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Salud

Exámenes genéticos mejorarían el pronóstico de tumores en niños

    Los tumores del sistema nervioso central se encuentran entre los más diagnosticados en la población pediátrica; de hecho, este tipo de afecciones acarrea más complicaciones en los niños, relacionadas con limitaciones cognitivas y motoras de largo plazo. A partir de datos clínicos de pacientes con esta condición, se identificó que en adolescentes se pueden presentar formas más agresivas de la enfermedad.

    Hasta el 30 % de los tumores del sistema nervioso central son malignos, y de estos hasta el 81 % corresponden a gliomas, originados en las células gliales, o neuroglías, que en condiciones normales se encargan de brindarles soporte y protección a las neuronas. Dentro de esta clasificación, los gliomas de alto grado representan una preocupación particular debido a su asociación con altas tasas de muerte y complicaciones.

    Tanto el tamaño como la ubicación de dichos tumores son factores determinantes que influyen en los efectos que pueda experimentar cada paciente, y que van desde dolores de cabeza, convulsiones, debilidad y parálisis hasta problemas cognitivos, entre otros.

    En el material genético o ADN de cada individuo hay información única, y es tal su importancia, que permite que los expertos indaguen en predisposiciones genéticas que hacen que una persona corra el riesgo de desarrollar una condición o enfermedad, incluso de gran complejidad como el cáncer.

    Como parte de un estudio de caracterización de estos gliomas en niños, la médica y cirujana Diana Marcela Mendoza Urbano, residente de la Especialidad en Patología Anatómica y Clínica de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), recopiló y analizó datos de 52 pacientes –entre 1 y 18 años– del Hospital de la Misericordia (HOMI) de Bogotá con diagnóstico de gliomas pediátricos. Los datos incluían edad, género, tipo de glioma y afiliación al sistema de salud, para entender mejor las características de la población estudiada. Su trabajo contó con la tutoría de la patóloga pediatra Natalia Olaya, profesora de la Facultad de Medicina de la UNAL.

    “En un cerebro normal hay vasos sanguíneos, células gliales y neuronas, conectados por una red de ‘neuropilo’, que son axones y dentritas. Sin embargo, cuando se revisa el grado histológico en pacientes con gliomas  –una descripción patológica que permite predecir el riesgo y el comportamiento–, se ve necrosis, proliferación microvascular e hipercelularidad”, explica la doctora Mendoza.

    Lo interesante es que algunas características “malas”, que comúnmente se asocian con tumores graves, también aparecen en algunos tumores menos serios. Por eso los investigadores están estudiando cómo los genes y otros factores pueden ayudar a entender mejor esta situación.

    “En este estudio hemos encontrado que las lesiones de alto grado histológico eran menores (en número) al compararlas con las de bajo grado; además se presentaban de manera predominante en la localización supratentorial (parte superior del encéfalo), que se asocian con altas tasas de mortalidad”, señala la residente.

    Además se identificó que la mayoría de los participantes del estudio que tuvieron lesiones de alto grado se clasificaban como adolescentes, es decir mayores de 10 años, mientras que los tumores de bajo grado son más frecuentes en niños menores de 2 años, según lo señalado por la doctora durante la conferencia ofrecida en el marco de la celebración de los 30 años del Instituto de Genética (IGUN) de la UNAL.

    El poder del ADN

    Con la información de cada paciente se construyeron unos “microarreglos de tejidos”, término que en medicina le atribuye a un interesante proceso mediante el cual se manipulan y analizan –como su nombre lo indica– muestras de tejido en un entorno controlado. Por ejemplo, en muchos casos se emplean para estudiar cómo responden las células a diferentes estímulos, o cómo se desarrollan las enfermedades.

    Como parte del proceso, en unas láminas de “inmunohistoquímica”, que son de vidrio, se depositan las muestras de tejido, que se pueden obtener mediante biopsias. Luego, con unas coloraciones específicas, los expertos corroboran si la muestra contiene o no la proteína (molécula) mutada que se está analizando.

    En este proyecto de investigación se realizaron estudios moleculares utilizando técnicas avanzadas para evaluar la expresión de proteínas como la histona H3 y el IDH, asociadas con gliomas. Se analizaron mutaciones genéticas específicas para comprender su biología.

    Como lo han señalado muchos expertos, los gliomas en niños son de gran complejidad. Por eso la experta reitera la importancia de entenderlos mejor usando análisis más avanzados, lo que ayudaría a los médicos a tratar a los niños afectados de manera más efectiva y darles un mejor pronóstico.