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Ciencia y Tecnología

Alga caribeña tendría la respuesta para tratar las manchas y arrugas en la piel

    En la isla de Providencia, Dictyopteris justii, una alga parda que no supera los 70 cm de altura, produce sustancias que disminuyen el daño de algunas proteínas fundamentales para la piel, lo que evitaría la aparición de manchas, arrugas y resequedad, un hallazgo muy prometedor en la industria cosmética, que cada vez más busca incorporar componentes naturales a sus productos.

     

    Aunque las algas del Caribe colombiano han sido objeto de muchas investigaciones que evalúan su potencial para la salud humana, en la industria cosmética –concretamente para el cuidado de la piel– ha existido un vacío sobre la acción que tendrían las algas rojas (presentes especialmente en Santa Marta) y las algas pardas (de las que D. justii forma parte y que se reportan mayormente en la isla de San Andrés y Providencia).

    Intrigada por este tema, Lady Sepúlveda Sánchez, magíster en Química de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), estudió muestras de unas 12 especies de algas rojas de 8 géneros y 27 especies de algas pardas de 9 géneros, a partir de las cuales obtuvo 88 extractos para evaluar. Su trabajo fue dirigido por el profesor Leonardo Castellanos Hernández, del Departamento de Química.

    “Cada extracto se puso a prueba frente a 3 enzimas de interés cosmético en placas de 96 pozos, usando 2 concentraciones, una de 50 y otra de 250 microgramos por mililitro, y los extractos de D. justii fueron los que mostraron mejor acción”, indica la investigadora.

    Explica además que “las 3 enzimas estudiadas son esenciales para el envejecimiento de la piel, las manchas y la resequedad. Estas son: (i) colagenasa, que, como su nombre lo indica, rompe las cadenas de colágeno que mantienen la estructura de la piel, (ii) tirosinasa, que al aumentar su actividad produce melanina en exceso (responsable del color de la piel) y puede causar manchas; y (iii) hialuronidasa, que degrada el ácido hialurónico, responsable de la humectación de la piel. Por eso es esencial controlar la actividad de estas enzimas en el tratamiento de los signos del envejecimiento. La capacidad de actuación es innegable. Se ha observado una inhibición de hasta el 100 % para la colagenasa, un 90,6 % para la hialuronidasa y más del 76 % para la tirosinasa.

    Potente y abundante activo antiedad

    Esto resulta muy prometedor en una industria que busca incorporar cada vez más componentes naturales en sus productos. Según entidades como el Programa de Transformación Productiva del Gobierno nacional, para 2032 se espera que el país sea reconocido en el mundo por la producción y exportación de cosméticos elaborados en su mayoría por ingredientes naturales. 

    Por otro lado, cifras de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), demuestran que en 2021 la industria cosmética obtuvo cerca de 9.401 millones de pesos colombianos, siendo el segundo país de América Latina en donde más se invirtió.

    ¿Qué mejor fuente que las algas del Caribe, que hoy no se están siendo aprovechando y cuya abundancia es notable? De hecho, este fue uno de los rasgos que hizo que la investigadora Sepúlveda y su grupo de trabajo se interesaran por las algas rojas y pardas, ya que al llegar a los puntos de los arrecifes de corales en donde no se debían encontrar, prácticamente solo estaban ellas. 

    Lo anterior debido al cambio climático y el impacto humano en estos ecosistemas, que ha convertido estas zonas en ambientes con alta concentración de nutrientes en donde las algas colonizan fácilmente y pueden crecer en abundancia.

    La clave está en algunos compuestos químicos producidos por la alga, como por ejemplo los compuestos polifenólicos –presentes en las algas de San Andrés y Providencia–, o los aminoácidos tipo micosporinas, frecuentes en especies de algas rojas en Santa Marta y La Guajira. Para la investigación se encontraron algunos compuestos determinantes, como los florotaninos, que tienen un efecto evidente en las enzimas importantes para la piel. 

    Los dos métodos de laboratorio que permitieron identificar los compuestos que producen las algas, y luego saber cuáles eran los responsables de la actividad, fueron la resonancia magnética nuclear y la espectrometría de masas, que permiten identificar la estructura de las moléculas. 

    “Una parte fundamental fue aplicar modelos de machine learning, data mining tools y estadística multivariada para analizar todos los datos que se iban obteniendo, lo cual también es novedoso, pues agilizó el estudio de las algas disminuyendo el tiempo y esfuerzo que se hubiera requerido para estudiarlas una por una”, asegura la investigadora.

    Esta investigación, cuyos resultados ya se han utilizado en otros 3 trabajos de la Maestría en Química, formó parte del macroproyecto BALCAR-Q: Bioprospección y Química de Algas del Caribe, en el cual además de la UNAL participó la Universidad de Antioquia y la Universidad Jorge Tadeo Lozano.