Tradicionalmente, los aceites esenciales de tomillo y limoncillo se han utilizado como saborizantes de alimentos y desinfectantes de uso doméstico en enjuagues bucales o jabones. No obstante, una investigación realizada por químicos de la UN en Medellín encontró que estas plantas tienen otra bondad: son efectivas para combatir la antracnosis, un "cáncer" producido por especies del hongo fitopatógeno Colletotrichum.
Esta enfermedad es considerada la más devastadora de los cultivos de tomate de árbol e incluso de otras frutas importantes como papaya, mango, aguacate, fresas, entre otros. Combatirla demanda no menos del 20 por ciento de los gastos totales de los productores de tomate de árbol.
Así lo explicó el investigador agrícola de Corpoica, Pablo Julián Tamayo: "Cuando en un cultivo hay evidencias de la enfermedad, de cada 100 kilos que se producen 20 ó 25 pueden estar afectados por el hongo. Un productor puede invertir entre 1 y 2 millones de pesos para proteger 10 mil árboles".
"Los costos aumentan según el tamaño del cultivo. En las zonas del altiplano norte (Antioquia), donde hay más cultivos, la enfermedad es mucho más agresiva que en otros lugares como La Ceja o La Unión, donde este fruto se produce en menor cantidad", dijo el experto.
Los integrantes del grupo de investigación Química de los Productos Naturales y los Alimentos, evaluaron la actividad antifúngica (capacidad de evitar que el hongo crezca incluso hasta provocar su muerte) de las sustancias del tomillo (Thymus vulgaris), el limoncillo (Cymbopogon citratus) y sus principios activos mayoritarios, timol y citral, contra la especie Colletotrichum acutatum, hongo que causa la patología.
Para valorar los efectos tóxicos que pueden ocasionar dichos aceites al adicionarlos en las plantas de tomate de árbol afectadas por el letal hongo, implementaron una metodología que incluyó la aplicación de gotas sobre puntos específicos de las hojas y la aspersión de las sustancias en intervalos cortos de tiempo.
De igual manera, las sustancias se aplicaron sobre la cepa del hongo C. acutatum (donado por el Laboratorio de Fitopatología de la UN y caracterizado morfológica y genéticamente) y las plantas huésped, con el fin de determinar su inocuidad sobre estas, y el efecto letal sobre el hongo. "Estos aspectos son importantes cuando se va a usar un fungicida en el campo", asegura el químico Carlos Mario García Pajón, quien advierte que las evaluaciones se realizaron sobre hojas de plantas mantenidas en laboratorio.
Los resultados demuestran que los aceites no deterioran el crecimiento ni el desarrollo normal de las plantas. Entretanto, no permiten la esporulación, es decir, la germinación de las esporas del hongo. "Así, se ataca la enfermedad de una forma bastante eficiente", afirmó el docente.
Dolor de cabeza de agricultores
Aunque hay otras enfermedades causadas por insectos y parásitos asociados a la raíz del tomate de árbol, la antracnosis es la enfermedad más importante de este cultivo en Colombia, debido a su ocurrencia y a las pérdidas que ocasiona.
Según Jorge Bernal Estrada, coordinador agrícola de Corpoica, puede dañar entre el 30% y el 35% de la producción. Lo peor es que también ataca las hojas del árbol y el follaje, provocándoles manchas de color oscuro, y lesiona la epidermis de los frutos.
Explicó que para garantizar la calidad del tomate de árbol únicamente se conoce el control químico, que por sí solo no es tan eficaz. Por eso considera necesarias otras prácticas para un manejo integrado de la enfermedad.
Para el funcionario, "un buen cultivo debe contemplar distancias de siembra amplias, podas adecuadas, remoción del inóculo (hongo patológico) y recolección de todo lo que esté afectado por la enfermedad para que no se multiplique".
Insistió en la importancia de sembrar los frutos en zonas de alta luminosidad y poca humedad, así como en realizar controles rigurosos semanales, sobre todo en invierno, y quincenales en verano.
Los expertos del grupo de investigación Química de los Productos Naturales y los Alimentos señalan que los productos sintéticos destinados a controlar la antracnosis han desempeñado un papel importante en la producción agrícola.
Sin embargo el uso continuo e indiscriminado de agroquímicos con baja especificidad (que se aplican para atacar cualquier enfermedad y no una específica), ha generado diversos inconvenientes, como el incremento en los costos de producción, el desarrollo de resistencia por parte de algunos microorganismos, la presencia de residuos de pesticidas en los alimentos y, en consecuencia, los riesgos que acarrean para la salud humana y el medioambiente.
"Por eso, a los aceites esenciales les veo gran aplicación. Pero en nuestra investigación aún falta determinar que no se afecte la floración, los polinizadores y no se malogre el sabor de la fruta", anotó Carlos Mario García.
Para alcanzar este cometido, pronto se iniciará la investigación en campo, que permitirá determinar las fórmulas más efectivas para que los aceites de tomillo y limoncillo tengan aplicabilidad.
Sedes