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Desarrollo Rural

México, caso inspirador en la promoción de la agroecología a gran escala

    Este país es un ejemplo de que, con agro-ecología, una nación puede aumentar en más del 30 % la productividad de sus cultivos y reducir hasta en 60 % los costos de producción, sin usar agroquímicos. Así lo dio a conocer la profesora Nilda Cecilia Elizondo, de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), centro de investigación científica que contribuye al proceso de transición agroecológica que está implementando el Gobierno mexicano.

    Durante la charla, organizada por el Centro de Pensamiento en Agroecología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, se recordó que México, con su programa “Producción para el bienestar”, se ha convertido en un referente mundial por sus prácticas agroecológicas a gran escala. Este proyecto es resultado de la voluntad política del actual gobierno y del compromiso de los campesinos mexicanos.

    En un esfuerzo por romper con décadas de modelos de producción centrada en el uso de agroquímicos, el país manito ha implementado las prácticas agroecológicas en casi 6 millones de hectáreas.

    “Así, en algunos casos ha duplicado la producción de alimentos, alcanzando un aumento del 25 % en fríjol y hasta un 30 % en maíz”, anotó la experta mexicana.

    Para la investigadora Elizondo, jefe del Grupo Académico en Agroecología de Ecosur, “la transición agroecológica no se trata de una ‘receta única’ que se aplica igual en todas partes, ya que los ecosistemas y las condiciones locales varían”.

    “Lo primero que se hace en las parcelas de los agricultores que participan en el programa es el estudio de suelo, y luego se fomenta el uso y la producción de bioinsumos con recursos locales para no depender de insumos químicos externos. El acompañamiento se hace de manera pedagógica en escuelas de campo lideradas por un campesino –hombre o mujer– o con asesoría de un técnico”, explica la experta.

    La estrategia integral del Gobierno mexicano contempla las prácticas agroecológicas en cultivos de maíz, fríjol, arroz, chía, amaranto, cereales, caña de azúcar, cacao y café.

    “Como resultado, el país ha experimentado una reducción significativa en los costos de producción, en algunos casos hasta del 60 %, lo que beneficia no solo a los productores sino también al medioambiente”, indicó la profesora Elizondo, quien se apoyó en los datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México.

    Aunque al principio del programa solo se unió voluntariamente un porcentaje pequeño de agricultores, al ver los resultados positivos la demanda creció de manera significativa.

    “Lo que comenzó con unos 150.000 productores ahora congrega a 800.000 participantes voluntarios en el programa, gracias a los resultados que han observado en sus vecinos”, destacó.

    La transformación hacia la agro-ecología también ha logrado un impacto social y ha influido en la mentalidad y apropiación de los jóvenes por el campo, pues el programa entregó becas que les han permitido aprender y trabajar como aprendices de sus familias en las parcelas, o con sus vecinos, generando en ellos interés sobre la importancia de trabajar la tierra de manera sostenible.

    Según la investigadora, “uno de los aspectos más impactantes de esta transformación ha sido el diálogo horizontal entre técnicos y campesinos con el intercambio de saberes ancestrales e información científica”.

    “La transformación hacia la agro-ecología en México no ha estado exenta de desafíos gubernamentales, pues además de las diferentes visiones internas existen presiones externas políticas, como la de Estados Unidos en relación con el uso de agroquímicos, entre ellos el glifosato. No obstante, a partir de marzo de 2024 estaría prohibido su uso, al igual que el empleo o la importación de maíz transgénico como parte de su política agrícola”, manifestó.

    Un nuevo centro de pensamiento en la UNAL

    El Centro de Pensamiento en Agroecología de la UNAL Sede Palmira, coordinado por la profesora Marina Sánchez de Práger, es un espacio para la reflexión y acción de profesores, investigadores, estudiantes y comunidades en torno a los desafíos actuales del sistema alimentario, la tenencia de la tierra y la sostenibilidad ambiental, a partir de una visión que considera la tierra como un bien natural y patrimonio de la humanidad, en contraposición con el extractivismo, la agricultura verde y la concentración de la propiedad.

    Desde sus inicios en julio de 2021, el Centro de Pensamiento ha buscado consolidar la agroecología como “opción presente y futura en los sistemas alimentarios”, mediante la oferta de educación continua y una serie de eventos nacionales e internacionales abiertos a la ciudadanía, cuyo objetivo es “incentivar la soberanía y autonomía alimentaria, tecnológica y energética en los agroecosistemas locales, regionales y territoriales”.