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Política y Sociedad

Paz territorial se alcanza con participación de las comunidades

  • La politóloga Socorro Ramírez señala que “es imposible avanzar hacia la paz sin construir desde las regiones, y con las comunidades”. Foto: Unimedios.

Aunque la presencia estatal es importante para el escenario del posacuerdo, también lo es que se avance en la labor de reconstruir el vínculo de la universidad con la nación y sus comunidades, ante sus problemas locales.

 

Según la profesora Marcela Camacho, vicerrectora de la Sede de La Paz de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), “la tenencia de la tierra sigue siendo una gran barrera para construir la paz, por la exclusión, la falta de oportunidades que propicia y alimenta las violencias; por eso las zonas apartadas de las capitales, y las de frontera, se deben pensar como construcciones culturales que permitan un intercambio más allá de lo comercial”.

Señala además que “el desafío de la paz va más allá de una comprensión muy profunda de lo que somos, de conocer el territorio, de sentirnos responsables de la biodiversidad, que es patrimonio de todos, y debe ser heredada a las siguientes generaciones”.

En su opinión, “históricamente se ha buscado una nación con unos mínimos que permitan superar las violencias, pero  a pesar de tener un Acuerdo Final de Paz las cifras siguen siendo preocupantes, hay un reciclaje de las violencias, se deben entender y construir mecanismos que permitan inclusión y oportunidades para la gente”.

Sobre ese tema, la profesora Amanda Mora, directora de la Sede Tumaco de la UNAL, señala que la clave es aprender de las comunidades que están y viven en los territorios, su resiliencia y su apuesta a buscar soluciones.

Agrega que “las universidades se convierten en un elemento dinamizador de los territorios apartados, vulnerables, donde los bachilleres se preguntan cuál es el camino por seguir. La universidad se debe insertar en las comunidades a largo plazo para disminuir las brechas y brindar opciones de vida y construir paz, nación y país”.

No en vano la directora revela que en Tumaco solo el 3 % de la población tiene una actividad económica estable, y apenas el 2,6 % puede acceder a la educación superior, por lo que recuerda que la labor misional de la Universidad es su forma en contribuir con la sociedad, con solucionar sus problemáticas locales, con la equidad de género y así llegar al gran reto de construir la paz.

Orientarse a lo local

El profesor Óscar Mauricio Vélez, de la UNAL Sede Orinoquia, indica que lo ideal sería que se recolectara información sobre temas ambientales, socioculturales o económicos que permitan crear los proyectos que le apunten a las necesidades prioritarias.

“Cuando se tiene esa línea base, que en parte se ha establecido en los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), las universidades deben fomentar y formar parte de mecanismos de participación en los que se incluya al gobierno municipal, a las fuerzas militares, los líderes sociales, políticos y a la sociedad civil”, afirma el docente.

Agrega que “lo que se busca es que se trabaje en la priorización de las regiones y se llegue a la transferencia del conocimiento y tecnología en los sectores productivos –por ejemplo a la Orinoquia– y la importancia en la región del sector agropecuario, agroindustrial y la biodiversidad. La paz solo se alcanza cuando sus protagonistas regionales participan en ella.

Para la politóloga Socorro Ramírez, del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la UNAL y quien forma parte del Centro de Pensamiento Región Nación, “el Estado no ha llegado a las zonas que dejaron las FARC, y eso le ha dado nuevos bríos al conflicto, se han conectado diversos tipos de violencia y no se le ha prestado la atención necesaria al tema urgente de lo agrario. No puede ser que en pleno siglo XXI Colombia no tenga catastro rural, que no sepa quién es dueño de qué y por qué, eso es fuente de violencia”.

Subraya además que el enfoque de la paz territorial es una gran contribución del Acuerdo, que le ayuda al país a mirarse como nación, a construirse desde sus singularidades regionales, a traducir la participación ciudadana en planes reales como los PDET. Y recuerda que: “es imposible avanzar hacia la paz sin construir desde las regiones y con las comunidades, los procesos de transformación de todos los fenómenos que han alimentado el conflicto armado”.

Esta conversación se dio en medio de los foros que exploran el Plan Estratégico Institucional de la UNAL hacia 2034, promovido por el Centro de Pensamiento Región Nación, Construyendo Nación desde las Regiones.