Sin vientos, la zona ecuatorial no sería habitable por temperaturas extremas
Aunque el viento es uno solo, no en todos los lugares se comporta igual. Foto: Franklin Jacome / NurPhoto / NurPhoto vía AFP.
Las brisas que se sienten cambian constantemente y cumplen una función fundamental para regular el clima que hace posible la vida en la Tierra. Foto: Marijan Murat / DPA / dpa Picture-Alliance vía AFP.
Los huracanes se caracterizan por vientos fuertes, lluvias intensas y la formación de un ojo en el centro. Foto: Adalberto Roque / AFP.
Los tornados son mucho más pequeños que los huracanes, pero pueden ser extremadamente destructivos debido a sus vientos rápidos y concentrados. Foto: Giorgio Viera / AFP.
El profesor Daniel Hernández explicó este tema en el ABC de Periódico UNAL. Foto: archivo Unimedios.
Lo que comúnmente conocemos como vientos, esos que hacen posible desde elevar una cometa hasta generar energía renovable, es aire que está en movimiento, impulsado por diferencias de presión atmosférica causadas por las variaciones de temperatura que hay alrededor del planeta.
La línea ecuatorial recibe una cantidad significativa de radiación solar que calienta rápidamente la superficie terrestre, haciendo que las temperaturas aumenten considerablemente. Sin embargo, gracias a la presencia del viento, este calor se redistribuye hacia otras partes del planeta, manteniendo un clima relativamente estable y habitable en la región.
Si no existiera esta acción del viento -en un escenario hipotético para explicar una de sus funciones o beneficios humanos- las temperaturas en el Ecuador se volverían extremas. Durante el día, el calor se acumularía sin posibilidad de disiparse, alcanzando niveles insoportables para la vida, y durante la noche, la falta de vientos evitaría la llegada de aire más fresco.
Según explica el profesor Daniel Hernández Deckers, doctor en Modelamiento Climático y coordinador de la Maestría en Ciencias - Meteorología del Departamento de Geociencias de la UNAL, ese movimiento del viento se mide respecto a la superficie de la Tierra.
“El aire se mueve porque siente una diferencia de presión. Imaginemos dos columnas de aire, una a nuestra izquierda y otra a nuestra derecha. Si la columna de aire a la izquierda tiene más peso, es decir, más masa de aire encima, entonces esta columna ejercerá una mayor presión que la columna de la derecha, que tiene menos masa de aire”, explica.
Dicha diferencia de presión atmosférica se puede generar a partir de variaciones de temperatura. Un escenario hipotético ilustrado por el experto es aquel en el que a un lado se tiene un continente y al otro lado, un océano. En ese caso, durante el día la radiación solar calentaría más rápidamente el continente que el océano, y como resultado el aire sobre el continente se calentaría, se volvería menos denso y comenzaría a ascender.
El profesor Hernández explica que toda la dinámica de los vientos opera a diferentes escalas; desde los grandes vientos planetarios como los alisios hasta fenómenos regionales como los monzones, y manifestaciones locales como las brisas marinas.
“Cuando hablamos de vientos planetarios nos referimos a corrientes de aire a escala global. Ahí nos referimos a los vientos alisios y los vientos del oeste que forman parte de la circulación general de la atmósfera y tienen una influencia significativa en el clima global”, amplía.
Por otro lado, están los vientos a escala regional, donde uno de los fenómenos más conocidos es el monzón asiático, cuya diferencia de temperatura entre el océano Índico y el continente asiático provoca cambios estacionales en el viento. En cuanto a la escala local, se encuentran las brisas marinas, de montaña y terrestres que siguen un patrón diario: durante el día, la brisa viene del océano, y durante la noche se invierte soplando desde el continente.
Sobre los fenómenos meteorológicos extremos, el experto señala que los tornados son “un sistema de circulación muy pequeño -de 100 a 200 m- e intenso donde se forma una baja presión localizada y gradiente que pone a rotar el aire. La misma fuerza centrífuga de la rotación lo hace girar”.
Los huracanes, por el contrario, son fenómenos meteorológicos mucho más grandes que se pueden extender por cientos de kilómetros y son influenciados por la fuerza de Coriolis, en la que los vientos y corrientes de agua se desvían de su trayectoria recta debido a la rotación de la Tierra.
“Los huracanes difícilmente ocurren sobre el ecuador porque allí la fuerza de Coriolis no existe debido a la rotación de la Tierra. Además, estos sistemas requieren la energía proporcionada por la evaporación del océano, por lo que se disipan rápidamente al tocar tierra firme”, aclara.
Tras explicar las clasificaciones del viento, enfatiza en que esta corriente de aire es indispensable para redistribuir la energía en la atmósfera; es decir, si el aire no existiera “la temperatura estaría subiendo y subiendo al infinito, y en latitudes bajas sería muy fría”, concluye.