Escudo de la República de Colombia Escudo de la República de Colombia
/Ácaros de la Sabana de Bogotá controlarían plaga letal de las rosas
Desarrollo Rural

Ácaros de la Sabana de Bogotá controlarían plaga letal de las rosas

    En fincas de Subachoque (Cundinamarca) se hallaron tres especies de ácaros, insectos familiares de los arácnidos imperceptibles al ojo humano, los cuales reducirían hasta en un 70 % la plaga de tisanópteros, trips o arañuelas, que chupan la savia de las plantas debilitándolas hasta que mueren. Su uso sería una alternativa biológica al uso de plaguicidas con químicos, que a largo plazo pueden perder efectividad e incluso dañar los rosales. Además, también ayudarían a disminuir las pérdidas económicas para los productores de esta valiosa flor.

     

    Según el DANE, en 2022 Colombia exportó 241 millones de kilos netos de flores secas, con un crecimiento de 9 % frente al volumen de 2021. El valor de este aumento fue de 2.029 millones de dólares, lo que demuestra la importancia de esta industria para la economía del país. Además, las rosas son las flores que más se envían al exterior, y su protagonismo se evidencia en las 61.936 toneladas exportadas en 2022.

    Pese a su relevancia, las rosas no escapan del ataque de las plagas de insectos que pueden ser letales si no se tratan a tiempo, como la especie Frankliniella occidentalis, un tisanóptero del tamaño de un grano de arroz que genera manchas plateadas y puntos negros (producto de su excremento) en las hojas de las rosas, haciendo que pierdan clorofila, pigmento esencial para que las plantas sean verdes y saludables.

    Su tamaño microscópico y su rápida reproducción hacen muy difícil detectar la plaga, por lo que los cultivadores deben emplear mucho tiempo realizando seguimientos minuciosos en las plantas. El controlador usual es el plaguicida, que daña el sistema nervioso del trip y va reduciendo su población, pero a veces el remedio resulta peor que la enfermedad, y los insectos, como otros seres vivos, pueden desarrollar resistencia a estos productos químicos, que además impactan el ecosistema de las rosas, que son visitadas asiduamente por abejas polinizadoras.

    Es aquí donde aparece la investigación de Juan Carlos Valencia Polanco, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien, consciente de este problema, buscó una alternativa que no represente un riesgo para las rosas, y encontró a los ácaros –en especial tres especies: Gaeolaelaps aculeifer, Macrocheles robustulus, y Parasitus bituberosus–, que en estudios anteriores registraron potencial para eliminar plagas de trips en cultivos de cebolla cabezona.

    Poniendo la lupa sobre el problema

    Una primera fase del estudio consistió en evaluar cuál sería la mejor dieta para que estos arácnidos, que no superan los 2 mm, proliferen en un cultivo. Así se determinó que al darles durante 5 días gusanos de la especie Rhabditella axei la cantidad de huevos producidos aumentó entre un 30 y 50 % en 10 hembras de los ácaros analizados.

    “Después de reconocer la mejor dieta para los ácaros, el siguiente paso fue llevarlos a invernadero, donde se establecieron en un cultivo de fríjol, ¿por qué? porque en estas condiciones crecen más rápido y su ciclo de vida es más corto que el de las rosas, que pueden tardar meses en crecer completamente”, explica el investigador.

    Por otro lado, la planta de fríjol es un hospedero adecuado para los trips, que la escogen para vivir y alimentarse durante su ciclo de vida, por lo que se puede observar la evolución del daño que genera su presencia en las hojas, con manchas y puntos negros fáciles de observar y medir. Así, la comparación fue significativa para saber qué ocurre durante el crecimiento de la plaga.

    Para el estudio se aplicaron seis tratamientos: tres con cada ácaro por separado, uno con la combinación de Gaeolaelaps aculeifer y Macrocheles robustulus, y dos controles (uno sin ácaros y otro sin trips).

    El mejor resultado lo tuvo la especie Parasitus bituberosus, que redujo la plaga en un promedio de 74 % frente a las otras dos especies, que alcanzaron un máximo de 50 %. Estos porcentajes se estimaron según lo reportado en la literatura para estas especies, y demuestran un rendimiento muy bueno de los ácaros para depredar la plaga, pues en estudios anteriores la disminución osciló entre el 60 y 90 %.

    “Los tratamientos de planta de fríjol que tenían la especie G. aculeifer presentaron un 40 % menos de daño en las hojas, lo cual es prometedor para que a futuro sea un controlador biológico por excelencia”, destaca el experto.

    Del invernadero a la finca

    Por último, y para comprobar que los ácaros podían sobrevivir en un cultivo de rosas, el investigador llegó a Subachoque (Cundinamarca), un municipio reconocido por sus girasoles pero en donde también se cultivan rosas, y en una finca liberó 100 individuos por cada metro cuadrado de cada especie de ácaro.

    El cultivo presentaba varias flores con daños, por lo que el investigador sabía que estos insectos estaban allí. “Encontramos que G. aculeifer y M. robustulus fueron las especies que lograron sobrevivir por más tiempo en los suelos de la finca, y que tendrían un mejor desempeñó para controlar la plaga”, indica.

    Para determinar la reducción del daño en hojas y flores se usó un estereoscopio especializado, y para cuantificar el daño por manchas y puntos negros se utilizó el software ImageJ, que permite procesar imágenes del cultivo y analizarlas en detalle.

    La investigación contó con la dirección y el apoyo de los profesores Diana Marcela Rueda Ramírez y Augusto Ramírez Godoy, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Sede Bogotá, quienes hace varios años trabajan en estos temas, y espera ser un insumo para que en el país se tomen mejores planes de manejo de este tipo de plagas, que generan pérdidas económicas importantes para los rosicultores.