Cooperación directa e inversión, esenciales para que Artemisa vuele alto en Colombia
Así lo afirma el profesor Santiago Vargas, coordinador de Divulgación Científica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien señala además que “dicho tratado internacional es no vinculante, es decir que no existe ninguna obligación de cumplimiento”.
“Sin embargo, los firmantes deben acogerse a un marco de buenas prácticas de cooperación internacional, lo que para Colombia no representa nada en concreto. Lo que sí es relevante, es tratar de vincularnos a un acuerdo específico de cooperación directa. De esta manera sí habría implicación con respecto a la misión del Acuerdo”.
Con respecto al futuro académico y científico, principal compromiso del Acuerdo, el profesor Vargas reitera que “el país requiere con urgencia diseñar, aprobar y ejecutar una política espacial con la cual sea posible tanto financiar y desarrollar investigación y tecnología, como impulsar la movilidad de profesionales”.
“Solo así el país podrá vincularse al nuevo panorama de la carrera espacial en el mundo”, advierte.
Durante el acto protocolario de adhesión al Acuerdo, la vicepresidenta de la República, Marta Lucía Ramírez, dijo que este es el resultado del trabajo conjunto de la Comisión Colombiana del Espacio, desde la cual se han impulsado diferentes acciones como el “Conpes 3983-2020, Política de desarrollo espacial: condiciones habilitantes para la promoción de la competitividad nacional”, además de acuerdos de colaboración con India y Brasil, entre otros países.
“El Departamento Nacional de Planeación está trabajando en la implementación de este importante documento de política espacial, lo que permitirá poner a Colombia en el radar internacional en un tema tan relevante como es la estrategia espacial”, agregó la vicepresidenta.
Los acuerdos surgieron en 2017 junto al programa internacional de vuelo espacial Artemisa liderado por la NASA y socios internacionales como las Agencias Espaciales Europea, Canadiense, Brasileña, Australiana y Mexicana, además de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial.
El objetivo a largo plazo del Programa Artemisa es establecer presencia humana en la Luna y su órbita, a través de la organización de una exploración y explotación del satélite.
Además de los fines comerciales de la expedición, la meta principal de la NASA es enviar la primera mujer y el primer hombre afrodescendiente astronauta a la Luna.
Con esta nueva era de exploración lunar, la NASA busca reforzar el tratado del espacio ultraterrestre de los años sesenta. Los países que firmaron este acuerdo, encabezados por las Naciones Unidas, tenían la intención de lograr un marco jurídico racional en torno a los recursos del espacio exterior. Con la firma de Colombia –segundo de Suramérica– son 19 países los que se han adherido a los acuerdos de este nuevo tratado.
El profesor Vargas explica que elAcuerdo Artemisa contiene 13 secciones; en el primer título, “finalidad y alcance”, el tratado propone una visión común mediante un conjunto de principios y buenas prácticas que fortalezcan la gobernanza de la exploración y los usos del espacio ultraterrestre.
También se destacan los compromisos de cooperación, el uso del espacio ultraterrestre con fines pacíficos y la publicación de datos científicos, todo ello pensando en el beneficio de los recursos espaciales sobre la humanidad y manteniendo el tratado general del espacio ultraterrestre.
“Después de 50 años y de una carrera espacial entre Estados Unidos y la extinta Unión Soviética, hoy existen nuevos intereses comerciales, entre ellos hacer minería o extracción de recursos en la Luna, los cometas y Marte, lo cual implica que también debe existir una regulación sobre la propiedad de esos recursos cuando haya extracción, y a su vez cómo se pueden usar”.