La ingeniera María Fernanda Camelo, estudiante de la Maestría en Construcción de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), explica que "ese proceso es conocido como mortero, y según el tipo de mortero, la demanda de agua puede alcanzar hasta cerca de 250 litros de agua por m2".
Para optimizar el uso de agua potable en los proyectos de construcción, como edificios, la estudiante Camelo propone una guía que incentive el aprovechamiento de las aguas lluvias en las obras, creando un sistema permanente que permita realizar acciones como mezclar y curar el concreto. Incluso se puede usar para lavar herramientas y volquetas.
El curado del concreto consiste en mantener la mezcla a una temperatura y un contenido de humedad adecuado para que desarrolle las propiedades de resistencia y durabilidad. Al respecto, la futura magíster sugiere aplicar dos técnicas: el método húmedo a través del cual se suministra agua adicional, y el uso de materiales que generen una membrana en su superficie. En este proceso se pueden gastar hasta 22,57 litros por m2 y 170,31 litros por m3, según las buenas prácticas de manejo del agua.
En procesos como el lavado de herramientas se pueden usar hasta 94,64 litros por día, y en lavado de llantas de volquetas hasta 87,3 litros de agua por volqueta. Lo anterior depende de si se utiliza manguera o hidrolavadora, ya que el tiempo de esta labor puede variar.
En los datos aportados por la guía se advierte que los constructores deben identificar los periodos más lluviosos y los más secos, y realizar una programación de la obra en la que se tenga en cuenta el factor meteorológico en la planeación de actividades como la demolición y las excavaciones "que forman parte de la fase preliminar"; las cimentaciones en la fase de estructura; la mampostería o construcción de muros; la instalación de cielos rasos y los acabados finales en pintura y carpintería de madera.
Uso eficiente comprobado
Para constatar la eficacia en el uso de las aguas lluvias, la ingeniera se basó en un proyecto de vivienda multifamiliar en el norte de Bogotá, con una área de 9.900 m2 para 9 torres, 11 pisos, y en cada piso 4 apartamentos.
El cálculo de la cantidad de agua lluvia que se necesitaba en cada uno de los procesos lo obtuvo de la información suministrada por la estación climatológica Emmanuel d"Alzon, de Bogotá, dirigida por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam).
Además, con los datos provenientes de dicha estación, identificó el comportamiento de la lluvia en la zona analizada y calculó la cantidad de agua que requiere la construcción. Después aplicó ecuaciones teniendo en cuenta las variables de tiempo y área de cubiertas o de tuberías, entre otros datos.
Basada en las ecuaciones, precisó que los volúmenes máximos de agua para el lavado de llantas de volquetas fue de 144 m3; para el sanitario provisional convencional 78,2 m3; para el curado de estructuras de concreto 6.420 m3; para las pruebas sanitarias 4 m3; para morteros 13 m3; para el lavado de herramientas 9 m3; para el lavado de herramienta en acabados 32 m3; para la prueba de cubierta 287 m3; para la prueba de ventanería 389 m3; para el lavado de herramientas en acabados finales 35 m3 y para el lavado de utensilios 6 m3.
Para la obra evaluada se concluyó que se necesitan 7.419 m3 de agua. Sin embargo se pueden tener volúmenes mínimos si se adoptan buenas prácticas del uso del agua, como lo expone la Guía de Manejo Ambiental para el Sector de la Construcción, documento expedido en 2013 por la Secretaría Distrital de Ambiente.
Cabe señalar que en Bogotá la Ley 373 de 1997 establece el programa para el uso eficiente y ahorro del agua, aunque no existe una normatividad que regule esta disposición.
Con la guía de la ingeniera Camelo se hace un llamado sobre el cuidado y la protección del agua en el país. "Colombia cuenta con una gran riqueza hídrica, pero esta no es homogénea con respecto al territorio nacional: donde hay mayor población hay menor oferta hídrica, y donde hay menor población hay mayor oferta hídrica".