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Desarrollo Rural

Agricultoras de Tame (Arauca) reciben capacitación con profesionales de la UNAL

    El principal objetivo de esta iniciativa es establecer agro-ecosistemas asociados en las fincas de las agricultoras de la Asociación de Mujeres Rurales (ASER), los cuales incluyen cultivos de aromáticas, cacao, café, frutales, maíz, ahuyama, frijol y especies forestales, replicando exitosamente los sistemas productivos que se realizan en la Granja Experimental El Cairo, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Orinoquia.

    El proyecto, liderado por el Instituto de Investigación de la Orinoquia de la UNAL, se adelanta en las veredas Lucitania, Caño Camame, Siberia II y La Esperanza, del municipio de Tame. Con este también se busca instalar una infraestructura adecuada para producir abonos orgánicos líquidos en las 4 veredas, beneficiando directamente a las mujeres vinculadas a ASER.

    “Trabajar con las comunidades de mujeres campesinas de zonas rurales es de vital importancia debido a las condiciones de vulnerabilidad económica y social en las que se encuentran, muchas veces exacerbadas por el conflicto armado que ha afectado la región, pues ellas representan un grupo que ha sufrido directa e indirectamente las consecuencias de la violencia y la inestabilidad”, menciona el ingeniero de la UNAL Jesús Farías, uno de los profesionales que impartió dichos talleres.

    Al involucrarse con ellas, la UNAL no solo les ofrece una retribución a estas comunidades afectadas, sino que también contribuye a reparar el tejido social y a fortalecer la paz.

    “El acceso a conocimientos y tecnologías agro-ecológicas no solo mejora sus prácticas agrícolas, sino que además fortalece su capacidad para generar ingresos sostenibles, mejorando así su calidad de vida”, añade el profesional Farías.

    Talleres de agro-ecología y sustentabilidad

    El proyecto, a cargo del profesor Giovanni Reyes Moreno, también incluyó talleres y actividades de formación en los que participaron algunos estudiantes de la Sede Orinoquia, con el fin de capacitar a las mujeres campesinas para que puedan replicar estos conocimientos en sus comunidades.

    Los talleres se enfocaron en dos componentes principales: la producción de biofertilizantes líquidos y la formación en fisiología y nutrición vegetal. En ellos se ha abordado la producción de 4 tipos de biofertilizantes: caldo supermagro, biol potasio, biol producción y biol compost con cabezas de pescado, todos los cuales se destacan por no ser agroquímicos, proveer un mejor crecimiento para la planta y prevenir el ataque de plagas.

    Esta capacitación se centra en el uso de materias primas locales, complementadas con insumos minerales asequibles, respetando así los principios agro-ecológicos que se practican en la Granja Experimental El Cairo de la UNAL.

    Además de la producción de fertilizantes, los talleres incluyen un componente de fisiología y nutrición vegetal: “transferimos los conocimientos sobre la funcionalidad de los nutrientes en las plantas con un lenguaje sencillo y entendible”, explica el experto.

    Su enfoque práctico le permitió a las productoras entender mejor la importancia de fertilizar sus cultivos basándose en criterios científicos, generando así una mayor autonomía en la toma de decisiones respecto a sus cultivos, que incluyen cacao, plátano, maíz y ahuyama.

    Disminuir las brechas de género

    El proyecto no solo buscó mejorar las técnicas agrícolas y la sostenibilidad económica de las comunidades, sino también empoderar a las mujeres campesinas, promoviendo su participación como potenciales microempresarias en proyectos de manejo y emprendimiento agroecológicos. Así se contribuye a disminuir la brecha de género en los territorios donde históricamente las costumbres culturales han limitado el papel de la mujer a la maternidad y el cuidado del hogar.

    Las mujeres de ASER y algunos miembros de sus familias jugaron un papel crucial en la implementación del proyecto, demostrando su compromiso y apropiación de la iniciativa; su involucramiento garantizó que el proyecto respondiera a las necesidades y prioridades de la comunidad, fortaleciendo así la colaboración entre la Universidad y las comunidades locales.

    Lo anterior es especialmente significativo, ya que al capacitarlas y apoyarlas para que se conviertan en microempresarias se fomenta la equidad de género y se les brinda la oportunidad de asumir roles de liderazgo y tomar decisiones informadas sobre sus actividades productivas. Así no solo se contribuye al desarrollo sustentable de la región, sino que además se impulsa la cohesión social y la resiliencia comunitaria, aspectos fundamentales para construir un futuro más justo y próspero.

    La articulación de las funciones misionales de investigación, docencia y extensión de la UNAL ha sido fundamental para promover el desarrollo sustentable y la construcción de paz en el territorio, enmarcándose en los objetivos de la Convocatoria Nacional de Extensión Solidaria 2023.