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Agroindustria de alimentos, ¿cuota de calentamiento global?

    En el sector de alimentos, la agroindustria es la mayor emisora de gases de efecto invernadero (GEI), ya que el 90 % de los combustibles que utiliza son fósiles, además de emplear del 75 al 80 % de la tierra y el agua destinadas al sector agrícola, y solo da de comer al 30 % de la población mundial.

    En contraste, el 70 % de la población del planeta depende para su alimentación de las redes campesinas, indígenas, artesanales, pastores, recolectores y huertas urbanas. En total, estos grupos tienen menos del 25 % de la tierra y usan el 10 % de los combustibles.

    Así lo señaló la periodista e investigadora Silvia Ribeiro, miembro del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (Grupo ETC), invitada por la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

    “No es que solo produzcan el 30 %, es mucho más, pero desperdician una cantidad enorme en procesamiento, transporte, y empaque. Además, una gran parte de lo que venden no es comida sino algo parecido. Gastan todo, contaminan todo y no alimentan. Esta cadena ha convertido a la producción agroindustrial en uno de los mayores problemas de salud de las personas y del planeta”, sostuvo.

    Y agregó que “la crisis ambiental no es solo sobre el aumento de la temperatura, la emergencia de la biodiversidad, los sistemas acuáticos y marinos o la desigualdad mundial. Los principales responsables enfocan las crisis en una sola dirección: la temperatura, pero no quieren atenderla, sino hacer nuevos negocios con esta”.

    “No me gusta decir que el calentamiento global es culpa de los seres humanos, porque hubo muchos antes de 1990 y jamás se había producido el cambio climático. Es del sistema capitalista de producción y consumo”, subrayó la especialista.

    La mayor parte de los GEI se dan por la expansión del modelo de producción y consumo industrial basado en combustibles fósiles –petróleo, gas y carbón–, los cuales se usan para la explotación y generación de energía para el sistema alimentario agroindustrial, incluida la deforestación, el transporte y la infraestructura.

    Cada cinco o seis años, el IPCC realiza una evaluación sobre el cambio climático. En la industria alimentaria, el 25 % de los GEI tienen que ver con la explotación y generación de energía, el 20 % con la deforestación y el uso de suelos, y el 14 % con el transporte.

    Diez países, especialmente EE. UU. y algunos europeos, causaron dos tercios de todos los gases que se han emitido hasta ahora. Además, solo hay 100 empresas –la mayoría de petróleo, carbón y cementeras– que generan el 71 % de los gases emitidos.

    Propuestas vacías a problemas reales

    Según la conferencista, “las organizaciones saben que –por diferentes causas– no pueden asumir la responsabilidad, y por eso discuten medidas y soluciones falsas que no van realmente a las causas del problema”.

    “Entre esas, se inventaron el concepto de las ‘emisiones netas cero’ o ‘netas negativas’, lo que quiere decir que no importa la cantidad de GEI que se emitan, sino si se compensan con tecnología o mercados de carbono. Cero neto no es cero, porque neto es, en contabilidad, una suma y una resta, no una medida real”.

    “No se puede seguir emitiendo. Le están diciendo a la gente que podría haber una solución tecnológica que no existe, y eso es grave. La infraestructura puede tardar en su instalación 10, 20, 30 años, y para ese momento las emisiones van a seguir y no va a ser suficiente, por eso digo que son falsas”, enfatiza la experta.

    Desde el punto de vista de la investigadora Ribeiro, para cumplir con el compromiso de neutralidad se requieren 20 millones de hectáreas de tierra por año, generando un nuevo despojo a la apropiación.

    También recurren a la “agricultura climáticamente inteligente” para vincular por primera vez los suelos agrícolas a los mercados de carbono, pues están midiendo, desde drones y diferentes sistemas digitales, la absorción de carbono de los suelos, lo que se ha convertido en un nuevo negocio: comprar datos de tierras que no les pertenecen para limpiar sus emisiones.

    “Por eso no hablan de reducir las emisiones sino de ser neutrales climáticamente para tal año. No dicen que las van a reducir porque en realidad las van a subir, pero las van a compensar, un negocio para los mismos que propician el cambio climático” reflexionó.

    “Tendría que haber un raciocinio que dijera que si el agroindustrial solo alimenta al 30 % de la población, y para eso se ha apropiado del 80 % de los recursos, y además provoca este desastre, se debe terminar con este sistema, que también es el principal factor de producción de pandemias”.

    “Ya no se trata solo de una opción de comer comida agroecológica o campesina, es casi de sobrevivencia. La naturaleza no es una solución. La solución es detenernos”, sentenció la conferencista invitada por la UNAL.