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Desarrollo Rural

¡A la medida!: campesinos tendrán viviendas que se ajusten a sus necesidades

    Después de hablar con familias campesinas sobre sus necesidades de vivienda, se identificó que la mayoría de estas son pequeñas para el número de integrantes y no velan por su tradición cultural, de ahí que se proponga una metodología centrada en las respuestas de las personas para crear un diseño arquitectónico a la medida, más económico y confortable. En el nuevo prototipo el protagonista es el adobe, un tipo de ladrillo hecho especialmente de tierra cruda, arena, agua, y en ocasiones fibras vegetales.

    Históricamente la vivienda se ha establecido como uno de los pilares fundamentales para una vida plena y digna. En Colombia, las viviendas de interés social rural (VISR) son una importante iniciativa destinada a proporcionar soluciones habitacionales asequibles para personas de bajos ingresos, en especial campesinas. Estas viviendas forman parte de los esfuerzos gubernamentales para abordar la carencia habitacional y ofrecer hogares que puedan pagar aquellos que más lo necesitan.

    A pesar de las facilidades que brindan las VISR, algunos expertos en construcción opinan que muchas veces estas no cumplen plenamente con su objetivo de proporcionar un hogar cómodo y adecuado para sus habitantes. El arquitecto Alejandro García Peñuela, magíster en Construcción de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien ha dedicado su experiencia de más de 10 años a la arquitectura habitacional, abordó esta problemática y la transformó en una oportunidad para mejorar la calidad de vida de familias rurales.

    La metodología propuesta por el magíster busca acercarse a los usuarios de manera integral, alejándose de imponer soluciones únicas y estandarizadas. En vez de eso, el enfoque se centra en conocer a fondo a las familias que ocuparían las viviendas y entender sus necesidades y dinámicas habitacionales antes de establecer el diseño de la vivienda. Para ello se apoyó en entrevistas y conversaciones con los habitantes, analizó las condiciones del territorio y estudió las ejecuciones de proyectos previos.

    “Parte del estudio se basa en una encuesta que los arquitectos pueden utilizar. El cuestionario incluye preguntas orientadas a lograr un mayor acercamiento a la familia, con preguntas que abarcan el desarrollo progresivo de la vivienda, información sobre el programa VIS, los servicios públicos a los que tienen acceso y su sensación integral de bienestar; así los arquitectos pueden tener una visión más integral de lo que requiere cada familia y obtener viviendas con mayor confort”, sustenta el magíster.

    Como resultado de la aplicación de esta metodología se creó un prototipo de VISR con un sistema constructivo acorde con la región como el adobe, cuyo uso no solo reduce costos sino que también se adapta mejor a las condiciones climáticas de la Sabana de Bogotá, proporcionando una sensación integral de bienestar a sus habitantes.

    El diseño de la vivienda resultante es en forma de L, compuesto por un módulo habitacional y otro de servicios con dos habitaciones, se puede expandirse según las necesidades de cada familia y también cuenta con un cuarto técnico y un baño. Sin embargo, lo que hace especial a esta vivienda son las dos cocinas: una interior y otra exterior, que permite la instalar una estufa de leña, ya que esta es tradicional en la cultura campesina.

    “La casa tiene una superficie de 145 m2 y cada metro cuadrado cuesta alrededor de 703.000 pesos que, frente a proyectos ejecutados antes, cuyo metro cuadrado rondaba los 778.000 pesos, se logra una reducción cercana al 10 % en los costos”, concluye el magíster García.

    Históricamente la vivienda se ha establecido como uno de los pilares fundamentales para una vida plena y digna. En Colombia, las viviendas de interés social rural (VISR) son una importante iniciativa destinada a proporcionar soluciones habitacionales asequibles para personas de bajos ingresos, en especial campesinas. Estas viviendas forman parte de los esfuerzos gubernamentales para abordar la carencia habitacional y ofrecer hogares que puedan pagar aquellos que más lo necesitan.

    A pesar de las facilidades que brindan las VISR, algunos expertos en construcción opinan que muchas veces estas no cumplen plenamente con su objetivo de proporcionar un hogar cómodo y adecuado para sus habitantes. El arquitecto Alejandro García Peñuela, magíster en Construcción de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien ha dedicado su experiencia de más de 10 años a la arquitectura habitacional, abordó esta problemática y la transformó en una oportunidad para mejorar la calidad de vida de familias rurales.

    La metodología propuesta por el magíster busca acercarse a los usuarios de manera integral, alejándose de imponer soluciones únicas y estandarizadas. En vez de eso, el enfoque se centra en conocer a fondo a las familias que ocuparían las viviendas y entender sus necesidades y dinámicas habitacionales antes de establecer el diseño de la vivienda. Para ello se apoyó en entrevistas y conversaciones con los habitantes, analizó las condiciones del territorio y estudió las ejecuciones de proyectos previos.

    “Parte del estudio se basa en una encuesta que los arquitectos pueden utilizar. El cuestionario incluye preguntas orientadas a lograr un mayor acercamiento a la familia, con preguntas que abarcan el desarrollo progresivo de la vivienda, información sobre el programa VIS, los servicios públicos a los que tienen acceso y su sensación integral de bienestar; así los arquitectos pueden tener una visión más integral de lo que requiere cada familia y obtener viviendas con mayor confort”, sustenta el magíster.

    Como resultado de la aplicación de esta metodología se creó un prototipo de VISR con un sistema constructivo acorde con la región como el adobe, cuyo uso no solo reduce costos sino que también se adapta mejor a las condiciones climáticas de la Sabana de Bogotá, proporcionando una sensación integral de bienestar a sus habitantes.

    El diseño de la vivienda resultante es en forma de L, compuesto por un módulo habitacional y otro de servicios con dos habitaciones, se puede expandirse según las necesidades de cada familia y también cuenta con un cuarto técnico y un baño. Sin embargo, lo que hace especial a esta vivienda son las dos cocinas: una interior y otra exterior, que permite la instalar una estufa de leña, ya que esta es tradicional en la cultura campesina.

    “La casa tiene una superficie de 145 m2 y cada metro cuadrado cuesta alrededor de 703.000 pesos que, frente a proyectos ejecutados antes, cuyo metro cuadrado rondaba los 778.000 pesos, se logra una reducción cercana al 10 % en los costos”, concluye el magíster García.