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Desarrollo Rural

Ante virus presentes en la gulupa, urge la certificación de semillas

    El análisis de plantas productivas, brotes de semillas y plántulas del Oriente y el Suroeste antioqueño, arrojó que al menos el 60 % del material vegetal analizado tiene presencia del virus Gulupa bacilliform virus A - GBVA. Su registro y el de otros patógenos es un primer paso para determinar la sintomatología específica y los tratamientos a seguir, como por ejemplo la termo y la quimioterapia.

    Después de la uchuva, la gulupa es la segunda fruta exótica más exportada de Colombia, tanto, que en 2022 salieron más de 15.000 toneladas, que representaron más de 48 millones de dólares para la economía nacional, según reportó el DANE.

    Esta fruta, conocida como “maracuyá morada”, tiene cáscara lisa y gruesa, color borgoña, y su interior es amarillo, muy similar al de la “fruta de la pasión”. Especialmente en otros países es muy apetecida por su olor, sabor y propiedades nutricionales, entre las que se encuentran vitaminas A, B1, B2, B3, calcio y fósforo.

    “Aunque su producción es relevante para la fruticultura nacional, el conocimiento sobre sus enfermedades aún es incipiente, por lo que la mayoría de la prácticas agronómicas del cultivo se toman y adaptan de las que se tienen para otras pasifloras como la granadilla y el maracuyá”, señala la ingeniera biológica Daniela Cardona Mejía, magíster en Ciencias - Biotecnología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.

    En ese mismo sentido, también es poca la información que se tiene en relación con las enfermedades que la afectan, en especial las causadas por virus que suelen ser confundidos con deficiencias nutricionales, lo que lleva a que la patología avance y haya pérdidas de entre el 15 y el 60 %. Así mismo, en Colombia no existen programas que certifiquen la sanidad del material vegetal, lo que ha dificultado la expansión y tecnificación de la gulupa.

    Por eso la investigadora se propuso identificar los virus que afectan esta fruta, específicamente la cultivada en el Oriente y el Suroeste de Antioquia, el departamento que más la produce en el país. En campo, tomó muestras de plantas de cultivos productivos –con síntomas como deformaciones, enanismo o amarillamiento, y sin síntomas– y material de siembra de viveros cercanos –como semillas y plántulas–, con el fin de evaluar si en el tejido aparentemente sano había presencia viral.

    “En laboratorio procesamos las muestras mediante análisis moleculares como PCR convencional (RT-PCR), PCR en tiempo real (RT-qPCR) y secuenciación de nueva generación (NGS), lo que nos permitió detectar el ‘tymovirus passion fruit yellow mosaic virus’ (PFYMV) en el 62 % de las muestras de plantas en producción y en el 82 % del material de siembra”.

    “Así mismo, en el Suroeste hallamos un nuevo virus, miembro de la familia Tymoviridae, cuyo nombre tentativo es ‘purple passion fruit leaf deformation virus’ (PpLDV), que a futuro debe ser estudiado con mayor detalle”, cuenta la magíster Cardona.

    En este trabajo también se estandarizó un protocolo para propagar la especie en laboratorio en condiciones in vitro, utilizando sales minerales en el medio de cultivo, enriquecido además con carbón activado, y sugirió el enraizamiento por fuera de laboratorio (ex vitro), empleando igualmente un enraizador comercial cuyo ingrediente activo fue el ácido naftalenacético (ANA 0,4 %), como estimulante radicular, con el que se obtuvieron mejores resultados: las raíces se formaron aproximadamente en 1,5 meses.

    De igual manera la magíster probó dos métodos de limpieza para eliminar los virus de las plantas. “Analizamos el uso de termoterapia y quimioterapia para comprobar si efectivamente la carga viral se eliminaba o reducía. Así, el ensayo más efectivo con termoterapia fue el que se hizo a 36 ºC durante 3 semanas, que presentó una eliminación del 71 % en el virus PFYMV de las muestras evaluadas”.

    “Con la quimioterapia, a una concentración de 250 miligramos de ribavirina por litro de agua, con una inmersión de las raíces durante 3 horas, alcanzamos una eliminación en el 66 % de las muestras para el mismo virus”.

    Los resultados de esta investigación confirman, entre otras cosas, la importancia de aplicar las técnicas moleculares y la secuenciación masiva de última generación en el diagnóstico temprano de infecciones virales en cultivos.

    “Es primordial que la producción de la gulupa se haga a partir de semillas certificadas, de manera que se evite la transmisión enfermedades. Además, es importante hacer estudios frente a la biología de los virus hallados para identificar los síntomas específicos que causa cada uno, sus métodos de transmisión y posibles hospedantes alternos”, concluye la magíster Cardona.