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Educación

Con Colección Columbe, UNAL le apuesta a la literatura infantil y juvenil

    María aprende a leer y a escribir pero no con palabras, la historia de una niña indígena kamëntsá de diez años que vive en el silencioso y apacible Valle de Sibundoy (Putumayo), pero que por razones familiares debe migrar a la fría, ruidosa y agitada Bogotá, es la primera publicación de la Colección Columbe de la Editorial de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), dirigida al público infantil y juvenil del país con el objetivo de promover la divulgación del conocimiento y de la ciencia.

    Según datos recientes del Ministerio de Educación Nacional (MEN), Colombia es uno de los países latinoamericanos que menos lee, en especial su población más joven. Se estima que la lectura per cápita es de apenas de 1,9 libros al año, lo cual impacta de manera directa en el aprendizaje.

    Por ejemplo, un estudio publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unesco) concluyó que antes de la pandemia el 53 % de los niños de diez años que vivían en países de ingresos bajos y medios como Colombia no leían suficiente o no lo hacían de forma eficaz, y no cumplían los requisitos mínimos de alfabetización y aritmética básica. Hoy se estima que esta cifra alcanzaría el 70 %.

    Ante dicho escenario, y como una manera de aportar a la construcción de hábitos de lectura desde temprana edad, la Editorial UNAL presentó la Colección Columbe en la Feria Internacional del Libro 2023 con la idea es acercar a los más jóvenes a la ciencia desde un lenguaje cercano, próximo, que les genere curiosidad.

    La Colección aborda temáticas como crecimiento, desarrollo personal y físico en la infancia, además de la importancia de la comunicación y la corporalidad. Así, los lectores entenderán que el cuerpo es único, que nos acompaña cada hora hasta que morimos, y que como herramienta es útil para comunicarnos de una forma diferente a la escrita o la oralidad.

    Por eso María, la protagonista del libro, una vez instalada en Bogotá, conoce a la profesora Stella, gracias a quien aprende a leer y a aproximarse a las diversas formas de expresión corporal a través de posturas, gestos, marcas e incluso costumbres de sus nuevos compañeros de clase.

    Sus autores son los tres hermanos Díaz Cuevas, dos de ellos egresados y uno que estudiante de la UNAL. Adriana es lingüista, Martha, arquitecta y Sebastián adelanta Educación Física, quienes decidieron fusionar sus conocimientos y dejar su huella en este maravilloso proyecto.

    “El libro nace a partir de los vínculos que construimos entre la familia, siendo conscientes de lo diferentes que somos. El cuerpo es una herramienta que todos poseemos, cada uno con características diferentes pero que nos permite narrar o comunicar las vivencias que hemos tenido a lo largo de nuestra vida”, comenta Adriana.

    Por otro lado, Martha explica que “el libro lleva al niño a entender la idea de la relación entre comunicación y corporalidad, la cual está presente en el desarrollo social de una persona, sus creencias y percepciones, siendo fundamental que conozca y explore dicha relación y pueda entender las consecuencias que conlleva cualquier decisión tomada”.

    “Invitamos a los padres de familia para que permitan que sus hijos se desarrollen libremente en la expresión corporal, fomenten el juego y propicien en ellos una exploración de las múltiples formas de comunicación, elementos vitales en la infancia para el desarrollo de habilidades personales y sociales”.

    Gestos, movimiento del cuerpo y cicatrices

    En el relato, María descubre que ella y sus compañeros pueden leer y escribir la historia de sus vidas en sus cuerpos, a través de sus posturas, sus gestos, sus marcas e incluso sus costumbres, lo que logran a través del ejercicio de la socialización que hacen cada día un compañero en la clase de la profesora Stella.

    Un día María les narra con nostalgia a sus compañeros cuánto extraña la tranquilidad y silencio de su pueblo en Sibundoy, donde podía salir a recoger algunas frutas de los árboles cerca de su casa y cómo se divertía con sus amigos al perseguir los perros ladrones que se las llevaban.

    También les habla del ritual “shinÿak”, practicado a cada recién nacido de su comunidad, y que consiste en sembrar la placenta y el ombligo del niño como señal de que cada persona volverá a su territorio y seguirá con el legado de su pueblo.

    “Historias como las de María se escuchan a diario, pues son producto del desplazamiento y la migración forzada que vive la población colombiana o los pueblos indígenas, debido a falta de garantías por parte del Estado y a las precarias condiciones socioeconómicas en las cuales viven en sus regiones, afectando su calidad de vida y bienestar”, concluye la lingüista Díaz.