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Arquitectura moderna, materia intersedes que promoverá aportes de esta disciplina al país

    Aunque los términos “moderno” y “contemporáneo” se podrían considerar como similares, en la arquitectura no lo son, aunque sí están relacionados. “Moderno” hace referencia a un periodo entre los siglos XIX y XX, mientras que “contemporáneo” se centra en lo que sucede en el presente. Dichas corrientes han marcado un hito histórico y sigue siendo una importante influencia en varios países de Latinoamérica. Este año, dada su relevancia, la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) destacará sus aportes implementando la asignatura electiva intersedes “Conversaciones sobre arquitectura moderna y contemporánea”.

    En esta asignatura participan las Escuelas de Arquitectura de las Sedes Medellín, Bogotá y Manizales de la UNAL, con sesiones presenciales en las sedes donde se encuentran los conferencistas, y remotas en las demás, de forma alterna.

    Al final del curso híbrido (presencial y virtual) se pretende realizar una práctica académica con la participación de docentes y estudiantes, para visitar Medellín y Bogotá. Allí se visitarán las obras arquitectura y urbanismo, modernas y contemporáneas, en aras de adquirir un conocimiento más amplio de nuestra propia arquitectónica y establecer vínculos entre las sedes.

    Para esta asignatura intersedes se estudiarán grandes exponentes de la arquitectura colombiana como Rogelio Salmona, egresado de la UNAL, con ejemplos como las Torres del Parque y la Biblioteca Virgilio Barco en Bogotá; Germán Samper Gnecco por el Edificio Avianca, y Diana Wiesner por su labor en proyectos de desarrollo sostenible.

    En cuanto a edificaciones emblemáticas se tiene el rascacielos Bacatá en Bogotá, uno de los más altos del país, y el edificio Colseguros, símbolo de modernidad en la capital; en Medellín, el edificio Coltejer y la Biblioteca Pública Piloto, además de las obras de Salmona mencionadas.

    Al hablar de desarrollo, la arquitectura moderna ha priorizado simplicidad, formas e integración de nuevos materiales para mejorar la calidad de vida de las personas. Por ejemplo, busca que los espacios sean más eficientes y sencillos, con estructuras –casas, apartamentos, empresas u oficina– que garanticen como mínimo buenas condiciones de luz, ventilación y comodidad. Además, se ha cambiado el uso de adobe, madera o guadua por la incorporación de acero, concreto o vidrio.

    ¿Pero por qué es necesario profundizar los conocimientos en las arquitecturas moderna y contemporánea? El profesor Jaime Sarmiento Ocampo, de la Facultad de Arquitectura de la UNAL Sede Medellín, quien lidera la estrategia académica intersedes de la Institución, afirma que “se trata de un enfoque que no solo pretende conectar los programas de Arquitectura de las Sedes Andinas (Bogotá, Manizales y Medellín), sino también impulsar y promover nuevos aportes, nuevos diseños en un mundo cambiante del que las regiones del país no son ajenas”.

    “Estamos trayendo arquitectura de afuera, y eso es bueno; es importante conocer lo internacional, pero se debe pensar también en lo autóctono, en lo propio, de manera que la modernidad colombiana se entremezcle con lo foráneo sin perder de vista las necesidades de nuestra sociedad, con los crecientes retos en urbanismo, vivienda, etc.”, agrega.

    De otra parte, los profesores Isabel Llanos Chaparro y Edison Henao Carvajal, quienes coordinarán las dinámicas de la asignatura en la UNAL Sede Manizales, mencionan que “el propósito no es solo transmitir el discurso, sino que además se pretende generar espacios donde se tenga que tocar la arquitectura, verla, vivirla desde la práctica”.

    En la Sede Medellín acompañará la profesora María Isabel Mayorga, y en la Sede Bogotá el docente Ricardo Daza Caicedo.

    El profesor Sarmiento recuerda que “Colombia, al igual que Brasil, Chile y Argentina, son grandes referentes latinoamericanos de cómo la arquitectura moderna ha transformado los modos de vivir, trabajar y relacionarse de manera fluida, donde los diseños también priorizan el bienestar de los habitantes, incorporando prácticas sostenibles y tecnologías ambientalmente conscientes, reduciendo el impacto ecológico y creando entornos más saludables”.

    Pero, según el académico, no se debe de confundir con la vivienda actual, con construcciones generalmente de propiedad privada, donde se ha confundido el concepto de eficiencia, funcionalidad y sencillez, en áreas reducidas y contiguas unas de otras, como ocurre con las propiedades horizontales o urbanizaciones por lotes de apartamentos.

    “Las viviendas de interés social son una excelente estrategia de cobijo, de una vida digna, pero la forma en la que se ocupa el espacio es lo que lo vuelve inadecuado”, concluye.