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Medioambiente

Transición energética necesita un trabajo conjunto entre la universidad y las comunidades

    Trabajar desde las comunidades y con sus necesidades, viendo la transición energética más allá del suministro del servicio, como una potencia de la soberanía alimentaria, el medioambiente o la salud, fueron algunos de los temas abordados en el Encuentro Internacional de Energías Comunitarias realizado en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), un espacio en el que expertos, campesinos y habitantes de distintas zonas del país se reunieron para buscar soluciones.

    Una de las preguntas centrales fue: ¿qué están haciendo las universidades?, por lo que 4 profesionales fueron invitados a un panel de discusión que, en solo una hora, recogió lo más importante que está haciendo la UNAL, la Universidad del Rosario, la Universidad de Magdalena y la Escuela de Ingeniería de Antioquia en cuanto a aprovechamiento energía desde los campus de las instituciones.

    Hernán Cortés Mora, jefe de la Oficina de Gestión Ambiental (OGA) de la UNAL Sede Bogotá, señaló que la Universidad trabaja de manera articulada en sus 9 sedes con una política ambiental que busca lograr un entorno sano y proteger el patrimonio. De hecho, mientras el experto daba estas palabras, en el campus universitario se llevaba a cabo la siembra de 70 árboles.

    “La Sede Bogotá cuenta con más de 127 hectáreas, de las cuales el 70 % son zonas verdes, lo cual genera una gran responsabilidad, ya que la Institución se encuentra casi en el centro de la ciudad y es un pulmón de respiro para todos los habitantes”, manifestó.

    En el campus de Bogotá se han detectado algunos pozos de aguas subterráneas que podrían ser utilizados para distintas actividades diarias, y aunque aún faltan muchos estudios, esta es una muestra de la apuesta que tiene la UNAL por generar alternativas y otro tipo de soluciones que mejoren la acción frente al cambio climático.

    “Residuos del corte de pasto, de lo que sobra de los almuerzos todos los días y de las cafeterías, de la hojarasca, e incluso de los cunchos de café de las oficinas, se llevan a una planta de compostaje que le aporta a la Universidad y que permite el trabajo en el campus y en lugares como el Centro Agropecuario Marengo”, indica.

    Por su parte, María Camila Arango, jefe de sostenibilidad de la Escuela de Ingeniería de Antioquia, expresó que rankings como el UI GreenMetric han ayudado a reconocer las fortalezas de cada institución, y también lo que hay que mejorar; aseguró además que la energía solar ha sido una estrategia importante, pues se tiene alrededor del 25 % para suplir las instalaciones y se espera pronto aumentarla al 50 %. Además se han sembrado más de 2.000 árboles de especies nativas.

    “Algo muy importante ha sido poder llegar con este tipo de energías a algunas comunas, ayudando a que por medio de baterías para los paneles las personas puedan tener abastecimiento de energía eléctrica para realizar todas sus actividades diarias”, indicó la profesional Arango.

    Por su parte, el docente Víctor Olivero Ortiz, de la Universidad del Magdalena, afirmó que “de las 50 hectáreas que tiene la institución en Santa Marta, 25 son de áreas verdes y se tienen 3 bosques secos tropicales que se han conservado y preservado. Así mismo, se ha trabajado en estrategias para contrarrestar el grave problema en torno al agua en el municipio, como por ejemplo tener un día en que se restringe el uso de este recurso solo para lo indispensable en las instalaciones”.

    Andrea Díaz Pulido, coordinadora en sostenibilidad de la Universidad del Rosario, resaltó el compromiso que la institución ha tenido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, invirtiendo importantes recursos para suplir las necesidades de diversas comunidades del país en proyectos como la “Ruta país sostenible”, que también aporta a que se conozcan las áreas naturales y protegidas del país.

    Nuevamente el profesor Cortés explicó como desde la OGA de la UNAL se tiene todo un monitoreo de lo que ocurre en el campus de Bogotá, con 22 medidores de consumo de energía, de los cuales un poco más de la mitad envía datos cada 15 minutos.

    También indica que existe un visor digital que permite observar cómo está la calidad del aire en cada zona del campus, y, de hecho, durante algunas alertas de años pasados sobre contaminación en la capital, la UNAL Sede Bogotá ha sido de los pocos puntos de la ciudad que no registraban niveles altos. Sin embargo, se debe seguir haciendo un monitoreo riguroso para que esto se mantenga.

    El evento, en el que participaron personas no solo de regiones como Boyacá, Santander o Cauca, sino otros países como Cuba o República Dominicana, culminó con la consigna de que este es un tema que todos los ministerios del gobierno deben tratar, ya que es transversal e involucra a profesiones de las más diversas áreas, empezando por el sector educativo.