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Desarrollo Rural

App en línea optimizaría riego en aguacate Hass

    Los agricultores de aguacate Hass en el Valle del Cauca ahora cuentan con la aplicación IS-SAR, de libre acceso y basada en datos precisos recopilados a través de sensores remotos y de campo, los cuales se ubicaron en fincas productoras en Dagua, Restrepo y Roldanillo; con ella programarán el riego desde un computador, una tablet o un celular.

    Los usuarios pueden utilizar esta herramienta para determinar el momento adecuado del riego y la cantidad apropiada de agua que se debe aplicar según las características del lote donde se encuentre el cultivo; solo deben ingresar a la plataforma, ubicar sus fincas, digitalizar los límites del lote y calcular la cantidad y el momento adecuados para el riego.

    “Así mismo, IS-SAR proporciona la trazabilidad de las aplicaciones a lo largo del tiempo, lo que ayuda a reducir el consumo excesivo de agua en el cultivo y minimiza la presión sobre el uso de los recursos hídricos en las zonas productoras de agua para las ciudades”, agrega el investigador Osvaldo Edwin Erazo Mesa, doctor en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira.

    Se trata de avance importante para el sector agrícola, pues al utilizar la cantidad justa de agua se reduce la huella hídrica del cultivo de aguacate y el impacto negativo al ambiente, ya que la herramienta les permitirá a los agricultores usar de manera óptima los recursos sin perder productividad.

    Aguacate Hass, una delicia que desequilibra el ambiente

    El boom de esta variedad de aguacate en Colombia lleva casi un cuarto de siglo de desarrollo. Pese a ello, ha sido escasa la investigación aplicada sobre los requerimientos hídricos y los datos de la programación del riego en las laderas colombianas donde se siembra.

    Como se ha identificado que los agricultores requieren información confiable, detallada y de fácil acceso, el doctor Erazo se propuso desarrollar una herramienta que, para optimizar el riego, tuviera en cuenta factores como topografía, fertilidad del suelo, variedad de climas, disponibilidad de agua y experiencia agrícola.

    “No irrigar adecuadamente los cultivos disminuye la producción o implica un riesgo para los ecosistemas, ya que cuando se riega excesivamente, como ocurre en algunos casos, genera impactos ambientales negativos en el suelo y pone en riesgo la disponibilidad del recurso hídrico”, señala el experto.

    Un estudio que impacta el bolsillo de los agricultores

    Los resultados de la investigación mostraron que las cantidades varían según las propiedades del suelo y las condiciones climáticas. En promedio, con la herramienta se estimaron volúmenes de agua de riego de entre 300 y 500 m3 por hectárea en época del fenómeno de La Niña, pero estas cantidades aumentarán en los próximos meses, ya que se ha declarado el fenómeno de El Niño en el país, el cual se caracteriza por periodos más largos de sequía.

    Mediante simulaciones realizadas en los tres lotes evaluados, se determinó que se pueden aplicar eventos de riego de hasta 107 litros por árbol durante 3,4 horas, lo que asegura el suministro adecuado en esta región del territorio nacional.

    También se reveló que casi el 99,8 % del área actual y potencial cultivada con Hass requiere riego al menos un mes al año, y se estableció que la medición de la humedad superficial del suelo en el rango de profundidad de 5 a 10 cm es un indicador confiable para la programación del riego.

    Para calcular el requerimiento de riego mensual en el área de producción actual y potencial de Colombia, el investigador utilizó bases de datos de clima globales y locales, e incluyó la instalación de sensores remotos y de campo que midieron la energía de retención de agua en el suelo.

    “Estos datos se combinaron con imágenes satelitales de radar proporcionadas por el proyecto Sentinel 1 para calibrar un modelo matemático que determina la dinámica del agua en el suelo y permite programar el riego de manera precisa”, afirma el doctor Erazo, quien para su investigación contó con el acompañamiento del profesor Fernando Echeverri Sánchez, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Valle.