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Política y Sociedad

La pobreza necesita seguir siendo pensada desde las ciencias sociales

    Desde hace décadas, factores como la guerra, el cambio climático y el alto costo de los insumos agrícolas vienen incrementando la migración del campo a la ciudad. ¿Hasta qué punto esa movilización ha sido vista a lo largo de la historia como algo negativo para la sociedad? De responder esta pregunta se ocupa el libro Urbanización y revolución en América Latina, coedición de la Editorial de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y el Colegio de México.

    La publicación, que es una de las novedades de la UNAL en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo) 2023, condensa toda la investigación que el profesor Óscar Calvo Isaza, del Departamento de Historia de la Universidad, ha realizado sobre la pobreza en América Latina, teniendo como foco lo ocurrido entre 1950 y 1980 en Santiago de Chile, Buenos Aires y Ciudad de México.

    En Colombia, el DANE reporta que en 2022 en Bogotá 1 de cada 3 personas se encontraba en situación de pobreza, y en 2021 más de 3 millones de personas que vivían en la capital recibían menos de 478.000 pesos mensuales, lo cual en su momento era cerca del 47 % del salario mínimo.

    Esta situación no es nueva y se ha venido agudizando con el tiempo; en América Latina uno de sus momentos más críticos se dio entre la décadas de 1950 y 1980, cuando esta dinámica se veía influenciada por la Guerra Fría y la aparición del “pobre marginal”, como se ha denominado en las ciencias sociales.

    Dicho concepto hace referencia a las personas que migraron del campo a la ciudad y se asentaron en algún lugar, situación distinta a las “personas en pobreza”, que ya vivían en algún barrio, en su mayoría de gente obrera.

    El profesor Calvo considera que “es fundamental que en Colombia se cultive la necesidad de seguir estudiando estos temas para encontrar soluciones que brinden mejores estrategias para entender su naturaleza, que en la época estudiada –a partir de las ciencias sociales– aún no tenía un estudio claro de la pobreza en las ciudades, pero que desde el momento en que el fenómeno de la migración estalla, comienza un movimiento académico y científico por determinar la forma en que se producen estas dinámicas”.

    Por su parte, el académico Germán Mejía Pavony, profesor honorario de la UNAL e invitado a la presentación del libro, señaló que para seguir el hilo de conductor de lo que se plantea hay tres preguntas clave que ayudan a dilucidar cómo se desarrolló esta problemática en América Latina.

    “La primera de ellas es cómo se llegó a construir la imagen de la ciudad como un lugar de alteridad, entendiendo este concepto como la forma en que se ve al otro, a ese personaje que empieza a llegar a las ciudades a formar parte de su realidad, y que comienza a influir en la normalidad de lo urbano”, asegura.

    Por otro lado, explicó que en el libro los lectores encontrarán preguntas acerca de las herramientas puestas en juego en una realidad diversa, que empezaba a tener la pobreza marginal como un objeto que se transforma y que necesita ser conocido; y también sobre cómo los habitantes de estos barrios y lugares irrumpieron en el autoconocimiento de la urbe”.

    El profesor Calvo indica que Urbanización y revolución en América Latina contiene una investigación realizada por muchos años, en la que se usaron grandes bases de datos de Santiago de Chile, Buenos Aires y Ciudad de México, además de documentos históricos, películas y otro tipo de archivos que ayudaron a reconstruir la época y las interacciones en las sociedades.

    “Es una obra que debate acerca de cómo la llegada de estas masas de gente empezó a desencajar en las ciudades, y a su vez comenzó a hacer que los poderes y gobiernos se cuestionaran sobre lo que podía significar la aparición de procesos de revolución como un riesgo para el sistema capitalista imperante y tradicional”, afirma.

    Los expertos indicaron que, para el campo de las ciencias sociales en esa época, estos fenómenos representaron toda una sorpresa para la comprensión de las dinámicas de las ciudades, por lo que se generaron nuevos modelos que pudieran explicarlo.

    El profesor Mejía invitó a los lectores a que tengan en cuenta con la forma en que un grupo de capítulos habla acerca de la marginalidad, un término que busca hacer referencia a un sujeto en construcción, con problemas asociados a la movilización de su vida, y a la interacción con sistemas urbanos complejos que veían lo rural como algo ajeno.

    “Colombia tiene la capacidad académica suficiente para lograr pensar el mundo y sus dinámicas, haciendo un trabajo independiente, que no significa desligado, en la forma como se comprenden históricamente fenómenos asociados con la pobreza, problemática que hoy sigue vigente en la sociedad”, concluye el investigador Mejía.