Al rescate de la ganadería tradicional, pilar sostenible en Paz de Ariporo (Casanare)
La ganadería tradicional que se practica en Paz de Ariporo es extensiva, es decir que usa grandes superficies de tierra, lo que le permite al ganado alimentarse de pastizales naturales y desplazarse libremente por el terreno; con esta forma se tiende a usar menos insumos externos como los agroquímicos, y alimento procesado, lo que genera menor impacto ambiental.
Analizando las prácticas ganaderas de 130 productores, Ana María Romero Hernández, magíster en Gestión y Desarrollo Rural de la UNAL, evaluó esta característica productiva del municipio y evidenció que la ganadería tradicional practicada puede ser altamente sostenible cuando se enfoca en la conservación del ecosistema.
Su trabajo sirvió para sentar las bases de la Asociación de Ganaderos Inspira, la cual busca intercambiar saberes y practicas sostenibles con los productores de la zona, además de ofrecer nuevas estrategias que conserven el ecosistema.
El trabajo de campo involucró encuestas semiestructuradas y visitas a las fincas, lo que permitió un diagnóstico detallado de la actividad productiva; uno de los hallazgos más sorprendentes fue la alta valoración que los productores locales le dan a la conservación ambiental y cultural, demostrado en que alrededor del 60 % de ellos implementan prácticas sostenibles.
“Los productores van más allá de una retribución económica: buscan más estrategias de conservación de sus prácticas culturales, el uso de indumentarias menos invasivas como forrajes o pasturas nativas, el interés de mantener prácticas como los cantos de trabajo del Llano, que se construyen observando el paisaje diverso, es decir, sin el ecosistema natural no existirían todas esas tradiciones”.
“Estos aspectos indican que en ese municipio la ganadería puede ser la mejor estrategia productiva, no solo por la conservación ambiental, sino también por la dimensión social, la idiosincrasia cultural y la transmisión de saberes, las cuales se fracturan cuando entra un sistema productivo desconocido, aunque algunos productores se ven sometidos porque no encuentran otra opción de ingresos”, explica la ingeniera agrónoma.
Por su extensión de 12,144 km², Paz de Ariporo es el segundo municipio más grande del país, y, además de la ganadería, ha atraído a otros sectores productivos como el arroz, convirtiendo a la zona en una de las principales productoras del grano; el incremento del monocultivo ha hecho que los suelos pierdan adaptabilidad para la ganadería, ya que dejan de ser humedales ricos en diversas especies de fauna y flora, para convertirse en praderas verdes que ponen en peligro la biodiversidad.
“La expansión del cultivo de arroz en la región, además de generar cambios en el uso del suelo, afecta la biodiversidad y las tradiciones culturales, pues los arrozales mecanizados homogeneizan el paisaje destruyendo pequeños bosques y plantas esenciales para la fauna y la flora locales, un proceso que no solo degrada el ecosistema, sino que además amenaza la continuidad de la cultura llanera, estrechamente vinculada a la ganadería tradicional”, resalta la investigadora.
Para mitigar estos impactos se conformó la Asociación Inspira, que cuenta con la participación activa de los ganaderos; dentro de sus estrategias están: reducir el uso intensivo de agroquímicos, adoptar técnicas de conservación de suelos y promover la biodiversidad que se puede aprovechar en otros escenarios como el ecoturismo.
Una de las estrategias que se viene promoviendo es implementar acueductos ganaderos que eviten la afectación a los cuerpos de agua naturales, lo que permite garantizar agua de una forma más eficiente para los animales, evitando la contaminación del medioambiente.
“Además, los productores están implementando estrategias de conservación, como convertir una parte de sus fincas en reservas naturales de la sociedad civil, y así poder ‘blindar’ un poco su área y destinarle su terreno a la conservación, la restauración y la producción ganadera sostenible”, concluye.