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Artes y Culturas

Arquitectura y fotografía: dos disciplinas y una sola técnica para hablar de territorio y conflicto

    Espacio, vacío, forma, estructura y textura son conceptos técnicos que comparten la arquitectura y la fotografía, disciplinas que combinadas conforman una propuesta visual que narra realidades como el hambre, la injusticia o la guerra.

    Así lo menciona Santiago Escobar Jaramillo, arquitecto de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales y magíster en Fotografía y Culturas Urbanas del Goldsmiths College de Londres, y agrega que “no se trata solo de imprimir fotografía en el papel, la imagen concede un momento íntimo y una lectura propia”.

    El artista ofreció la conferencia “Edición y fotolibro” en el marco de la celebración de los 75 años de la Sede Manizales, en la que también han participado líderes de iniciativas que han impactado positivamente a la sociedad.

    Entre las obras compartidas por el experto con los asistentes se encuentra Elefante blanco, un fotolibro contenido en un recipiente de concreto y cuya portada es un trozo de lona, con la intención de que el lector aprecie el impacto de la corrupción en el país: hospitales o centros de salud a medio acabar y abandonados, son algunos ejemplos.

    Colombia tierra de luz es un recorrido por los cuatro puntos cardinales de Colombia para capturar los detalles del paisaje y el día a día de las personas que habitan territorios indígenas, campesinos y afro. La luz, o la ausencia de ella, es la protagonista de esta obra, en la que se puede apreciar cómo pese a la escasez en el suministro de energía la vida sigue en la oscuridad.

    “En este libro hay un diálogo entre imágenes: el lado derecho representa la oscuridad y en el izquierdo aparece la silueta de una mujer con la poca luz, pero ambas se complementan un solo escenario, un mismo contexto, son representaciones que pueden ser incluso subjetivas”, menciona el arquitecto.

    Agrega que “en arquitectura existe el concepto de formaleta, un ‘molde’ que le da forma al concreto cuando es vertido, y en los libros también es posible hacerlo rompiendo con la estructura tradicional de la hoja continua para jugar con cartillas, cajas, mapas, formas, símbolos y figuras”.

    ¿Por qué hablar de territorio, conflicto y paz en fotolibros? El arquitecto señala que “esta forma de narrativas invita a conocer realidades incluso no vividas por quienes toman decisiones como el Gobierno o las entidades no gubernamentales que intervienen en las decisiones de los derechos sociales, es hablar con imágenes, una invitación a crear espacios de diálogo”.

    Es el caso de “Madres Terra”, una exposición colectiva que nace de las instalaciones del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación para resignificar la Organización de las Madres de Víctimas de los Falsos Positivos (MAFAPO). Con una textura árida, como si hubiera salido precisamente del suelo, su separador se convierte en una cuchilla para romper la hoja y abrir los pliegues de cada página que permiten adentrarse en la verdad, el dolor y el sufrimiento de una madre, víctima de los “falsos positivos”.

    ¿Pero cómo está implícita la arquitectura en los impresos? “Podrá sonar descabellado, pero tiene mucho que ver, se trata de la sensación y el proceso de elaboración de cada material y forma del libro, cada ejemplar es único, es capaz de transportar al lector hasta una zona, un territorio, se debe pensar en el concepto, la forma de presentación, el tipo de material”, señala el arquitecto.

    Agrega que “se debe ser estratégico, saber contar con todo, si será con materiales corrugados o lisos; doble página u hoja sencilla; grande o pequeño; con caja o sin ella; por niveles o por pisos; con papel reciclable de celulosa de caña o de tela; si llevará amarres de cuerda o nudos de cuero, madera o acero”.