Padres más formados apoyan mejor a niños con problemas de lectura y lenguaje
El lenguaje es vital para las personas, pues además de permitir la comunicación, es útil para regular su conducta. Peter Kramer / Getty Images North America / Getty Images via AFP
Las dificultades del lenguaje pueden afectar el desempeño académico en el largo plazo, y de manera notoria otras habilidades sociales. Fotos: Unimedios
Es importante hablarle al niño mirándolo a la cara, poniéndose a su altura, hacerlo lentamente y acentuando las palabras más importantes.
Use el tiempo de calidad en familia para hablar con sus hijos y leer juntos. RAIGO PAJULA / AFP
Limitarles el uso del celular o las tablets a niños menores de 2 años ayuda a mejorar el desarrollo del lenguaje.
Así lo confirmó un estudio adelantado en el Centro de la Comunicación Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), en el cual participaron 30 niños –15 diagnosticados con TDL y 15 sin esta condición– de entre 9 y 12 años que cursan entre tercero y quinto de primaria.
“Por ejemplo, las madres con mayor formación desarrollan prácticas de alfabetización emergentes relacionadas con el conocimiento del alfabeto o la lectura compartida, estrategias directamente ligadas a las habilidades del lenguaje receptivo y expresivo de sus hijos”, menciona la fonoaudióloga Angélica Mateus, magíster en Neurociencias de la Facultad de Medicina de la UNAL.
Con respecto al apoyo familiar –tiempo dedicado tanto a las tareas escolares como a actividades no relacionadas con estas, o regularidad de la asistencia de los padres a las reuniones escolares–, la investigación encontró fuertes relaciones entre esta variable tanto con el lenguaje oral como con las habilidades de lectura.
El nivel educativo y el apoyo familiar tienen un efecto directo sobre el nivel de lectura de los participantes, lo cual podría enriquecer el entorno lingüístico de los niños y con ello reducir los efectos negativos que los menores con TDA tienen sobre el rendimiento escolar.
Padecer de un déficit de este tipo suele ocasionar dificultades en otras áreas del desarrollo como la conducta, la atención, la socialización y el acceso a la lectoescritura.
La fonoaudióloga Judy Constanza Beltrán, coordinadora del Centro de la Comunicación Humana y coautora del estudio, anota que “cuando los niños padecen TDL, les cuesta construir oraciones con sentido o morfosintaxis”.
La profesora María Fernanda Lara, de la Facultad de Medicina y coautora de la investigación, menciona que para el estudio se evaluó el lenguaje oral, la conciencia fonológica y las habilidades lectoras, a través de baterías estandarizadas que permiten tener una medida cuantitativa sobre los procesos lingüísticos y de aprendizaje lector en niños.
“Al medir el desempeño de la conciencia fonológica, que es la habilidad de manipular los sonidos dentro de una palabra y que es fundamental para el desarrollo de la lectura, se encontró que el grupo de niños con TDL presentan un déficit significativo, pues mientras ellos alcanzan 23 puntos el grupo control obtiene 41, es decir que los niños con trastorno de lenguaje erraron en más del 50 % de los ítems evaluados, lo cual se puede ver reflejado en dificultades para el aprendizaje de la lectoescritura”.
En cuanto a la precisión, comprensión y velocidad en la lectura, los niños con TDL presentaron un menor rendimiento en todas las tareas evaluadas, lo cual puede determinar un menor rendimiento escolar en el futuro.
Así mismo, los niños con TDL tenían un promedio académico más bajo y una tasa de repetición del año escolar más alta, lo que evidencia que las dificultades en el lenguaje van más allá del aprendizaje inicial de las palabras e interfieren en la vida académica posterior, lo que ratifica la importancia del lenguaje oral en el aula y la necesidad de apoyo terapéutico para tener una escolaridad exitosa.
Para las investigadoras, la detección y la intervención precoz de los trastornos de lenguaje es muy importante para disminuir los efectos negativos de las alteraciones lingüísticas y sus posibles consecuencias sobre la conducta, la socialización y el aprendizaje, por lo que recomiendan la intervención de un fonoaudiólogo con orientación neurolingüística.
Los resultados del estudio fueron publicados en la revista científica Frontiers in Psychology.