Murciélago del Caribe sobrevivió a la reducción del desierto
Este hallazgo responde a la inquietud que durante años tuvieron los investigadores colombianos, sobre cuál era la razón para que este murciélago –Myotis nesopolus– habitara en dos zonas muy apartadas y sin conexión biológica: el desierto de La Guajira y algunas zonas del departamento de Bolívar.
En un estudio sobre la diversidad de ecosistemas y murciélagos del Caribe, el biólogo Víctor Manuel Martínez Arias, magíster en Bosques y Conservación Ambiental de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, explica que este murciélago es insectívoro, habita en zonas áridas y sobrevivió en los reductos de quedaron de ese gran desierto.
“La distribución disyuntiva de Myotis nesopolus se ha ocasionado por un evento natural, lo cual llevó a concluir que este fue un proceso de millones de años, pero que los impactos antrópicos pueden generar la fragmentación de poblaciones en periodos muchísimo más cortos”, explica el investigador.
Su investigación se enfocó en encontrar patrones que permitieran identificar qué tan completo ha sido el muestreo de murciélagos en el norte de Colombia, específicamente en las tierras bajas del Caribe (menos de 1.000 m de altura) a través de técnicas de estadística y georreferenciación, además de bases de datos en las que se consignan los registros (cuando algún investigador encuentra murciélagos y los reporta). En el trabajo se consideraron patrones espaciales, factores biogeográficos, ecológicos y evolutivos.
“La diversidad de murciélagos en el Caribe se puede considerar alta, cambiante y dependiente del estado de conservación de las coberturas vegetales. En general, estos animales funcionan como bioindicadores, lo que quiere decir que a partir de las especies que se encuentran en una zona se pueden determinar diferencias en cuanto al estado de conservación de los ecosistemas”, destaca el investigador Martínez.
La búsqueda tomó varios distritos biogeográficos (regiones naturales con características particulares) que incluyen la zona de Nechí, a orillas del río Magdalena en los municipios de San Martín de la Loba, Altos del Rosario y Pinillos (Bolívar), y Sucre y San Marcos (Sucre). Además de regiones como la Alta y Baja Guajira, Alto Cesar, Cartagena, enclaves azonales de Santa Marta, Macuira, Delta del Magdalena, Montes de María, Piojó, Guachaca, Aracataca, Caracolicito, Marocaso y Turbo.
Con ayuda de un software de estadística espacial, el investigador hizo cálculos de biodiversidad con los que buscó identificar relaciones espaciales entre los sitios con registros, para luego evaluar la representatividad de especies y la distribución de riqueza en el territorio.
“Usamos el análisis de densidad de patrones de puntos, los cuales consideran la lejanía, cercanía y el comportamiento general de los registros; luego se evaluaron las interacciones, y por último se hizo una modelación por medio de variogramas, en la que se que combinaron los datos anteriores para generar predicciones en zonas de las cuales no se tienen datos; la información obtenida se puede usar en la biología, a fin de identificar qué áreas son prioritarias para la conservación”, explicó el magíster.
Del estudio surgieron mapas de calor que facilitan las labores de conservación de ecosistemas y comunidades de murciélagos, que son el grupo de mamíferos más abundante en Colombia, con 217 especies identificadas por el Instituto Alexander von Humboldt.
Según cifras de la organización internacional Global Biodiversity Information Facility, Colombia es el segundo país con mayor cantidad de murciélagos, con alrededor de 1.400 especies. El primer lugar lo ocupa México.