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Áreas marinas deben protegerse con imaginación

  • La mayor área marina protegida del Caribe la tiene Colombia en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.

  • Fotos: A. Felipe Castaño / Unimedios

  • Areas_Marinas.flv

En el mundo crecen las áreas marinas protegidas legalmente, un recurso que de nada sirve si no hay una buena relación y coordinación entre comunidades, Estados y sector privado.

Así lo ve el experto en el tema Hugh Govan, coordinador de la Sección Marina de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas para la región de Melanesia, quien aseguró que es fundamental crear estrategias novedosas para que los ecosistemas marinos de verdad sean protegidos.

"El reto es hacer que esas áreas puedan acoplarse mejor a la sociedad, pues se supone que se crearon para permitirle a la humanidad tener herramientas para su propia supervivencia a largo plazo. Lamentablemente esa visión se ha perdido y estas áreas se ven como una imposición, que viene de afuera. Eso hace que la gente crea que es un inconveniente para el normal desarrollo de sus actividades, como la pesca", dijo Govan.

Este británico considera que Colombia es un buen ejemplo en América Latina por crear áreas protegidas que se insertan en la vida de las comunidades. Él ha hecho lo suyo en una extensa región de Oceanía, llamada Melanesia. Allí, la protección va de la mano con los planes de vida de las comunidades, en temas como la capacitación, la cual está acorde con las costumbres locales.

En su opinión, la academia cumple un papel fundamental para llegar a esas zonas con información e investigaciones que resuelven problemas prácticos de las comunidades y de la conservación misma. Sin embargo, según su experiencia, la academia y los Estados todavía acuden a herramientas anticuadas que no van por el mismo camino de las necesidades reales de esas áreas.

"Las ONG son más ágiles y tienen discursos más novedosos para llegarle a las comunidades, pero ese sería un papel ideal para la academia", indicó el experto.

Al taller Manejo Comunitario: Hacia una Mejor Gobernabilidad de las Áreas Marino-Costeras, organizado por la Fundación MarViva, también llegó Elizabeth Taylor Jay, directora de la Corporación Autónoma del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (Coralina).

Ella mostró la experiencia en el manejo de la extensa área marina protegida de la Reserva de Biósfera Seaflower. Asegura que, aunque hay muchos retos pendientes, se ha logrado incluir a las comunidades en muchos procesos que permiten que la normatividad no sea letra muerta.    

"Las comunidades y las instituciones asumieron el reto hace 10 años de trabajar juiciosamente para mirar cómo reorientábamos la visión de nuestro archipiélago, que estaba en una tendencia totalmente de degradación, por el desarrollo desordenado que se dio después del puerto libre en los años 50. Hemos llegado a unas alianzas importantes para mirar las tres funciones básicas que tiene una reserva de biósfera", explicó Taylor Jay.

La primera es la de conservación, que en el caso de San Andrés se da de manera participativa con los habitantes, creando parques regionales en el archipiélago y buscando darle una mayor protección a las zonas núcleo de conservación.

Otra función es la del trabajo comunitario, que más allá del tema de biodiversidad y recursos naturales, se preocupa por el desarrollo humano sostenible y el desarrollo económico, se trata de buscar una mejor calidad de vida para las poblaciones.

La otra función, en la cual la Universidad Nacional de Colombia cumple un papel clave, es la de logística. Según la Directora de Coralina el papel de la academia en el archipiélago ha sido muy valioso para el desarrollo del territorio.

"Se hace investigación, se forma además a los jóvenes del archipiélago en nuevos temas que tienen que ver, precisamente, con la implementación efectiva de la Reserva de la Biósfera, y todas las redes de cooperación que se han generado apoyan esa función de logística", detalló Elizabeth Taylor Jay.

Hoy el área protegida de Seaflower es la octava más grande del mundo y la más grande del mar Caribe. Por tanto, su importancia no es solo para Colombia sino para toda la región.

¿Qué son las Áreas Marinas Protegidas?

Son zonas declaradas por ley o decreto para proteger espacios del mar de importancia ecológica y económica, que garantizan que el mar siga siendo fuente de trabajo, alimento y recreación para miles de personas.

En ellas las especies que han sufrido la sobreexplotación pueden crecer hasta la edad adecuada, restablecer su población y volver a llenar las zonas circundantes. Los fondos marinos también se recuperan, volviendo a establecer los ciclos de vida interrumpidos por el impacto de la pesca industrial.

Con la existencia de las Áreas Marinas Protegidas se intenta regular las actividades productivas para garantizar que el mar siga siendo fuente de trabajo y alimento para miles de personas.