Adicción a los juegos de azar acecha a los jóvenes colombianos
Aunque la afición a los juegos puede parecer un comportamiento inofensivo, la realidad es que con el tiempo se puede convertir en una pesadilla para muchos. Las apuestas no solo pueden causar grandes pérdidas económicas, sino que también desencadenan trastornos psicológicos con signos como una necesidad irresistible de jugar a pesar de las consecuencias negativas que pueda traer.
El profesor José Ignacio Ruiz Pérez, adscrito al Departamento de Psicología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), lideró un estudio con 2.809 universitarios de 20 años en promedio, provenientes de las 32 capitales del país, todo para conocer la prevalencia del trastorno de juego en jóvenes colombianos.
“El juego patológico, también denominado ‘trastorno de juego’, es una condición caracterizada por una preocupación constante por jugar, la necesidad de apostar cantidades cada vez mayores para obtener la misma emoción y la incapacidad de controlar o detener el comportamiento de juego. Sus consecuencias incluyen problemas financieros, legales y familiares”, explica el profesor Ruiz, experto en Psicología.
Múltiples estudios han evidenciado que este desorden es más frecuente en jóvenes. La explicación que da el docente es que “la adolescencia está asociada con conductas de riesgo como probar cosas por curiosidad, estimulación u otras razones”.
“Esos factores pueden marcar la predisposición de la adicción de los jóvenes a los juegos de azar. En esa etapa están formando su personalidad y no calibran las implicaciones de una conducta, como por ejemplo iniciar en las apuestas”, precisa.
Aunque los síntomas asociados con este trastorno pueden variar, la mayoría se relacionan con preocupación, intolerancia, síndrome de abstinencia, pérdida de control, apostar para evadir de problemas familiares, económicos laborales o vitales (huir de la soledad, por ejemplo) y llegar a mentirles a los otros para ocultar la adicción y las deudas.
“Aunque hablamos de un conjunto de síntomas, probablemente no todos se presentan o aparecen a la vez, ya que algunos son más relevantes que otros. Por ejemplo la preocupación por jugar es uno de los primeros síntomas. También dedicarse a apostar para evitar alguna situación y dejar de pensar en los problemas, pero también se han encontrado factores de predisposición genética para caer en una adicción”, indica el profesor de la UNAL.
Para esta investigación se utilizó el instrumento NODS (NORC Diagnostic Screen for Gambling Problems) compuesto por 17 ítems y algunas preguntas extra sobre la participación en 6 modalidades de juegos de azar, incluyendo loterías y apuestas deportivas, entre otras.
Los cuestionarios se aplicaron físicamente en instituciones educativas de todo el país, para lo cual se conformó una red de colaboradores que recolectaran los datos en las diferentes regiones, un proceso que tomó casi un año debido a las limitaciones que se tuvieron por ser un proyecto autofinanciado.
Uno de los hallazgos más significativos del estudio es que en los 2.809 estudiantes encuestados la prevalencia del trastorno de juego patológico osciló entre el 6,05 y el 8,9 %, cifras significativamente más altas para el subgrupo de jugadores activos, cuya prevalencia alcanza entre el 18,98 y el 32 %.
Otro resultado es que los hombres mostraron una mayor participación que las mujeres en 6 tipos específicos de juegos de azar: loterías, juegos de casino (como ruleta y cartas), máquinas tragamonedas, chance, apuestas deportivas y peleas de animales.
Sin embargo, cabe destacar que, aunque los hombres presentaron más síntomas como preocupación, intolerancia, síndrome de abstinencia y pérdida de control, entre otros, las mujeres que desarrollan problemas de juego mostraron síntomas iguales o más frecuentes en algunos casos.
“Durante muchos años se venía diciendo que las mujeres jugaban menos y tenían menos síntomas que los hombres, pero eso era porque se analizaban las muestras en conjunto, pero cuando solo nos quedamos con las personas que tendrían síntomas de adicción al juego, las mujeres tienen un nivel igual o mayor que ellos”.
“Aunque por edades no se encontraron diferencias en el desorden de juego patológico, sí se halló una relación leve entre clases sociales: en todos los estratos sociales, la mayoría de quienes participaron no tuvieron síntomas del desorden de juegos de azar, pero entre estratos bajos, la proporción de quienes podrían tener un problema de adicción a los juegos de azar era mayor que en los estratos más altos”, enfatiza el profesor Ruiz.
También aclara que “estos resultados no se pueden generalizar a la población colombiana, porque nuestro estudio se basó en estudiantes de áreas básicamente urbanas. Se necesitan estudios adicionales que incluyan muestras más representativas y diversas, incluyendo poblaciones rurales y diferentes grupos de edad”.