % de peces, moluscos, crustáceos, esponjas y otros seres. 

Frente a su importancia, la profesora Gladys Bernal, directora del Departamento de Geociencias de la Facultad de Minas, magíster en Oceanografía Costera y doctora en Ecología Marina, señala que desde los años 60 se ha venido hablando de arrecifes artificiales. Sin embargo, han ido tomando más fuerza con el tiempo, debido a sus buenos resultados, ya que son ecológicos y presentan menos impactos negativos que otras obras costeras. 

Otra parte muy importante de este trabajo fue la evaluación biológica de los módulos de concreto, luego de extraerlos del agua. El monitoreo, los resultados y los análisis fueron realizados por el estudiante de la Universidad de Antioquia, Cristian Camilo Bedoya, como trabajo de grado para obtener el título de biólogo. 

Según Lizette Quan Young, bióloga experta en corales y docente de la Universidad de Antioquia, quien lideró este análisis, se encontró una alta riqueza de organismos que colonizaron las placas de concreto ecológico, pertenecientes a 25 taxones marinos, de los cuales 21 son de tipo sésil, es decir, crecen adheridos a un sustrato, como es el caso de las esponjas. 

Una vez sumergidas, las estructuras fueron revisadas por los investigadores, al tercer, cuarto y octavo mes. Aunque no se han terminado de estudiar con detalle las muestras, la bióloga dijo que encontraron diversidad de organismos tales como algas verdes y rojas, pequeñas anémonas, esponjas y una estrella de mar. 

En términos generales, la investigadora y su grupo buscaban tener muy claro, por ejemplo, el pH que pudieran tener esos sustratos de concreto, ya que en el panorama del cambio climático, no es recomendable sumergir cualquier material que pueda acidificar los océanos. 

Actualmente, Mónica Andrea Bedoya se encuentra realizando una pasantía en la USP (Universidad de São Pablo, Brasil) con el Grupo de Investigación de Construcciones Rurales y Medio Ambiente, con el fin de evaluar las ventajas de agregarle al concreto ecológico fibras naturales como las de coco. 

Lea el informe completo en: www.unperiodico.edu.co