Los futuros arquitectos Santiago Marulanda y Deissy Barreras realizaron una primera aproximación a este lugar, conformado por varios hangares ubicados en un predio inclinado entre los barrios Linares y Cervates, en el centro de Manizales; el resultado de su análisis se presentó en el Salón de Octubre 2015, un espacio para la arquitectura.
"En este lugar sería posible construir viviendas con un patio central, también conocido como patio de manzana", mencionan los futuros arquitectos, quienes realizaron una exploración volumétrica previa del lugar que consistió en el estudio morfológico del suelo a través de muestras para determinar sus características, de esta manera concluyeron que se necesita mover las masas (estructuras) de estas bodegas.
Además, por el paso del cable aéreo (condición que limitó otros proyectos similares), con el diagnóstico de Marulanda y Barreras se estableció que era más factible la construcción de un edificio acostado, estilo barra, aunque "ese aspecto limita de alguna manera, en cuanto a ancho y altura, a la hora de edificar", anotaron.
Así, por su ubicación estratégica, la extinta fábrica de textiles (la más grande que tuvo la ciudad) se convertiría en un plan habitacional con otros usos de orden institucional, lúdico y empresarial.
A partir de su cierre definitivo en 1995, comenzaron a tejerse posibles proyectos habitacionales para recobrar el amplio espacio de 15.980 metros (m) ubicado entre los barrios Linares y Cervantes.
Otras propuestas de intervención
La más reciente se socializó a comienzos del presente año y consistía en un plan habitacional fusionado con locales comerciales, financiado e impulsado por una firma privada de Bogotá; en 2006 se había propuso algo similar.
Sin embargo, el total abandono del vetusto edificio donde se reunían a diario cerca de 350 trabajadores, con el tiempo se convirtió en un lunar para el sector y sus habitantes.
Actualmente, las condiciones de la edificación que presenta humedad, caída parcial del techo y abandono total, preocupa a los residentes más cercanos; de ahí, como lo sugirió el estudiante Marulanda, la necesidad de recobrar estos espacios que cayeron en desuso pero que forman parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad.
Desde el taller investigativo donde participaron otros alumnos se contemplan, por igual, reformas en la emblemática Plaza de Bolívar y en la antigua terminal de transporte, también localizados en el corazón de la capital caldense.