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Medioambiente

Arboloco complemento del acero en reforzamientos de concreto

    El bahareque es una técnica de construcción ancestral que utiliza la guadua para dar resistencia a ciertas estructuras, la misma ventaja que ofrecería el arboloco (Montanoa quadrangularis), también conocido como pauche o camargo. Su fortaleza se evidenció en el recorrido por algunas viviendas rurales elaboradas con esta especie en Manizales, Pereira, Armenia (Eje Cafetero) y Fresno (Tolima).

    Las ventajas de esta especie se recogen en el libro El arboloco: Medio ambiente y contexto, escrito por los arquitectos Gustavo Adolfo Agredo Cardona y Gustavo Alberto Cortés Aristizábal, profesores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL). La publicación es una de las más de 150 novedades presentadas por la Institución en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo) 2023.

    “Con esta publicación queremos hacer memoria y contexto de esta planta, pero que también se recuerde que ella tiene mucho que aportar hoy a la construcción de viviendas en el país”, anotaron los académicos.

    El profesor Agredo señala que “durante la colonización antioqueña las casas antiguas y algunos edificios se construyeron mediante la técnica del bahareque, que consiste en entretejer palos de guadua (subfamilia del bambú) para formar muros con mezcla de barro, y el arboloco se usó para solventar lo que la guadua no podía, como entrepisos y techos”.

    “Aunque el bahareque también es un tipo de material maderable, si se habla de su tipo de refuerzo, este solo cumple con resistencia de compresión, es decir que permite apretarlo sin romperse, y con propiedades de tensión, es decir estirarlo. En cuanto a la flexión, que es poner un peso sobre este, no tiene resistencia, debido a que se arquea o curva, algo que no pasa con el arboloco”.

    Esta es una especie autóctona de la zona Andina de Colombia, Ecuador y Venezuela y se le conoce como “constructor de ecosistemas”, entre otras razones por que aporta un abundante follaje que enriquece los suelos; retiene la humedad; protege zonas productoras de agua, y sus raíces estabilizan los terrenos.

    A estos beneficios se suman sus bondades como planta maderable, pues aporta dureza y resistencia, y podría reemplazar otras especies sobreexplotadas y en peligro de extinción.

    La especie mide cerca de 10 m, tiene un tronco recto, hojas grandes que se agrupan en las ramas y flores amarillas. El polen sirve de alimento para los insectos y las semillas son consumidas por las aves, como por ejemplo la chisga –un ave pequeña de color negro y amarillo– y los psicogrodos, aves medianas de color naranja.

    “Como toda vegetación o especie de árbol, el arboloco tiene la capacidad de mitigar el CO2 que se genera en las ciudades”, anota el profesor Cortés.

    Cuando se corta, la parte del tronco que queda bajo la tierra se convierte en un tipo de piedra, volviéndose rígida por la ausencia de oxígeno, un proceso de conservación natural en el cual la madera no se pudre, conservando el tallo, a lo que le denomina ‘petrificación’”.

    A finales de 2022, la Gobernación de Caldas y la Alcaldía de Manizales realizaron una sembratón para plantar 1.500 árboles nativos –entre ellos el arboloco– en el Ecoparque Los Yarumos, con el fin de fortalecer la implementación de tecnologías verdes para un futuro y un equilibrio en la calidad del aire, afectado por la ceniza del Volcán Nevado del Ruiz.